El ofrecimiento de la Unión Europea en elevar a 55% su ambicioso plan de reducción de emisiones de efecto invernadero para 2030, tiene su precio. No solo en planificación, sacrificios, inversiones, decisiones. Este objetivo requerirá que el bloque reestructure sus industrias de altas emisiones y a los principales contaminadores se les pida que paguen precios más altos de CO2. Después de intensas negociaciones la UE alcanzó un acuerdo interno para aplicar un impuesto al carbono en sus fronteras.
La UE en 2021 elevó sus expectativas de disminución de emisiones, a pasar de 40% a 55%. Este gran salto implica un engranaje de normas y ajustes. Para garantizar que los fabricantes europeos no se vean en desventaja competitiva a nivel internacional, la UE alcanzó un acuerdo político para imponer un impuesto al carbono sobre las importaciones de productos contaminantes como el acero y el cemento.
Un plan pionero en el mundo que tiene como objetivo apoyar a las industrias europeas a medida que se descarbonizan.
Los negociadores de los países de la UE y el Parlamento Europeo llegaron al acuerdo alrededor de las 5 am del martes, en Bruselas. Sobre la ley para imponer costos de emisiones de CO2 a las importaciones de hierro y acero, cemento, fertilizantes, aluminio y electricidad.
Las empresas que importen esos productos a la UE deberán comprar certificados para cubrir sus emisiones de CO2 integradas. El esquema está diseñado para aplicar el mismo costo de CO2 a las empresas extranjeras y las industrias nacionales de la UE. Las últimas de las cuales ya están obligadas a comprar permisos del mercado de carbono de la UE cuando contaminan, reseñó DW.
UE promueve un impuesto al carbono
El Mecanismo de Ajuste Fronterizo de Carbono (CBAM, en inglés) es una primicia mundial. Afectará a los productos importados de industrias emisoras, como el acero, cemento, aluminio, fertilizantes y la producción de energía.
Significa que si, por ejemplo, una empresa en la UE quiere vender acero pero no cumple con los estándares ambientales del bloque. O no compensa de alguna manera las emisiones resultantes, el importador tendrá que comprar certificados de contaminación de CO2 correspondientes al nivel de daño climático. Es una búsqueda por reducir estas emisiones de CO2. El Parlamento de la UE no pudo impulsar su demanda de gravar los plásticos y productos químicos que impactan el clima.
«La decisión de introducir un impuesto de ajuste fronterizo de carbono en la UE, establece nuevos estándares para la producción industrial europea y mundial», dijo Manuela Ripa. Analista, política verde y miembro del Parlamento Europeo. «Evitar el CO2 será recompensado y el cambio a procesos neutrales para el clima finalmente se pondrá en marcha en el mundo. De esta manera, los terceros países también recibirán fuertes incentivos para tomar medidas de protección climática más estrictas».
El acuerdo describe una fase de prueba que comenzará en 2023. El cronograma para implementar completamente la ley aún se está negociando. Pero se espera que comience en 2026 o 2027.
Uno de los objetivos es animar a las empresas industriales de la UE a producir de forma más sostenible. Sin quedar en desventaja en la guerra mundial de precios por el aumento de los impuestos sobre el CO2.
«La economía básica es bastante simple», indicó Hector Pollitt, economista de la Universidad de Cambridge. «Tenemos un precio de carbono alto en la UE. No tenemos precios de carbono altos en otros lugares. Entonces, los productores de la UE estarán en desventaja competitiva frente a otros países».
A la espera de la opinión de la OMC
Unas 11.000 operaciones industriales en la UE, como refinerías de petróleo y acerías. Así como empresas de aluminio, metal, cemento y productos químicos, ya tienen que pagar impuestos sobre sus emisiones de CO2 por encima de cierto nivel.
Pero bajo el llamado Esquema de Comercio de Emisiones de la UE, que se estableció en 2005 como instrumento de mercado para reducir la producción de carbono, el precio del CO2 ha sido muy bajo. En 2016 fue de solo 3 euros ($ 3,40) por tonelada.
Esto ahora está configurado para cambiar. En 2022, el precio del CO2 en la UE aumentó a más de 85 euros por tonelada en algunos casos, duplicándose aproximadamente en dos años.
El nuevo mecanismo o impuesto al carbono está diseñado como una salvaguardia contra las empresas que se mudan de la UE a países con estándares ambientales más bajos. Para vender los productos desde allí a la Unión Europea, recogió DW.
«La razón es abordar el riesgo de fuga de carbono que puede socavar nuestros esfuerzos cuando la producción se traslada a otro lugar para evitar el precio del carbono de la UE», dijo el comisario de Economía de la UE, Paolo Gentiloni.
Los países con mayor probabilidad de verse afectados por el CBAM incluyen Rusia, China, Turquía, el Reino Unido, Ucrania, Corea del Sur e India. Queda por ver si el impuesto previsto será válido a los ojos de la Organización Mundial del Comercio.
Lo que está claro, sin embargo, es que podría conducir a un conflicto potencial. Sanna Markkanen, analista sénior de CISL de Cambridge, se refiere a la nueva decisión. Sostiene que si los países perciben el impuesto al CO2 como proteccionismo y responden introduciendo contramedidas, podría conducir a una guerra comercial.
La nueva tasa movilizaría países y productos
Pero en el análisis de este impuesto al carbono impulsado por la UE, Gentiloni advierte que el mecanismo es «una herramienta de política ambiental, no una herramienta de tarifas». Mientras que Markkanen también dice que está viendo señales más positivas en general para el desarrollo de un sistema de comercio internacional sostenible.
«La UE y EE UU en realidad buscan trabajar juntos y comenzar a formar algo llamado ‘club de carbono'», añade Markkanen. La cooperación entre la UE y EE UU podría aumentar el precio del acero «sucio» producido en China.
Kevin Dempsey, presidente del Instituto Estadounidense del Hierro y el Acero, podría contrarrestar la ventaja competitiva de las empresas chinas que se benefician de los subsidios gubernamentales y los estándares ambientales más bajos. Este instituto es la organización paraguas de los productores de acero de América del Norte
Además de proteger su propia economía, la tasa de CO2 de la UE también pretende presionar a otros países para que hagan que sus economías sean más sostenibles lo antes posible.
Y hay algunas señales de que ya se está sintiendo. Se ha citado que el impuesto planeado ayudó a persuadir a Turquía a ratificar el acuerdo climático de París el año pasado. Y el Ministro de Comercio de Australia, Dan Tehan, señaló que su país enfrentaría desventajas a largo plazo para su economía de exportación como resultado de los aranceles.
Australia continúa una expansión masiva de la producción de combustibles fósiles y es uno de los mayores emisores de CO2 del mundo. Sin embargo, el país ha adoptado un objetivo climático neto cero para 2050.
Según los cálculos de los investigadores Sanna Markkanen y Hector Pollitt, las empresas de la UE podrían beneficiarse de una mayor demanda y precios más altos de productos extranjeros que dañan el clima.