La UE no reconoce a Alexander Lukashenko como presidente de Bielorrusia. El dictador prestó «juramento» para un sexto mandato consecutivo en una ceremonia secreta en el Palacio de la Independencia en Minsk, la capital bielorrusa.
Lukashenko, cuya reelección es repudiada por la ciudadanía, juró el cargo inesperadamente este miércoles. Con esto obvió, además, los cuestionados resultados de las elecciones que se hicieron en agosto pasado.
«La supuesta ‘investidura’ del 23 de septiembre y el nuevo mandato que invoca Alexander Lukashenko no tienen ninguna legitimidad democrática”, dijo Josep Borrell. Esa actuación «contradice directamente la voluntad de amplios sectores de la población bielorrusa», añadió el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior. A la luz de la actual situación, «la UE está revisando sus relaciones con Bielorrusia», indicó el diplomático español.
Borrell reiteró que las elecciones presidenciales del 9 de agosto «no fueron ni libres ni justas». Agregó que la ceremonia celebrada en Bielorrusia este miércoles “contradice directamente la voluntad de buena parte de la población» del país, que ha salido a las calles a protestar.
Estados Unidos también se sumó a ese repudio. No reconoce al aliado de Vladímir Putin como presidente legítimo de Bielorrusia. “Los resultados anunciados de las elecciones fueron fraudulentos y carentes de legitimidad”, afirmó un portavoz del Departamento de Estado.
La UE rechaza la toma de posesión de Lukashenko
El alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior explicó el parecer comunitario respecto a Lukashenko, quien tiene 26 años en el poder.
La posición de la UE frente a Lukashenko «es clara: los ciudadanos bielorrusos merecen el derecho de estar representados por aquellos a quienes elijan libremente a través de unas nuevas elecciones inclusivas, transparentes y creíbles», dijo.
Asimismo, indicó que los Veintisiete están «impresionados» por la valentía de la población de Bielorrusia, «que continúa manifestándose pacíficamente por la democracia y sus derechos fundamentales pese a la brutal represión por parte de las autoridades».
Apoyó el derecho de los bielorrusos a elegir a un presidente, aunque bajo la supervisión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Entretanto, reiteró que espera que las autoridades de ese país cesen los actos de represión y violencia. Y que al mismo tiempo liberen con carácter inmediato e incondicional a los detenidos, «incluyendo a los presos políticos».
Tomando en cuenta ese contexto, indicó que la UE está convencida de que un diálogo nacional inclusivo y que responda a las peticiones de la población en favor de unas nuevas elecciones son «la única manera de encontrar una salida a la grave crisis política».
¿Queda mucho camino por recorrer?
Durante la toma de posesión, el líder comunista puso la mano sobre la Constitución delante de aproximadamente 700 personas en un acto que fue difundido tiempo después de haberse llevado a cabo. Dijo comprometerse a «respetar los derechos y las libertades» de la ciudadanía.
«El día de la inauguración presidencial es un día de victoria», señaló Lukashenko en un discurso en el que se ha mostrado «orgulloso» de la población. «No solo hemos elegido al presidente del país. Hemos defendido nuestros valores, nuestra vida pacífica, nuestra soberanía e independencia», indicó.
Sin embargo, considera que «queda mucho camino por recorrer». Aunque apeló a la estabilización, dejó claro que él será quien siga llevando las riendas. «No tengo derecho a abandonar a los bielorrusos», afirmó. No obstante, ya ha dado por «fracasada» la «revolución», considerando que «ha sido por decisión de los bielorrusos que no quieren perder el país».
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