Por Lucía Leal (Efe)
31/08/2016
El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ha sorprendido este martes al anunciar que se reunirá este miércoles con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en un país que ha sido un blanco recurrente de sus ataques durante la campaña, y lo hará el mismo día de su esperado discurso sobre inmigración.
La visita de Trump a México supone un giro asombroso en su campaña electoral, que comenzó con un insulto a los inmigrantes mexicanos, a quienes llamó «criminales» y «violadores», y siguió con su propuesta de construir un muro en la frontera sur y pasarle la factura al país vecino.
«He aceptado la invitación del presidente Enrique Peña Nieto y estoy muy deseoso de reunirme con él mañana», dijo Trump en un mensaje publicado en su página oficial de Twitter.
Poco antes, la Presidencia mexicana había indicado que, el viernes pasado, Peña Nieto envió «invitaciones a ambos candidatos» en las elecciones de noviembre en Estados Unidos, el republicano Trump y la demócrata Hillary Clinton, para que visitaran México.
Tanto la Presidencia mexicana como el propio Peña Nieto han confirmado en sus respectivas cuentas de Twitter que el encuentro privado del mandatario con Trump se producirá este miércoles.
Invité a México a los candidatos a la Presidencia de EEUU, para conversar sobre la relación bilateral. Mañana recibo a Donald Trump.
— Enrique Peña Nieto (@EPN) August 31, 2016
«Creo en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo y, principalmente, para proteger a los mexicanos donde quiera que estén», aseguró Peña Nieto.
El viaje de Trump se producirá, previsiblemente, antes del discurso que tiene previsto dar en el estado sureño de Arizona a las 18:00 hora local (01.00 GMT del jueves), y que estará centrado en su política migratoria.
Ese discurso, pospuesto en varias ocasiones, ha despertado una enorme expectación en EEUU debido a que, en algunos momentos de la semana pasada, Trump ha aprecido dispuesto a suavizar sus duras propuestas migratorias para atraer a los votantes hispanos y negros.
La semana pasada, Trump abrió la puerta a retractarse de su plan para crear «una fuerza de deportación» que expulse a los once millones de indocumentados que se calcula que viven en EEUU.
Pero está por ver si su viaje a México supone un primer paso en la posible suavización de su postura respecto a la inmigración.
«Desde una perspectiva política, el hecho de que Peña Nieto consiga que Trump viaje a México muestra que Trump se ha visto forzado a cambiar parte de su retórica y tomarse en serio a México», ha dicho Andrew Selee, un experto en asuntos mexicanos en el centro de estudios Wilson Center, al diario The New York Times.
El equipo de campaña de Hillary Clinton no ha tardado en reaccionar a la noticia, al recordar en un comunicado los múltiples ataques que Trump ha dirigido a México y los mexicanos a lo largo de su campaña.
«Lo que verdaderamente importa es lo que Donald Trump diga a los votantes en (su discurso en) Arizona, no en México, y si sigue decidido a separar familias y deportar a millones», dijo la directora de comunicaciones de Clinton, Jennifer Palmieri.
El presidente mexicano será el primer jefe de Gobierno extranjero con el que Trump se reúne desde que fue nombrado candidato republicano en julio, una elección curiosa dados sus constantes ataques al país vecino.
Además de sus declaraciones relacionadas con la inmigración, el candidato republicano ha criticado regularmente en sus mítines el Tratado de Libre Comercio en América del Norte (TLCAN, o NAFTA en inglés), y ha acusado de corrupción al Gobierno y los tribunales mexicanos en varios mensajes en Twitter.
Según el Washington Post, que fue el primer diario en informar de los planes de Trump, la campaña del magnate vio en la invitación de Peña Nieto una oportunidad de destacar «las ideas populistas sobre inmigración» del candidato republicano y perfilarle «como un estadista que puede lidiar directamente con México».