Por José Luis Sanchís y Carles Salom Ribera (*)
Rapidez. Volatilidad. Rebeldía. Tres palabras que van, indiscutiblemente, ligadas a esta campaña electoral.
Faltan apenas unos días para conocer los resultados de unas elecciones locales y autonómicas muy reñidas. Y lo son por la alta volatilidad que existe en el voto, y por la gran indecisión que, aún hoy, existe entre los votantes españoles.
El Partido Popular y el Partido Socialista cuentan con una gran ventaja que tanto Podemos como Ciudadanos carecen, y son sus votantes fieles. Aquellos que, pese a los malos tiempos, siguen votando a sus siglas. En cambio Ciudadanos y Podemos no cuentan, todavía, con votantes fieles, y los actuales parecen tener un umbral de rebeldía cercano a 0.
El umbral de rebeldía es una teoría sociológica que intenta explicar la lógica de los votantes indecisos, y de aquellos que no constatan como núcleo duro de los partidos y pueden estar dudando entre dos formaciones. Cada uno de nosotros sabemos perfectamente cuáles son nuestras ideas políticas y entre qué partidos podríamos dudar, pero ¿cuánta gente debería de apoyar una formación para que cambiásemos nuestro voto dudoso? Ésta es la gran pregunta a la que el umbral de rebeldía intenta dar respuesta.
Dependiendo de lo densa que sea nuestra red (cuánta gente forme nuestro entorno), nuestro umbral de rebeldía será menor o mayor. Y por supuesto, la presión social a la que estemos sometidos también influirá de forma directa en nuestra decisión final.
En la actual campaña uno de los grandes efectos que podemos observar es la alta volatilidad de votantes. Pero alta volatilidad, sobre todo, en los nuevos partidos. Los dos grandes ya han debido perder todos los votantes que podían. Pero las nuevas formaciones son las que están peleando para que el nuevo votante indeciso y abstencionista termine por preferir sus siglas a las de otro.
Podemos pierde fuelle en las encuestas, Ciudadanos gana en exposición pública. En menos de dos meses la tortilla se ha vuelto de cara. Podemos pierde a votantes que había tomado del socialismo en favor de Ciudadanos. A ciudadanos le empiezan a crecer los enanos, hasta el punto de tener que contratar una empresa de investigación privada para vigilar sus listas y candidatos. Un vídeo en contra de Albert y su partido ha sido viral. El que era segundo ahora parece ser tercero y el que era cuarto ahora aspira, no solo a ser tercero, sino a ser decisivo para la formación de gobierno. Todo cambia rápidamente.
El umbral de rebeldía en los nuevos partidos parece estar bajo y según pase en el entorno y según se perciba la realidad habrá un mayor apoyo a unos partidos u a otros a cada encuesta. Los ciudadanos indecisos dudan cada vez más. La rapidísima realidad política aumenta la indefinición.
Un umbral de rebeldía bajo implica un alto índice de volatilidad, que afectará, como ya hemos explicado, sobre todo a los dos nuevos partidos, carentes de votantes fieles. La realidad política, los nuevos escándalos, las dimisiones de dirigentes, y todo lo que acontezca en esta campaña, seguro tendrá una mayor incidencia en el votante de lo que pudo tenerla en anteriores contiendas.
En esta campaña, se juega mucho voto.
(*) José Luis Sanchís, expresidente mundial de la Asociación Mundial de Consultores Políticos. Carles Salom Ribera, consultor político.