Por Benito Guerrero
Grecia se encuentra en el punto de mira de todos los mercados internacionales pero en especial de los de la zona euro. Las bolsas europeas tiemblan ante las decisiones del ejecutivo heleno, mientras se produce un cruce de acusaciones y un debate continúo sobre las políticas griegas por parte de los organismos europeos. La crisis y el revuelo que produce esta situación llega hasta tal punto que algunas voces han comenzado a calificar la situación como el principio del fin de la Unión Europea.
Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) advirtió este jueves de que la incertidumbre sobre el resultado de las negociaciones entre Grecia y sus acreedores es fuente de volatilidad en el mercado, es decir de riesgos.
En las actas de la reunión del pasado 3 de junio, publicadas ahora, el BCE no cita directamente a Grecia pero está claro que se refiere a este país al decir que «la incertidumbre sobre el resultado de las negociaciones entre un gobierno de la zona del euro y sus acreedores oficiales fueron vistas también como posibles fuentes de incertidumbre en el mercado y volatilidad».
A pesar de esta situación tan dramática en Grecia, los expertos coinciden en que la Unión Europea es una zona segura y atestiguan que los inversores no deben tener miedo a la hora de invertir. La Eurozona posee en la actualidad una tasa de inflación de 0,3 puntos pero su zona de confort llega hasta los dos puntos. En este sentido, Jaime Sémelas, experto de Capital at Works, empresa dedicada a la gestión de patrimonios, asegura que «al BCE le queda combustible suficiente para poder seguir presionando a la baja los tipos y seguirá así ya que la inflación subyacente no está en positivo».
Desde que comenzase la crisis griega, el Eurogrupo siempre ha recomendado a Grecia que primero depurase su deuda pública y luego estableciese reformas estructurales en los ámbitos económico y social. De este modo el gobierno griego hizo una reestructuración de la deuda que no ha tenido los resultados esperados. Lucas Monjardín, de Capital at Works, asegura que “el orden de actuación debería haber sido el inverso: primero establecer reformas y posteriormente reestructurar la deuda”. En la actualidad los mercados temen una segunda reestructuración.
Contextualización
En marzo de 2015, Grecia negoció con la banca una quita del 53,3% de su deuda. A lo largo de este año el 96,9% de los acreedores aceptaron esta quita que alcanza el valor de 106.000 millones de euros. En la actualidad el principal problema de Grecia es su deuda, que representa el 180% de su producto interior bruto, una cifra que dobla la media de la Unión Europea, que se sitúa alrededor del 98%. Con su reciente impago al FMI, Grecia se convierte en el primer país desarrollado que incurre en un caso de impago con el Fondo Monetario Internacional. Grecia dedica un 16,2% de su PIB al pago de las pensiones, el dato mas elevado de la Eurozona. Como consecuencia de esta cifra los recortes de las pensiones públicas ha sido drásticos. Las pensiones superiores a 1.000€ han sufrido un recorte del 20% y las prejubilaciones tienen una penalización del 6%. La cotización mínima se sitúa en 35 años para poder recibir la pensión máxima.
El Gobierno griego ha establecido un plan de privatizaciones valorado en 50.000 millones de euros. Además se han subido considerablemente los impuestos de los Bienes Raíces. Los grupos farmacéuticos europeos mas importantes han dejado de suministrar fármacos a los hospitales griegos debido a la falta de confianza. Grecia tiene en la actualidad una tasa de desempleo del 27% y el 65% de los jóvenes se encuentra en una situación de desempleo. Después de conocer el resultado de estas medidas, el FMI reconoce «fallos notables» en el plan de rescate propuesto por la Troika debido a su impacto negativo en el crecimiento.
El Gobierno heleno mantiene la convocatoria de referéndum del 5 de julio para que el pueblo griego se pronuncie ante una posible salida de Grecia de la Unión Europea. No debemos olvidar que la mayoría de los griegos quiere permanecer en el euro a pesar de que su Gobierno sigue una línea de negociación muy dura con la Troika y el Fondo Monetario Internacional. Esta situación ha llevado a una pérdida de apoyos a Syriza por parte de los electores griegos que no repercute en la confianza en su líder Alexis Tsipras. Según datos publicados por El Confidencial, el porcentaje de un 80% que se podía medir en febrero, en pleno auge de la victoria, se sitúa ahora en apenas un 35%.