El Gobierno ha quedado expuesto con la emergencia del COVID-19. Cada día son mayores las críticas que van dirigidas al Ejecutivo, que aparece desbordado en algunos aspectos.
Los reproches van desde que no adoptaron las medidas a tiempo hasta la compra de materiales sanitarios inadecuados. Aunque el Gobierno resalta la gran cantidad de recursos que ha destinado a la atención de la crisis, los datos demuestran que no es solo un asunto de cantidad de recursos, sino también de gestión y administración.
España presenta 390 fallecimientos por cada millón de habitantes y es el país con la mayor mortalidad en el mundo. La estadística pone en entredicho la gestión gubernamental de la crisis.
Desde el Ejecutivo han querido achacar algunas de las fallas a los presuntos recortes de presupuestos que el gobierno de Mariano Rajoy (PP) había adoptado. Sin embargo, es un argumento solitario, sin fuerza. Tomando en cuenta que en comparación con Grecia o Portugal España tomó las medidas de confinamiento de forma tardía ni suspendió los actos masivos del 8 de marzo, además ha tenido múltiples y grandes fallos en la compra de material sanitario en el mercado internacional.
Gastar más no es gastar mejor
Que el Gobierno anuncie que ha destinado miles de millones de euros para atender la crisis sanitaria no quiere decir que lo está haciendo bien. Si se evaluara la gestión en todos los aspectos, se podría llegar a la conclusión de que gastar más no es gastar mejor.
Un estudio que elaboró el portal LibreMercado.com tomó en cuenta los indicadores del gasto público en salud que elabora Eurostat y las comparó con las cifras de mortalidad por habitante ligadas a la pandemia. La conclusión es que no hay una correlación entre gastar más y registrar un menos número de fallecidos. Al contrario.
El Gobierno puede proveer a las comunidades autónomas de 14.000 millones de euros extras, pero esos recursos no evitaron los fallecimientos que ocurrieron por no adoptar las medidas de confinamiento a tiempo. El Ejecutivo puede gastar recursos en la compra de toneladas de material sanitario, pero de nada sirven si están defectuosos.
España se sitúa en la zona media-baja de la tabla, con desembolsos que suponen el 6,1% del PIB en materia de salud, pero es el país con mayor letalidad en el mundo. Si se compara con Portugal, la gestión del gobierno de Pedro Sánchez queda aún más expuesta.
El Gobienro portugués dedica un porcentaje similar de su PIB al sector sanitario, solo 3 décimas por debajo, pero sus cifras de mortalidad per cápita asociada al coronavirus son un 86% más bajas: 56 fallecidos por cada millón de habitante.
Grecia un país que resistió
Grecia es uno de los países europeos que no se ha visto tan afectado por el coronavirus. Registra 2.245 casos y solo 116 fallecidos.
Estas cifras llaman la atención cuando se toma en cuenta que el gasto público de Grecia dirigido al sector sanitario asciende a solo el 5% de su PIB. De hecho fue uno de los sectores que tuvo más reducción de ingresos durante la crisis financiera de 2008, cuando el gobierno recortó el 25% de los recursos.
Pese a esos ajustes, Grecia tiene 10 fallecidos por cada millón de habitantes, muy lejos de los 390 de España. Todo se debe a la aplicación del confinamiento de forma temprana y a las buenas compras del equipo sanitario de protección.
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