La UE demuestra un compromiso cada vez mayor con el medio ambiente, en palabras y documentos. En las últimas horas el Parlamento Europeo ha votado 2 propuestas muy ambiciosas. Una, reducir las emisiones de gases en 60% para 2030, y la otra, garantizar la sostenibilidad de los bosques. Sin embargo, la comunidad ha incumplido la meta de revisar sus áreas protegidas. Solo lo ha hecho en forma completa en menos del 8% de los espacios de la Red Natura 2000.
La Unión Europea dispone de una legislación de protección de la naturaleza que tiene que ver con la Red Natura 2000, que está formada por 26.000 espacios protegidos, los cuales equivalen a la quinta parte de la superficie de la región. Es la mayor red de este tipo del mundo y protege las especies y hábitats más amenazados del continente.
La Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, por sus siglas en inglés) señala que las áreas protegidas deben desempeñar un papel fundamental en la estrategia europea verde. Pueden aplacar los efectos del cambio climático y prestar muchos servicios ecosistémicos. También pueden contribuir al desarrollo de la bioeconomía circular y dar empleo a unas 2,6 millones de personas, en especial, en las zonas rurales.
En su último informe la agencia demostró que la mayoría de los enfoques se centran en la planificación, más que en los resultados reales de conservación. “Un problema fundamental es que no se han establecido objetivos de conservación específicos para algunos sitios. Y muchos no son lo suficientemente específicos y mensurables”.
Evaluación de la UE y sus áreas protegidas
La UE y los dirigentes de sus países insisten en avanzar en las metas del Acuerdo de París 2030 y en el Pacto Verde. Más todavía en estos tiempos en que se vincula a la pandemia de la COVID-19 con los desaciertos ambientales y climáticos.
«A principios de la década, la UE se comprometió a evaluar la gestión del 60% de sus áreas protegidas para 2015. El hecho es que solo un 8% de las áreas protegidas de la Red Natura 2000 presenta medidas y objetivos de conservación específicos. Además, expone la magnitud del reto al que se enfrentan los Estados miembros».
A su vez, la EEA instó “al seguimiento de las metas y a la presentación de informes con miras a mejorar estos procesos” y con relación a los compromisos.
España, aunque no fue mencionado en el estudio, suele estar entre los países cuyas gestiones son cuestionadas. En julio la Comisión Europea volvió a abrir un expediente de infracción a España por su mala gestión de la Red Natura 2000.
Se destaca la falta de medidas concretas de evaluación y los incumplimientos sistemáticos de sus principios y de las normas estatales por parte del Gobierno central y los autonómicos. Estos aspectos estuvieron en el fondo de esta segunda carta de emplazamiento que ocurre cinco años después de la primera de 2015.
Debilidades y fortalezas de países de la UE
En el informe sobre la UE y las áreas protegidas se analiza el comportamiento de Finlandia, Francia, Irlanda, Países Bajos y Eslovaquia. El análisis se hizo después de haber determinado las fortalezas y debilidades de los enfoques de gestión actuales de áreas protegidas.
Se observaron amplias diferencias en la evaluación de la gestión de los sitios protegidos. En Finlandia, una agencia nacional realiza una evaluación estandarizada pero solo cada 6 a 12 años para cada zona. Mientras tanto, Francia emplea comités de dirección de sitios, y los Países Bajos, a través colectivos agrícolas o consultores externos.
En Irlanda y Eslovaquia no tienen enfoques de evaluación nacionales, un problema común a muchos países del este y sur de la UE, incluida España.
La EEA advierte que esa falta de objetivos de conservación específicos y mensurables es un problema grave por superar en los años que vienen.
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