La llegada de formas de vida extraterrestre a nuestro planeta, tantas veces predicha por la ciencia ficción, en realidad pudo haberse producido hace mucho. Tanto como 4.000 millones de años atrás, según se deprende de una investigación basada en las observaciones de la sonda espacial Rosetta, de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Al menos, los compuestos que dieron origen a la vida pudieran haber llegado en cometas caídos en la Tierra. Estos podrían ser los ‘transmisores’ de un elemento presente en el ADN y las membranas celulares, esencial para el desarrollo de toda forma de vida, según la conocemos, como es el caso del fósforo.
Hasta hace poco, el origen de este elemento en el planeta era desconocido. Pero astrónomos del Observatorio Europeo Austral publicaron un estudio que revela que el fósforo tiene un origen interestelar. Este compuesto podría haber sido transportado a la Tierra por asteroides.
En un cometa lejano
Las observaciones de la sonda espacial Rosetta están arrojando luz sobre la misteriosa composición del cometa 67P / Churyumov-Gerasimenko. Este trabajo ha revelado una mezcla de compuestos que se consideran precursores esenciales para la vida. Entre ellos se encuentran sales de amonio y un tipo particular de hidrocarburos.
Estos nuevos estudios sugieren que el cometa obtuvo este material de la nube presolar donde se formó el Sistema Solar hace 4.600 millones de años.
El amoníaco, una molécula que comprende un átomo de nitrógeno y tres átomos de hidrógeno, es uno de los principales portadores de nitrógeno volátil, y se combina fácilmente con varios ácidos que se encuentran tanto en el espacio entre las estrellas como en el hielo de los cometas para formar sales. Se cree que estas sales de amonio son el punto de partida para compuestos mucho más complejos, como la urea y la glicina, el último de los cuales también se encontró en el cometa Rosetta, y se sabe que son precursores de la vida tal como la conocemos en la Tierra.
#BreakingNews 📡Astronomers reveal interstellar thread of one of life’s building blocks ✨https://t.co/WcDrKOXvkG #WednesdayWisdom pic.twitter.com/3148hmYVZI
— ALMA Observatory📡 (@almaobs) January 15, 2020
Un misterio por resolver
“La vida apareció en la Tierra hace unos 4.000 millones de años, pero aún no conocemos los procesos que la hicieron posible”, señaló Víctor Rivilla, investigador del Instituto Nacional de Italia para Astrofísica y autor principal de un novedoso estudio publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Según el estudio, los flujos gasíferos de las jóvenes estrellas masivas abren cavidades en el gas que las rodea. Luego, las moléculas de fósforo se forman en las paredes de esas cavidades. Cuando colapsan para formar una estrella, el monóxido de fósforo puede congelarse y quedar atrapado en los granos de polvo helado que orbitan a su alrededor. Posteriormente, esos granos se unen y forman cometas. Estos se convierten en transportadores de monóxido de fósforo hacia otros puntos de la galaxia, incluyendo planetas como la Tierra.
Una vez que tales moléculas fueron encontradas en las regiones formadoras de estrellas, los científicos pasaron a analizar un objeto del Sistema Solar –el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Allí pudieron confirmar que contenía monóxido de fósforo.
#Phosphorus is an essential element for life, but its presence on the early Earth is a mystery. Astronomers traced the journey of phosphorus from star-forming regions to comets using the combined powers of @ALMAObs and @ESA_Rosettahttps://t.co/MMWf8DhofM pic.twitter.com/RM7I9FnpCK
— ESO (@ESO) January 15, 2020
«Encontrar sales de amonio en el cometa es muy emocionante desde una perspectiva de astrobiología», agrega Kathrin. «Este descubrimiento destaca cuánto podemos aprender de estos intrigantes objetos celestes».
Una profunda investigación
Además de esta investigación de 67P, otro estudio reciente hizo uso de un VIRTIS (Espectrómetro de Imagen Térmica Visible e Infrarroja), que funcionó hasta mayo de 2015, para explorar las propiedades del núcleo del cometa.
Los investigadores exploraron varios millones de espectros infrarrojos reunidos con VIRTIS. Así, descubrieron signos claros de cadenas de hidrógeno y carbono conocidas como compuestos alifáticos orgánicos. Es la primera vez que se han visto estos compuestos en la superficie de un núcleo.
«De dónde y cuándo provienen estos compuestos alifáticos es muy importante, ya que se cree que son elementos esenciales de la vida, tal como la conocemos», explica el autor principal, Andrea Raponi, del INAF, el Instituto Nacional de Astrofísica en Italia.
«El origen de material como este que se encuentra en los cometas es crucial para nuestra comprensión, no solo de nuestro Sistema Solar, sino también de los sistemas planetarios en todo el Universo».
La sonda espacial Rosetta exploró el cometa 67P durante más de dos años. Terminó su misión y aterrizó en el cometa el 30 de septiembre de 2016.
«Aunque las operaciones de Rosetta terminaron hace más de tres años, todavía nos ofrece una cantidad increíble de nueva ciencia y sigue siendo una misión verdaderamente innovadora», agrega Matt Taylor, científico del proyecto Rosetta de la ESA.
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