Jose Mateos Mariscal
Yo, José Mateos Mariscal (migrante), especialista en sufrir microrracismo en Alemania. Nací en un barrio privado a las afueras de Zamora. Un barrio privado… Privado de luz, agua y teléfono (Rabiche, Zamora, España). Un barrio marginal.
«Los microrracismos son extensiones del racismo que son mucho más aceptadas en la sociedad. Las vemos como algo común y no tan ofensivas, incluso». “En este sentido, los microrracismos podrían ser esas actitudes o expresiones encubiertas que responden a un sistema de prejuicios sociales, pero que al expresarlos connotan violencia contra al otro”. «Los microrracismos no son diferentes al racismo, la única diferencia es que son más aceptados; incluso, podrían parecer no agresivos, pues no se han pensado como un racismo en sí, sino que se han instaurado de manera fija y se han interiorizado en la sociedad».
Alemania debate sobre racismo y la «salsa gitana» cambia de nombre
La sabrosa salsa gitana de la marca Knorr cambió de nombre. Ahora se encuentra en los supermercados como «salsa de pimientos al estilo húngaro». «La denominación ‘salsa gitana’ podría ser interpretada de forma negativa, por eso hemos decidido darle un nuevo nombre», dijo la empresa matriz Unilever al popular diario Bild am Sonntag. El Consejo Central Gitano saludó decisión, aunque considera que la polémica desatada por una salsa no es el contexto adecuado para debatir sobre el tema. El problema no es la salsa, sino el antiziganismo.
«Está bien que Knorr, aparentemente, haya reaccionado ante las quejas de muchas personas», dijo Romani Rose, presidente del Consejo Central. Pero agregó que le preocupa más el creciente antiziganismo en Alemania y Europa. “Para el Consejo Central Gitano, ni la salsa ni el escalope gitano tienen la máxima prioridad», aclaró.
Considera Rose mucho más importante poner en el contexto adecuado términos como «gitano» cuando, por ejemplo, «en los estadios de fútbol se utilizan los términos ‘gitano’ y ‘judío’ con intención abiertamente injuriante». El debate sobre la salsa no es nuevo. En agosto de 2013, el Foro Gitano exigió el cambio de nombre del producto y se le sumaron otras instituciones.
Entonces, el debate condujo al absurdo, con comparaciones con el «escalope del cazador» (Jägerschnitzel), las hamburgesas y los pastelitos conocidos como «berlineses». En 2015, el asunto derivó en acusaciones en el debate suscitado por Pegida, el movimiento contra la islamización de Occidente: en Alemania ya no se puede ni mencionar la «salsa gitana».
La página dedicada a los gitanos en la Universidad Libre de Berlín asegura que quien compare la «salsa gitana» con el escalope «cazador» o los pastelitos «berlineses», se equivoca de problema. No se trata de proteger a nadie del canibalismo o algo similar. Se trata más bien de hacer un «uso crítico y reflexivo del lenguaje», como pide Silvio Peritore, vicepresidente del Consejo Central Gitano.
El término «gitano» está cargado de connotaciones negativas y estereotipos racistas en el uso cotidiano del lenguaje alemán. Y el Consejo Central Gitano lo rechaza. Así, en el segundo congreso gitano en Ginebra, en 1978, se decidió sustituir el término “gitano” por «romani». Pero el término «gitano» se ha seguido utilizando hasta hoy, incluso como nombre de la famosa salsa que cambió de nombre.
Discriminación y comunidad gitana en Alemania
Sí, la pobreza y la exclusión afectan a una importante proporción de las familias gitanas con el agravante de ser migrantes en Alemania. La mala imagen social, el rechazo y las situaciones de discriminación afectan al conjunto de la comunidad.
No avanzaremos en el camino de la incorporación social mejorando solo las condiciones de vida, hay que hacer frente a las situaciones de discriminación y a los factores que la hacen posible.
Yo, José Mateos Mariscal, he entrado en tiendas en Alemania y me he tenido que salir. Te hacen sentir una persona inferior, te tratan con desprecio. Un racismo velado, una discriminación que pasa inadvertida para quienes no la experimentan. El día a día de la población gitana en Alemania.
Microrracismo en los supermercados alemanes
Los supermercados tienen en promedio cinco cajas, pero mantienen abiertas dos y a veces solo una. Eso sí, cuando las filas son largas abren una caja adicional. Entonces ocurre algo curioso: se pierde el orden y rectitud de los alemanes. Todos quieren llegar antes a la caja recién abierta. De todas formas, si hay fila la espera no será mayor de cinco minutos.
Todo el proceso de “caja” es muy rápido. Las cajeras son muy eficientes y no te das cuenta que es el momento de pagar. «Si te topas con la cajera «nazi», por tu tardanza en pagar se levanta de sopetón de su silla, » te mira fijamente a la cara y automáticamente revisa el carro con la mirada de Adolf. Solo por tener el pelo negro y la piel morena, ella sospecha que escondes en la esquina más remota del carro, debajo de un cartucho de maní, televisión de 50 pulgadas.
En el corto tiempo en que registran lo que compras te das cuenta del verdadero microrracismo. Con esa mirada de Hitler sientes que eres diferente, te sientes psicológicamente inferior por tener piel morena y pelo negro. Te quedas paralizado por unos momentos y debes estar atento para empacar tus cosas a medida que vayan pasando. No hay empaque ni bolsas gratis, las bolsas del super se pagan. Sufres microracismo en tus propias carnes .
En los centros comerciales de Alemania, por tener pelo negro y piel morena, te acusan con la mirada de haber robado. Doy fe de ello.
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