Un magnate chino en criptomonedas pagó la cantidad, luego de una puja de 5 minutos, por un plátano pegado con cinta adhesiva a una pared. No es cuento, es arte conceptual
Hierve entusiasta el mundo del arte. “Comedian” la obra de Maurizio Cattelan alcanzó la sorprendente cifra de 6,2 millones de dólares en la subasta de Sotheby’s. Una cifra exorbitante en un mercado del arte desacelerado. No deja de sorprender que se pague tanto dinero por un plátano pegado con una cinta adhesiva a la pared.
En un día que quedará marcado en la historia del arte contemporáneo, la pieza de fruta común y corriente se convirtió en objeto del deseo de los coleccionistas. La puja duró 5 minutos. había comenzado en 800.000 dólares entre 7 rivales. El plátano, sujeto a una pared con cinta adhesiva fue adquirido, finalmente, por un magnate de criptomonedas chino.
«Son palabras que nunca pensé que diría: cinco millones de dólares por un plátano», exclamó el subastador ante la atónita audiencia. La venta de “Comedian” superó ampliamente las estimaciones iniciales. Una demostración de que incluso en un mercado desacelerado, las obras que desafían expectativas y generan debate pueden alcanzar precios astronómicos.
Luego de la subasta, Sotheby’s emitió un comunicado en el que afirma que “ninguna otra obra de arte del siglo XXI ha causado tanto escándalo, estimulado la imaginación y desafiado la propia definición del arte contemporáneo, como lo ha hecho esta pieza”. (También desafía el sentido común).
Hay críticos que la consideran una valiosa pieza de arte conceptual. Comparable a la “Bicicleta montada” de Marcel Duchamp de 1913 y las latas de sopa Campbell’s de Andy Warhol. Otros piensan que es una muestra más del ridículo esnobismo característicos del arte moderno impulsado por los mercaderes del arte y el hambre insaciable de los nuevos ricos para ostentar su riqueza.
Sensación viral
«Comedian» se convirtió en una sensación viral cuando se presentó por primera vez en Art Basel Miami Beach en 2019. La galería Perrotin vendió tres ediciones de la obra cuyo valor osciló entre 120.000 y 150.000 dólares cada una. La multitud resultó tan molesta que la galería acabó sacando el banano del stand después de que un artista de performance, David Datuna, lo arrancara de la pared y se lo comiera.
En Sotheby’s, el banano volvió con una estimación inicial entre 1 y 1,5 millones de dólares, pero el precio final de remate de 5,2 millones de dólares (más la comisión de la casa de subastas) multiplicó por 6 su estimación más baja. Algunos críticos elogian la obra por su ironía y su crítica a la especulación del mercado. Otros lo ven como una burla insensata.
En una entrevista Cattelan dijo que la concibió como una crítica satírica a la especulación del mercado. Pretendía buscar respuesta a una interrogante: ¿Sobre qué base un objeto adquiere valor en el sistema del arte? “Estoy ansioso por ver cuáles serán las respuestas”, había comentado antes de la subasta.
La pieza mide 20 cm por 20 cm por 5 cm. Su nuevo propietario recibió un rollo de cinta adhesiva, un banano y un certificado de autenticidad, junto con 14 páginas de instrucciones para su instalación. Tendrá que reemplazar el plátano por su cuenta cada semana y colocarlo en posición vertical, aproximadamente a la altura de los ojos.
A pesar de su naturaleza perecedera, el plátano de Cattelan ha demostrado ser una inversión lucrativa. Después de su debut en el Miami Art Basel, realizó una gira mundial, exhibiéndose en ciudades como Dubai, Tokio y Taipei. Actualmente, se encuentra en la sala de exposiciones de Sotheby’s en Nueva York. (Seguramente protegido por un vidrio, no sea que alguien pretenda robarlo, o comérselo como en Miami)
Magnate de las cripto
La subasta permitió a Justin Sun agregar la obra a su colección. El empresario chino de 34 años y magnate de las criptomonedas ha gastado millones en arte tradicional y digital. Su colección incluye una escultura de 1947 de Alberto Giacometti y un NFT de casi 600.000 dólares de una mascota de piedra.
