María Jesús Such Devesa, Universidad de Alcalá; Ana B. Ramon Rodriguez, Universidad de Alicante y Patricia Aranda Cuéllar, Universidad de Alcalá
La globalización ha permitido que las personas nos relacionemos con enorme facilidad. Tanto es así que en 2019 los viajes internacionales se situaron en torno a los 1 500 millones de desplazamientos, favoreciendo el acceso de gran parte de la población mundial a los viajes. Esta es la esencia del turismo de masas, una industria que se basa en la movilidad, la interacción, la multiculturalidad y el contacto entre personas.
En las circunstancias actuales, el turismo puede considerarse a la vez causa y consecuencia de la crisis de la COVID-19. Desde el inicio de la pandemia, el turismo ha contribuido a la aceleración de los contagios por su intrínseca movilidad global.
Asimismo, la industria turística sufre intensamente la interrupción de la movilidad y de los contactos entre personas que ha traído la pandemia, siendo una de las actividades económicas más perjudicadas por la misma.
La enorme dependencia de España del mercado británico, principal emisor de turistas, pone en riesgo la incipiente recuperación experimentada en las últimas semanas.
Un mercado esencial para España
En cifras estatales, Reino Unido es un mercado esencial desde hace años. Sin ir más lejos, en 2019, 18 millones de los turistas que llegaron a España procedían de Reino Unido (de los 83,7 millones de turistas internacionales registrados ese año). En lo que respecta al gasto, también es el principal emisor, con un desembolso de 17 986 millones de euros, atendiendo a cifras de Egatur y Frontur, publicadas por el INE.
Si bien hasta los primeros días de agosto no se dispondrá de datos que reflejen el comportamiento del turismo internacional tras el estado de alarma, ciertas variables apuntan a una modesta recuperación del sector. Atendiendo a las afiliaciones mensuales en la Seguridad Social en 2020, divididas según la clasificación de actividades económicas CNAE-09, se puede observar un ligero repunte de afiliaciones tanto en régimen general como en autónomos, especialmente destacado en el ámbito del alojamiento.
Esto apuntalaba la idea de una expectativa de recuperación del alojamiento hotelero, que hasta el momento había estado reteniendo a sus trabajadores a través de los ERTEs. Este sector es clave por su contribución al total de contrataciones turísticas. El uso de servicios hoteleros está principalmente relacionado con el turismo internacional y, sobre todo, con aquel que viaja con paquete turístico, que todavía supone alrededor del 30% del total de llegadas internacionales.
Además, atendiendo a declaraciones de varios presidentes de asociaciones de empresarios hoteleros, parece que los británicos estaban comenzando a realizar reservas, a pesar de estar lejos de los niveles habituales para esta temporada del año. No obstante, permitían anticipar una normalización de las reservas de cara a octubre y noviembre.
Según Exceltur, las pérdidas derivadas del anuncio de la cuarentena obligatoria para residentes en Reino Unido, junto con las recomendaciones de Países Bajos, Noruega y Francia, podrían costar al sector turístico alrededor de 8.700 millones de euros entre agosto y septiembre.
El anuncio del Reino Unido de imponer cuarentena a los viajeros que lleguen desde España supone un duro golpe para el sector turístico español, en pleno intento de recuperación de la temporada turística tras la nula actividad durante el estado de alarma y la desescalada. El Gobierno de Reino Unido ya experimentó con medidas similares a mediados de junio con la imposición de una cuarentena para viajeros británicos que volvían al país pero, tras las presiones del sector turístico, se aprobaron listas de países de destino exentos de tener que cumplir esas medidas.
Se da la circunstancia de que el gobierno británico ha realizado esfuerzos por recomendar a sus ciudadanos disfrutar de sus vacaciones en el Reino Unido, a lo que se suma el esfuerzo por trasladar a su ciudadanía que el riesgo de contagios viene de fuera del país.
Sin embargo, el Reino Unido no ha impuesto medidas de protección básicas a su población, como el uso de las mascarillas pero exige cuarentena a los que llegan desde España. Algunas de las fuentes de origen británico en España, como Benidormforever, afirman que las condiciones de seguridad son mejores en España que en Reino Unido.
En la misma línea, la ministra española de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, afirma que hay territorios dentro de la península que están en una situación epidemiológica “mejor” que el Reino Unido.
Cabe pensar que se trata de una estrategia cortoplacista de corte proteccionista como consecuencia de la pandemia. Las pérdidas económicas para todos los países han sido enormes y cualquier operación que suponga pagos al exterior se interpreta como una debilidad para la posición de cada país. A modo de símil, la cuarentena obligatoria se podría asemejar a un arancel de tiempo y dinero que se impone al turista que decide gastar fuera del país.
Intereses británicos en juego
Hay más intereses británicos en juego en España, como pueden ser las inversiones en segundas residencias. Según el Colegio de Registradores, en torno al 15% de las operaciones de compraventa de vivienda en España en 2019 corresponden a titulares británicos. Será interesante ver la evolución que sufren estas propiedades inmobiliarias, ya duramente golpeadas desde la crisis de 2008.
Los alquileres a través de plataformas online han sido un refugio para estas inversiones, aunque la venta de las mismas probablemente seguirá la tendencia alcista de los últimos años. Por este motivo, los destinos más dependientes del turismo residencial internacional verán reconfigurado su modelo turístico en alguna medida.
No obstante, ya se ha visto que la consecuencia directa más próxima de esta pandemia en cuanto a alquileres turísticos es la reconversión de estas propiedades en alquileres de larga duración, sobre todo en grandes ciudades.
¿Se puede encontrar una solución?
¿Pueden las relaciones bilaterales entre España y el Reino Unido propiciar la solución? ¿Se replicará este problema con otras economías de la Unión Europea dependientes del turismo según avance la temporada?
La pandemia de la COVID-19 es una crisis simultánea que afecta globalmente a todos los territorios a la vez, si bien no todos están en las mismas condiciones para responder a ella. Desde una perspectiva europea, es la oportunidad para hacer las cosas bien, para apostar por un ecosistema innovador europeo para la mejor contención de esta y otras pandemias.
Es tiempo de poner en el centro los valores europeos, seguir velando por el bienestar de la ciudadanía, la inclusión, la solidaridad, el modelo verde y garantista de derechos, apuntando hacia una reconstrucción que atienda a las personas. Es el momento de apostar por la tecnología y el big data al servicio de las personas y del bien común, resolviendo confluencias de derechos contrapuestos entre la ciudadanía que dificultan la gestión de crisis como la actual.
¿Para cuándo la respuesta europea?
María Jesús Such Devesa, Profesora Titular de Universidad en el área de Economía Aplicada, Universidad de Alcalá; Ana B. Ramon Rodriguez, Profesora titular en el Departamento de Análisis Económico, Universidad de Alicante y Patricia Aranda Cuéllar, , Universidad de Alcalá
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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