El 2 de febrero de 1922 James Joyce celebró por partida doble. Su cumpleaños y la publicación de los que muchos catalogan Ulises como su obra maestra. Llamado en algún momento el libro más peligroso del mundo, el texto causó una revolución. Pero antes de ver la luz debió sortear la censura y el rechazo.
La revista The Little Review publicó el primer capítulo en 1918. Iría publicando el resto de la novela de manera serializada. Sin embargo, la revista recibió una condena por obscenidad luego de publicar el episodio «Nausicaa» de Ulysses.
Al respecto, el crítico literario Paolo de Lima explicó a RPP Noticias que las revistas que publicaron la obra eran de vanguardia y de carácter feminista. “Capitaneadas por editoras audaces, Harriet Weaver y Margaret Anderson, que vieron “el valor del Ulises”. Las revistas sufrieron decomisos “y los abogados se peleaban con las editoras, que se sentían felices de interpelar al patriarcado”, señaló.
Pese a la censura Margaret Anderson, directora de The Little Review, no se dejó amedrentar y animó la publicación del Ulises en su revista. Lo mismo hizo el poeta Ezra Pound, quien realizó una campaña a través de cartas con editores estadounidenses e ingleses para que la obra mayor de Joyce pudiera ver la luz.
Luego de la censura a The Little Review Joyce lamentó que su libro no podría ser publicado. Sin embargo, Sylvia Beach, dueña de una pequeña librería Shakespeare and Company le ofreció hacerlo. Esto sería un reto para ambos ya que Beach no tenía experiencia en el mundo editorial y no contaba con personal. La publicación se logró gracias al trabajo en equipo entre Joyce y Beach.
El Ulises “un libro sin perdón de Dios”
Al momento de la publicación del Ulises, James Joyce ya conocía la censura. Enfrentó los intentos de silenciar su obra con su libro de cuentos “Dublineses” y su primera novela, “Retrato del artista adolescente”.
En cuanto a Ulises en Inglaterra y Estados Unidos se consideró ilegal su venta y distribución. Diferentes medios la calificaron de obscena y pornógrafa. En Dublín, escenario de la novela, el diario Dublin Review instó al gobierno a destruir el libro.
Kevin Birmingham, se pasea por los problemas y críticas que sufrió el Ulises en “El libro más peligroso: la batalla por el Ulises de James Joyce”. Reseña que el diario irlandes “pidió al Vaticano que lo colocara en el Index Expurgatorius; simplemente leer Ulises equivalía a pecar contra el Espíritu Santo, el único pecado fuera del alcance de Gracia de Dios”.
Birmingham comentó en su libro de 2014 que algún medio calificó “a “Ulysses” como “el libro más loco, más turbio y más repugnante publicado en nuestro tiempo o en cualquier otro —poco artístico, incoherente, indescriptiblemente desagradable— un libro que uno hubiera pensado que sólo podía emanar de un manicomio criminal”.
Sin duda el Ulises de Joyce enfrentó una dura crítica y censura. Sin embargo, su encumbramiento y notoriedad la debió en buena parte también a la buena crítica que recibió por parte de quienes amaron el libro.
La primera crítica que recibió el libro fue escrita por Sisley Huddleston del London Observer, recordó Birmingham en su libro. Huddleston declaró: «Sres. James Joyce es un hombre genial”. El libro era “el más vil, según los estándares ordinarios, en toda la literatura. Y, sin embargo, su misma obscenidad es de alguna manera hermosa y retuerce el alma a la lástima”.
Sin dudas el Ulises de Joyce causó revuelo y no dejó a nadie que lo leyera e incluso que no lo hubiera hecho indiferente.
Revolución literaria
Pasado un siglo desde su publicación aún hablamos del Ulises de James Joyce. Los lectores se dividen en quienes orgullosos señalan haberlo leído completo y quienes vencidos lo dejan sin finalizar.
El mismo William Faulkner llegó a aconsejar que la novela de Joyce debía ser abordada “como el predicador bautista iletrado se acerca al Antiguo Testamento: con fe”. Y también con alguna ayuda bibliográfica. Enfatiza de Lima a RPP De Lima que Faulkner escribió un esquema en los que contaba el Ulises capítulo a capítulo, y alentó la publicación de guías parecidas.
Pero qué hace que Ulises sea tan complicado de abordar. En primer lugar, la obra de Joyce vino a desmontar las normas existentes, derribo cánones e instauró el todo está permitido que los autores experimentales seguirán después de él.
Es complicado para el lector navegar por su variedad de registros estilísticos. Es difícil seguir al autor por los juegos de palabras, las parodias, las alusiones a la historia irlandesa, las palabras inventadas por el autor y la jerga barriobajero de Dublín. Estas características rompieron con el canon literario de su época.
Otro punto importante es la forma en que escribió Joyce a su Ulises. Señaló Helena Hevia en su artículo para elperiodico.com que Joyce quiso escribir “cómo se vive pero también escribir como se piensa. Si el pensamiento va dando saltos de aquí para allá dentro de nuestras cabezas hay que transmitirlo de esa forma, aunque el hilo no sea fácil de seguir”.
Otro aspecto revolucionario en el Ulises de Joyce es que sin ser un libro feminista puede ser estudiado desde esa óptica. Hevia enfatizó “el memorable monólogo interior de Molly: ocho frases larguísimas sin signos de puntuación en el que se mezclan los pensamientos y deseos íntimos de una mujer como no se habían plasmado hasta el momento, para escándalo de los censores”.
Todo ello garantiza que se estará hablando del Ulises de James Joyce por otros 100 años.