“Soy Justin Sun, y estoy emocionado de compartir que he adquirido con éxito la icónica obra de Maurizio Cattelan, Comedian por 6,2 millones de dólares. Esto no es sólo una obra de arte; representa un fenómeno cultural…”, escribió, luego de ver la subasta por Internet desde Hong Kong.
Sun, fundador de la criptomoneda Tron, es un inversor que apostó temprano a Bitcoin y propietario de Poloniex, una plataforma de intercambio de criptomonedas. En 2019, pagó 4,6 millones de dólares en una subasta benéfica para tener una comida privada con Warren Buffet. Dos años después, ofreció 28 millones de dólares en una subasta para ser el primer pasajero en volar en un cohete de turismo espacial.
El empresario dijo, en justificación de su adquisición que «Comedian» representa «un fenómeno cultural que une los mundos del arte, los memes y la comunidad de criptomonedas». Vincula su interés por el arte con el auge de las criptomonedas y el cambio de paradigma que ha experimentado el mercado del arte en los últimos años.
«Desde la elección de Donald J. Trump y el aumento en el valor de las criptomonedas, creo que seguiremos viendo una fuerte compra de arte por la comunidad criptográfica», dijo.
Luego, un anuncio del empresario alimentó más la polémica: “En los próximos días comeré personalmente el plátano como parte de esta experiencia artística única. Honraré su lugar tanto en la historia del arte como en la cultura popular”.
Por supuesto, no falta quien interprete el gesto como “una crítica a la mercantilización del arte” y no como el destino lógico del plátano de marras.
Maurizio Cattelan: el provocador
El autor, Maurizio Cattelan, irreverente artista italiano de 64 años de edad, es reconocido en el mundo del arte contemporáneo por sus obras provocativas y satíricas. Su capacidad para desafiar las convenciones y generar debates lo ha convertido en una figura clave en el panorama artístico actual.
Comenzó su carrera en la década de los ochenta, pero fue en los noventa comenzó a destacar con obras como «La Nona Ora», una escultura que representa a Juan Pablo II impactado por un meteorito. Generó una gran controversia en su momento y sentó las bases de su característico estilo: la provocación sobre temas profundos a través de objetos cotidianos.
En su trayectoria, ha explorado diversos temas, desde la religión y la política hasta el poder y la muerte. Sus obras, realizadas con materiales poco convencionales como la taxidermia, generan reacciones encontradas. Pero el artista defiende su trabajo como una forma de reflexionar sobre la sociedad y la cultura. «La originalidad no existe por sí misma», afirma, «mi enfoque artístico implica una evolución de ideas previas».
Una de sus obras más famosas es precisamente «Comedian», la pieza que fue vendida en la subasta por 6,2 millones de dólares. Aclaremos qué fue exactamente lo que compró Sun. Al ser una obra conceptual, lo importante de la obra es la idea que rodea la acción de pegar un plátano en la pared y venderlo por un precio mucho más alto del valor comercial de la fruta.
Lo que se compra realmente es la idea de la obra y la capacidad de reproducirla oficialmente como una pieza de Cattelan. Respaldada por un certificado de autenticidad y unas instrucciones sobre cómo volver a instalarla. (En las cuales se especifica que debe pegarse el plátano a 175 cm del piso y que debe reemplazarse cada 7 a 10 días, así como lo está leyendo).
Ironías del mundo del arte
El plátano que se vendió en Sotheby’s por millones de dólares fue comprado ese mismo día en un puesto de frutas cercano por 35 centavos de dólar. El vendedor, un hombre de Bangladesh, no sabía que uno de sus frutos se estaba vendiendo por varios millones de veces su precio original.
Cattelan dice que concibió “Comedian” como un ataque satírico a la especulación del mercado. Ironías del destino el plátano pegado con cinta adhesiva a la pared lo puso en la portada del New York Post y ese especulativo mercado le ha brindado pingües beneficios.
Cattelan explicó que su intención era satirizar la especulación desenfrenada que caracteriza al mercado del arte contemporáneo. «¿Sobre qué base un objeto adquiere valor en el sistema del arte?», se pregunta. Pretendía poner de manifiesto lo absurdo de un sistema que asigna precios exorbitantes a objetos aparentemente banales, y vaya si logró demostrarlo.
