Por Juan Emilio Ballesteros
29/01/2017
Para todos aquellos que ya conocían la sensación inimitable de conducir un MINI y que se habían divertido al volante de cualquiera de los modelos de la mítica firma, convirtiéndose en incondicionales de su diseño y sus características tan peculiares, nace el innovador Clubman, un concepto sorprendente en el segmento de los compactos que se atreve a competir sin ningún complejo con los automóviles premium de su clase y, además, sin renunciar a las señas de identidad que han hecho de la marca un clásico en el mundo del motor. Pero, ¿cuál es en realidad su segmento?… Pues precisamente aquel que combina la funcionalidad con la versatilidad, que cubre las necesidades cotidianas, que se adapta al tráfico diario o se transforma en el vehículo para toda la familia, que es individualista y personal y recorre largas distancias, que tiene todo lo se puede pedir y que es capaz de asumir por instinto el rol que queramos darle en cada ocasión.
El nervio, el coraje, el diseño y la sofisticación se ponen ahora al servicio del tamaño, el confort y la habitabilidad para fabricar un coche que encandila al primer vistazo porque, además de encarnar todo aquello que nos hace vibrar, no renuncia a la hermosa madurez de una versión que es capaz de trascender cualquier época ya que su belleza es atemporal; mas allá de modas efímeras establece un canon que supera todas las reglas. Su carácter y personalidad se reflejan no solo en el diseño y los componentes del vehículo, sino también en las opciones que se ofrecen como complemento a las nuevas tecnologías, los dispositivos de seguridad y la conectividad inteligente que evidencian la vanguardia y el liderazgo.
El Clubman no quiebra nada pero rompe con todo, explota todas sus virtudes y añade unas habilidades y competencias que son capaces de colmar cualquier exigencia. Reinterpreta el concepto automovilístico shooting-brake, adaptado con creatividad e imaginación al segmento de los coches compactos. Mantiene su frontal con la esencia de la marca, que es como decir que respeta la memoria de todo lo que le hizo grande en el pasado, como los faros redondos y la parrilla hexagonal, aunque incorpora nuevos elementos aerodinámicos como las entradas de aire laterales. La iluminación incluye luces LED diurnas dentro de sus faros delanteros circulares. También añade unos marcados pasos de rueda y una sensación de techo flotante. Los pilotos traseros integrados en orientación horizontal son una novedad. En su interior siguen los guiños al pasado: instrumentación central de diseño redondo y botonera de estilo aeronáutico.
Sus detalles siempre han ido directos al corazón y ahí siguen, transmitiendo impresiones que acentúan las nuevas dimensiones –4,25 metros de largo y 1,8 metros de ancho, lo que supone +27 cm de largo y +9 cm de ancho comparado con el MINI 5 puertas–. Incluye asimismo elementos que en absoluto pueden pasar desapercibidos como su portón trasero dividido o la larga línea del techo. La sofisticada tecnología de su chasis transmite ese go-kart feeling tan propio de la marca. La gama del MINI Clubman queda en manos de tres opciones gasolina y tres diésel. En gasolina es posible elegir entre el MINI One de 102 caballos, el MINI Cooper de 136 caballos y el MINI Cooper S de 192 caballos. En diésel, la gama comienza con el MINI One D de 116 caballos, pasando después al Cooper D de 150 caballos y al Cooper SD de 190 caballos. Además, ya está disponible la versión John Cooper Works con 231 caballos