A una semana de los catastróficos terremotos en Turquía y Siria, causantes de 35.000 muertos y unas 85.000 personas heridas hasta el momento, se ponen en tela de juicio las medidas preventivas en un país sísmico. Si bien los temblores se presentaron con magnitudes de 7,8 y 7,5 en la escala de Richter, que los convierten en los sismos más mortíferos en más de un siglo en la región, los edificios no resistieron. Los arquitectos culpan de la tragedia a las legalizaciones de edificios «inseguros» y «podridos». Mientras, el gobierno de Turquía emite más de un centenar de órdenes de detención por negligencia en la construcción de los edificios que se deshicieron como un bizcocho.
Más de 6.000 edificaciones se desplomaron en segundos y sepultaron a miles de ciudadanos que dormían a las 4: 17 de la madrugada. Las dolorosas escenas enturbian el horizonte. El país está sumido en la tragedia por el abultado número de cuerpos sin vida que pudieron evitarse. Los sobrevivientes se debaten entre la rabia e impotencia, entretanto las autoridade actúan cuando el daño está hecho. No hubo prevención pese a las denuncias sobre los precarios estándares de construcción y la mala calidad de los materiales..
Las fuerzas de seguridad han arrestado a al menos una docena de constructores y arquitectos. Pretenden encontrar a los responsables de los edificios destruidos o gravemente dañados por los sismos. En la opinión pública arrecian las críticas por cantidad de viviendas inseguras que vinculan con la corrupción y los laxos controles. ¿Dónde estaba el gobierno que no supervisó ni hizo cumplir las normas de construcción?
El vicepresidente de Turquía, Fuat Oktay, anunció la identificación de 131 sospechosos de ser responsables del derrumbe de numerosos edificios entre los miles desplomados. “Haremos un seguimiento meticuloso”, afirmó.
Turquía: terremotos, edificios desplomados, muertes
Imágenes satelitales, entre ellas las de Maxar Technologies, muestran la nueva geografía de algunas regiones estremecidas por los sismos en Turquía y Siria. Desplazamiento de la tierra de entre 3 a 4 metros, terrenos segmentados y carreteras tragadas en gigantescas grietas. Vías férreas descarriladas y desviadas.
Situada entre dos importantes fallas y apretada por tres grandes placas tectónicas, Turquía es una de las zonas sismológicas más complejas y activas del mundo. Una amplia extensión se asienta en la placa de Anatolia. Delimitada al norte por la placa Euroasiática y al sur y este por las placas Africana y Árabe, que comprimen el territorio de Turquía y producen devastadores terremotos desde hace más de 2.000 años.
Aunque Turquía cuenta con una normativa sobre resistencia sísmica en la construcción de edificios, rara vez se aplica. Ni siquiera en las viviendas más recientes y que debieron soportar mejor los temblores. Además, el régimen de Erdogan ha aplicado varias amnistías a los edificios que habían incumplido la normativa, incluida la resistencia sísmica. Se les legalizó la situación a cambio de una multa.
David Alexander, profesor de planificación de emergencias en el University College London, señaló a AP que “este es una catástrofe causado por la construcción de mala calidad, no por un terremoto”. A su opinión se suman otros expertos que observan el incumplimiento de los códigos de construcción modernos. Más aún, aseguran que se ha alentado un auge inmobiliario en áreas propensas a terremotos.
Mustafa Erdik, profesor del Instituto de Investigación de Terremotos en Estambul, explicó a BBC que «una de las razones por las que el número de víctimas ha sido tan alto es la mala calidad de los edificios».
Sin preparación para resistir sismos
Tras el terremoto de 1999, en el que murieron más de 17.000 personas, el gobierno reconoció la necesidad urgente de reducir los riesgos en un país sísmico. Al año siguiente, Turquía aprobó una legislación para hacer cumplir las verificaciones de diseño y las inspecciones de construcción obligatorias en todos los edificios. Sin embargo, parque inmobiliario no ha sido actualizado en extenso y la falta de inspecciones permite que los constructores se desentiendan de las normas.
Los edificios construidos de acuerdo con los códigos de diseño resistentes a terremotos son una minoría. Muchos de los que se derrumbaron datan de antes del año 2000. Más de un tercio de los edificios no son resistentes.
«Hay 20 millones de estructuras en nuestro país y 7 millones no están preparadas para resistir un gran terremoto», señala un informe presentado por la Unión de Arquitectos e Ingenieros de Turquía (Tmmob). Adicionalmente, otro informe apunta que el problema es que en ciudades como Estambul la fiebre constructora ha elevado el riesgo de daños. Se quiere construir barato y rápido.
Dersim Gül, secretario general del gremio, exigió la autorización legal de las organizaciones profesionales. «La revisión de toda la legislación según criterios científicos y técnicos es una necesidad urgente».
Solo en 2022, la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias de Turquía registró más de 22.000 sismos. El Centro de Investigación de Geociencias de Alemania (GFZ) publicó un estudio en la revista Nature donde sugieren que la tensión tectónica de la placa de Anatolia es mayor que en 1999. Sin duda, esta clase de terremotos serán más frecuentes y más intensos.
