Por Cambio16
17/03/2016
Utilizar la prosa poética para contar el duelo de encontrarse sin trabajo y en el paro es cuanto menos novedoso. La periodista y escritora Maite Cabrerizo se ha lanzado a esta aventura a través del libro Un buey enorme pisa mi lengua, que acerca al lector a la doble visión de una reportera que pasó de escribir las crónicas del desempleo desde la redacción de un periódico económico a hacerlo desde la cola del paro. “Porque el hecho de que ningún buey pise tu lengua siempre tiene consecuencias”, lamenta Cabrerizo.
Ése es el hilo conductor del libro, una aventura a lo desconocido, a ese temido mundo del desempleo que, por desgracia, muchos conocen. Miedo, sensación de vértigo, emociones encontradas en «un país de mentira donde el paro, dicen, ya está pasado de moda».
«Vamos a contar mentiras, tralará, y a decir que todo va bien», critica Cabrerizo. Antes, le pagaban por juntar letras con las que contaba historias de otros. Ahora, ha escrito este libro en primera persona para los que son una fría estadística del SEPE, como ella, y para los que temen serlo.
Poesía de rebeldía, del derecho a la pataleta, un libro crítico y con verdades que duelen donde la protagonista conjuga el verbo ‘parar’ y reivindica el derecho a conjugar el verbo ‘trabajar’. Pero Un buey enorme pisa mi lengua es también una oda a la integridad, un poemario de amor y una llamada a la esperanza, prologado por el poeta y periodista José María Triper. Porque al final de estas páginas, al final de este viaje a alguna parte, hay confianza en que el teléfono vuelva a sonar. «Enseguida te llaman», dicen. ¿Era enseguida o en seguida? «Las dos me valen», responde la escritora y protagonista.