Por Cambio16
26/10/2017
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El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, declaró una situación de «emergencia de salud pública» por el abuso de analgésicos opiáceos, culpables de la muerte de una media de 91 estadounidenses al día, indicaron altos funcionarios.
«Queremos que las próximas generaciones de estadounidenses conozcan los beneficios de la vida sin drogas», aseguró optimista.
El mandatario afirmó saber de qué se trata lidiar con una adicción. Según reveló, su hermano Fred -«mucho más simpático que yo»- tenía problemas con el alcohol. «El me guió para que no tomara y para que no fumara. Él fue mi guía», aseguró emocionado.
Trump hizo el anuncio desde la casa la Casa Blanca. Allí, junto con Melania Trump, se reunió con padres que han perdido a sus hijos por este problema, así como con miembros de las fuerzas de seguridad que luchan contra el tráfico de drogas.
La declaración de «emergencia de salud pública» permitirá que accedan a cuidados médicos quienes viven en zonas rurales y, además, facilitará el despliegue de especialistas en áreas especialmente afectadas por el abuso de opiáceos.
Los funcionarios pusieron de ejemplo a los vecinos de los montes Apalaches en estados como Virginia Occidental y Pensilvania donde existen grandes índices de desempleo entre mineros y antiguos trabajadores del acero, lo que ha generado condiciones que pueden propiciar la adicción.
«A veces el desempleo es la causa de la adicción y, a veces, es al contrario», afirmó un alto funcionario.
Anuncia plan nacional
Trump ordenó también al Departamento de Trabajo que otorgue subvenciones a algunos de los 50 estados del país para facilitar el empleo de personas que han sufrido los efectos de la adicción y el desempleo.
Con la declaración de «emergencia de salud pública», el Gobierno también podrá dar fondos a los estados para el tratamiento de adicciones mediante sustancias como metadona, buprenorfina y naltrexona, lo que supone un paso importante porque algunos estados no financian esos medicamentos.
Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, los opiáceos (entre los que se incluye la heroína) fueron responsables de 64.000 muertes en 2016.
Las autoridades consideran que la adicción a los opiáceos abre las puertas al consumo de heroína, mucho más barata que los medicamentos en el mercado negro.