Joaquín Robles, analista de XTB
Uno de los deseos de Donald Trump desde el principio de su legislatura ha sido tratar de rebajar los precios del petróleo. Considera que una energía barata ayuda a estimular la economía. Además de los numerosos comentarios contra la OPEP, durante los últimos meses ha intensificado las sanciones sobre Irán y Venezuela. Trump sigue su pugna contra la OPEP por el precio del petróleo.
El problema está en que la OPEP y sus socios, que controlan más de un tercio de la producción, están tratando por todos los medios de incrementar los precios. Pretenden apuntalar sus economías. Desde hace ya más de dos años, esta organización está realizando una serie de recortes en la producción con la intención de equilibrar el mercado.
Endurecer las sanciones
En las últimas semanas, el presidente norteamericano ha tratado de influir sobre los precios del crudo de manera directa o indirecta. Primero, ha anunciado su intención de endurecer las sanciones a Irán, eliminando la exención que tenían ocho países de seguir comprando petróleo iraní.
En segundo lugar, la creciente escalada de tensiones comerciales entre EEUU y China ha avivado las dudas sobre una posible desaceleración económica. Lo que se traduce en unas menores perspectivas de crecimiento, así como una potencial reducción de la demanda de crudo.
Guerra comercial con China
Cuando Trump anunció que restablecería los aranceles sobre las importaciones de productos chinos, los inversores pensaron que se trataba de una medida de presión para avanzar. Las negociaciones llevaban estancadas semanas. Sin embargo, los últimos movimientos de las dos mayores potencias mundiales están creando un nuevo escenario con el que los mercados no contaban.
Ante esta situación, Arabia Saudí ha vuelto a salir en defensa de los actuales precios. El reino saudí afirma que tiene la intención de mantener la actual política de recortes. Está preparado para compensar cualquier desequilibrio en la oferta.
Encrucijada
El petróleo ha disfrutado durante este inicio de año de la mayor revalorización trimestral de los precios, pasando de 53,80 a 69 dólares. Sin embargo, tras estos avances ha visto frenada su evolución fruto de la crisis política y económica en Venezuela y las sanciones a Irán.
Ahora la OPEP y sus socios se encuentran en una encrucijada. Por un lado quieren precios más altos para obtener mayores beneficios. Pero también se plantean eliminar los recortes para volver a producir a un ritmo mayor. Esto les permitiría ingresar más dinero en el corto plazo. La mayor parte de los miembros han incurrido en un fuerte déficit presupuestario, fruto de los bajos precios del petróleo.
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