La gente teme, está nerviosa, porque el próximo terremoto puede podría ocurrir en cualquier momento. Particularmente en Estambul, una ciudad de más de 15 millones muy vulnerable a los seísmos.
País sísmico sin alertas y saltándose las normas
En adición a la poca seguridad de sus edificios, Turquía carece de un sistema de alerta sísmica al estilo de México, donde unos sensores monitorean permanentemente los movimientos de la tierra. Y cuando detectan alguno que pueda convertirse en un sismo de intensidad 6 en la escala de Richter emiten una señal de alarma y precaución. Como el anticipo llega antes del sismo, hay una respuesta temprana de los ciudadanos, bomberos y protección civil, entre otros.
Desde el desastre histórico, el ministro de Justicia Bekir Bozdag ha insistido en determinar quiénes están detrás de los edificios desplomados. “Los que han sido negligentes, culpables y responsables de la destrucción tras el terremoto responderán ante la justicia”, indicó
Pero varios expertos dijeron que cualquier investigación seria sobre la raíz de la débil aplicación de los códigos de construcción debe incluir una mirada detenida a las políticas de Erdogan. Así como a los funcionarios regionales y locales, que supervisaron y promovieron un auge de la construcción que ayudó a impulsar el crecimiento económico.
Poco antes de las últimas elecciones en 2018, el gobierno turco presentó un amplio programa para otorgar amnistía a empresas e individuos responsables de violaciones de los códigos de construcción del país. Pagando una multa, los infractores evitaban tener que adaptar sus edificios al código. Tales amnistías también las decretaban los gobiernos anteriores en tiempo de elecciones.
Como parte de ese programa de amnistía, la agencia gubernamental responsable de hacer cumplir los códigos de construcción reconoció que más de la mitad de los edificios en Turquía, que representan unos 12 millones de apartamentos, no cumplían con los estándares antisísmicos.
Salvar vidas, salvar estructuras
Los tipos de violaciones citadas en ese informe del Ministerio de Medio Ambiente y Urbanismo, vistos por AP, son muy variadas. Incluyen viviendas construidas sin permisos, edificios que añadieron pisos adicionales o ampliaron balcones sin autorización. Y la existencia de viviendas precarias habitadas por familias de bajos recursos.
El informe no especifica cuántos edificios violaban los códigos relacionados con la protección contra terremotos o la integridad estructural básica. Pero la realidad era clara. “La amnistía no significa que el edificio sea sólido, sino que el gobierno acepta dinero a cambio de no actuar”, dijo en 2019 el actual jefe del Ministerio de Medio Ambiente y Urbanización, Murat Kurum.
De cara al futuro y los nuevos edificios en Turquía, los especialistas barajan varias opciones para hacerlos seguros a los terremotos. La experiencia de los sismos en Estados Unidos en 1994 y el de Japón en 1995, demostró que además de salvar vidas se evitan daños a las estructuras.
Amadeo Benavent, catedrático en la Universidad Politécnica de Madrid y miembro del Comité Europeo encargado del Eurocódigo 8 sobre estructuras sismorresistentes, conversó con 20 minutos. Comentó que a raíz de esos terremotos, la ingeniería sísmica empezó el desarrollo orientado más que a estrategias convencionales (orientadas a disipar la energía), a las que consisten en estructuras que tienen dispositivos especiales para que esa energía que produce el terremoto se disipe. Cuando acaba el terremoto, se cambian y la estructura principal se queda prácticamente sin daños, detalló.
Protecciones efectivas a los edificios
Existen diferentes propuestas dentro de esta estrategia de protección. Una consiste en meter unos disipadores de energía en la base de la edificación. «Son como los amortiguadores que tienen los vehículos, pero a gran escala», dijo Amadeo Benavent.
Otra solución es la estructura de aislamiento de base, que consiste en apoyar todo el edificio en unos elementos de goma. «Cuando llega el terremoto, el edificio se desplaza horizontalmente porque es muy flexible», confió el experto. A estos elementos de goma se le pueden sumar los disipadores de energía, que se encargarían de expulsar la energía. «De esa manera se ha visto en terremotos reales que protege completamente el edificio. Cuando acaba el seísmo no tiene absolutamente ningún daño», manifestó.
Este sistema se ha desarrollado en las últimas décadas y se ha empezado a aplicar en países de mayor sismicidad, como Japón y Estados Unidos. «También hay alguna realización en los edificios de Turquía», dijo. Incluso algunas normativas los contemplan.
Las estructuras tienen que ser lo más resilientes posibles según los criterios actuales de diseño. Para ello, es importante que tengan simetría en planta y altura, tal y como señaló Salvador Ivorra, vicerrector en la Universidad de Alicante, que posee una Unidad de Riesgos Sísmicos.
También son importantes los materiales estructurales. Lo más adecuado es utilizar hormigón armado y acero. Hay que evitar el ladrillo, la piedra o el adobe, ahondó Ivorra. «En todo caso las estructuras deben ser calculadas y diseñadas por especialistas y cumplir los criterios de las normativas modernas», resaltó.
Mientras tanto, los rescatistas continúan con sus labores y el gobierno procede a detener a presuntos responsables del desplome de edificios.