La UE ha dispuesto de un marco legal orientado a minimizar y controlar los riesgos del uso de sustancias químicas más nocivas para la salud humana y el medio ambiente. El uso de esos componentes en Europa sigue aumentando, pero a un ritmo más lento que el crecimiento global del mercado de estas sustancias, revela una evaluación.
El número de productos químicos industriales examinados en virtud de las regulaciones sobre sustancias químicas para determinar su seguridad ha aumentado sustancialmente. Las autoridades tienen ahora mejor conocimiento de las propiedades peligrosas de esos elementos que se utilizan en la UE, lo que ha dado lugar a una ley para reducirlas. Estas sustancias químicas más nocivas están asociadas a diversos efectos carcinógenos, mutágenos (capaz de inducir cambios en el ADN) y tóxicas para la reproducción. Así como vinculadas a la disrupción endocrina, problemas de tiroides, disminución de la calidad del esperma.
Agencias de la UE proponen intensificar los esfuerzos para que las sustancias químicas sean seguras y sostenibles. Observan que la transición hacia ese logro está avanzando en algunos ámbitos. Pero aún falta mucho por hacer para disminuir el impacto adverso de estas sustancias en las personas y el medio ambiente (suelos, aguas, aire). El informe conjunto de la Agencia Europea de Medio Ambiente y la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas indica que está aumentando la presión para evitar el uso de las denominadas ‘sustancias preocupantes’ y aplicar los principios del marco seguro y sostenible desde el diseño.
En 2022, el valor total de las ventas de productos químicos producidos en el bloque (excluidos los productos farmacéuticos) fue de 760.000millones de euros, lo que convierte a la región en el segundo productor de químicos del mundo después de China.
Las sustancias químicas más nocivas
Las agencias de la UE afirman la urgente necesidad de garantizar de manera más eficaz que los productos de consumo no contengan las sustancias químicas más nocivas. Por ejemplo las que afectan negativamente al sistema hormonal, o las sustancias persistentes, bioacumulables y tóxicas, que presentan un riesgo para los próximos años incluso después de haber cesado su uso.
Consideran que para acorralarlas y aislarlas se requieren más datos e información para comprender mejor la exposición humana y medioambiental a esas sustancias químicas más nocivas. Los indicadores muestran claramente que la transición hacia unas sustancias químicas seguras y sostenibles debe continuar e incluso acelerarse.
“El conocimiento que ha generado en esta evaluación nos ayudará a evolucionar en el futuro hacia unas sustancias químicas seguras y sostenibles”, señaló Leena Ylä-Mononen, directora ejecutiva de la AEMA.
Mientras tanto, Sharon McGuinness, indicó la importancia de acelerar la transición hacia unas sustancias químicas seguras y sostenibles. “La actuación de las autoridades y la industria ha ayudado a minimizar y controlar los riesgos de las sustancias químicas peligrosas”, sostuvo la directora ejecutiva de la ECHA. “Pero tenemos que seguir aumentando los conocimientos sobre el tema. Y apoyar la gestión de riesgos de los grupos de sustancias químicas para proteger a las personas y al medio ambiente”.
Por lo pronto, ya hay 219 sustancias químicas más nocivas que aparecen en la lista negra de la ECHA por resultar preocupantes. Demostrar su toxicidad y peligrosidad lleva muchos años.
“El objetivo final es que, en algún momento, todas esas sustancias se eliminen del mercado. Y se sustituyan por alternativas más seguras”, indicó Tatiana Santos, directora del Área de Químicos de la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB). La mayor red europea de ONG medioambientales.
En el reciclaje se anclan los males
Están en proceso algunas prohibiciones, revela una amplia investigación de El Correo. El ácido perfluorooctanoico (PFOA), que se usa en el teflón de las sartenes y en algunas marcas de hilo dental, provoca diferentes tipos de cáncer, problemas de tiroides y esterilidad. Y está entre los próximos químicos que deberán ser reemplazados.
“Suelen sustituirse por sustancias de la misma familia. Si cuenta con las mismas propiedades adherentes, en el caso de las sartenes, probablemente tendrá las mismas propiedades cancerígenas. Cambian uno por otro y son otros 20 años para comprobarlo”, reveló Santos.
El problema es que cuando se prohíbe una sustancia, los productos que la contenían siguen existiendo. Y en algún momento, cuando los tiren, serán reciclados. Es lo que pasa con los llamados ‘pirorretardantes de llamas’, sustancia antiinflamable utilizada en muebles y productos electrónicos, como las carcasas de los ordenadores.
“Se mezclan con otros plásticos, se vuelven a fundir y con lo que sale de ahí se producen baratijas muy peligrosas para la salud y el medioambiente”, denunció Manuel Fernández, responsable del Área de Sustancias Químicas de la ONG alemana Bund (Amigos de la Tierra).
Estas sustancias causan disrupción endocrina, problemas de tiroides, disminución de la calidad del esperma y cáncer. “Y hay muchas de estas sustancias que no están registradas porque no se producen a partir de una tonelada”, afirmó Santos. Es decir, de las cerca de 100.000 sustancias químicas sintéticas que hay en el mercado europeo, apenas 22.000 están registradas. El resto son fabricadas en cantidades inferiores a una tonelada anual y, por lo tanto, no se les exige registro.
Se ha comprobado, sin embargo, que muchas de ellas están presentes en juguetes hechos de plásticos reciclados de productos electrónicos.
Presiones de la industria
Ecologistas en Acción analiza los alcances de la normativa de la UE sobre sustancias químicas más nocivas. Según las agencias europeas, las sustancias tóxicas deben eliminarse de los productos habituales salvo si tienen un “uso esencial”. Por eso, la industria química está presionando para hacer una definición de uso esencial que no afecte a sus beneficios.
Comentó la agrupación que la UE se ha propuesto prohibir todas las sustancias nocivas en todos los productos de consumo salvo que esas sustancias nocivas tengan un “uso esencial”.
La forma en que se defina ese uso esencial tiene gran importancia económica, de ahí que la industria química presione a la Comisión Europea para adaptar a su gusto el concepto, como demuestra una investigación del Observatorio de Corporaciones Europeo. Para el estudio solicitaron acceso a documentos del departamento de Industria y de medio Ambiente de la CE. Incluidas cartas de lobby y sesiones informativas, actas de reuniones, entre otras.
Originalmente, la publicación del concepto de uso esencial de la Comisión iba a producirse en 2022. Junto a la revisión de la legislación sobre sustancias químicas REACH, que luego se retrasó hasta 2023. Pero aunque la revisión del REACH se ha pospuesto formalmente, los funcionarios todavía están trabajando para finalizar la comunicación sobre uso esencial, que aún podría difundirse antes de las elecciones de la UE.
Pero la industria química está tratando de ampliar y debilitar la definición de “uso esencial” para excluir de la prohibición a las sustancias peligrosas que aún mantiene en sus productos cotidianos, como juguetes y envases de alimentos, cosméticos y detergentes.