«Para mí, Comedian no era una broma, era un comentario sincero y una reflexión sobre lo que valoramos», afirmó Cattelan. El artista quería jugar dentro del sistema, pero con sus propias reglas. «En las ferias de arte reinan la velocidad y el negocio, así que lo vi así: si tuviera que estar en una feria, podría vender un plátano como otros venden sus cuadros», dijo. Por cierto, lo vendió, no una, varias veces, cada vez a un precio más alto.
Cattelan a lo largo de su carrera ha sido un crítico feroz del mercado del arte. «Lo que me molesta es que después de la primera venta, el artista ya no se beneficia a medida que la obra cambia de manos, -se queja. – Las casas de subastas y los coleccionistas cosechan los beneficios. Mientras que el creador, que fabrica el objeto mismo que impulsa el mercado, se queda fuera».
Polémica como estilo
El artista no es ajeno a la polémica. En 2016 instaló un inodoro de oro macizo en un baño del Museo Guggenheim. En otra ocasión, pegó con cinta adhesiva a su propio marchante a una pared de una galería. Acciones a través de las cuales el artista denuncia las injusticias del sistema.
Con «Comedian», desde que la presentó en Miami, desató un intenso debate sobre la naturaleza del arte, el papel del mercado y la capacidad de un objeto cotidiano para convertirse en un icono cultural. “¿Qué hay detrás de esta aparente broma? ¿Es simplemente una provocación o una profunda reflexión sobre nuestra sociedad?”, eran las interrogantes que se planteaban entre los sesudos críticos.
Según Jason Farago, crítico de arte del New York Times, Cattelan, ha demostrado ser un maestro en la subversión de los códigos del arte y la cultura en obras como «Novecento», (donde un caballo disecado cuelga como un candelabro), o «La Rivoluzione Siamo Noi», (en la que el propio artista aparece como una muñeca colgada de un perchero.
«Comedian»- apunta- se inscribe en esta línea, “pero va más allá, cuestionando los límites entre lo artístico y lo cotidiano, lo original y la copia”. Farago explica que el plátano de Cattelan no es solo una obra de arte, “también una crítica social”.
Para el crítico del NYT al igual que «Fountain» de Duchamp, «Comedian» pone en tela de juicio la autoridad de las instituciones artísticas y la sacralización de la obra de arte. Pero a diferencia de Duchamp, Cattelan no se limita a desafiar las convenciones. También explora las relaciones de poder que subyacen en el mercado del arte y en nuestra sociedad. La intelectualización del arte por parte de los críticos no deja de sorprender. ¡Cuánta profundidad filosófica encerrada en un plátano pegado a una pared!
Controversial Arte Conceptual
La estratosférica cifra alcanzada por el “Comedian” de Maurizio Cattelan, reflota el debate sobre la validez o banalidad del arte conceptual. Una corriente que surgió en las décadas de 1960 y 1970, y que se caracteriza por la primacía de la idea o el concepto sobre el objeto físico de la obra. Un enfoque polémico y controversial que desafía las nociones tradicionales de arte.
Como la carencia de la habilidad técnica, complejidad de las ideas que dificultan su comprensión para el público general y la sobrevaloración de las obras producto de la mercantilización. Pese a las críticas es un movimiento artístico influyente que cuenta con un gran respaldo de los galeristas, marchantes y quienes aman intelectualizar el arte.
“Comedian”, diseñada como un irónico cuestionamiento del mercado del arte, es el mejor ejemplo de lo que en teoría critica. El valor de la obra deviene de la popularidad y viralidad que alcanzó ante el absurdo de la propuesta y lo insólito del precio que los compradores pagaron por él.
Cattelan que dice cuestionar los mecanismos que determinan qué es arte y por qué se pagan sumas exorbitantes por ciertas obras, le ha sacado todo el provecho publicitario y económico posible (en millones constantes y sonantes) a un plátano y una cinta de pegar.
Los críticos, tan dados a menospreciar la cultura popular, alaban que se haya convertido en un meme y usado en piezas publicitarias de cadenas de comida rápida. Siete millonarios se pelearon 5 minutos, por un certificado y una lista de instrucciones (el dueño tiene que poner un nuevo plátano cada semana). Y los galeristas y marchantes obtienen más ganancias a costa de quienes dicen criticarles. Ni Ionesco hubiera escrito una obra que ejemplifique mejor el teatro del absurdo.