El estado de alarma y el consecuente confinamiento por dos meses impacta no solo en los hábitos y rutinas, en la economía y el empleo. También, y mucho, en las emociones de la mayoría de los españoles, que no ocultan sentirse tristes y deprimidos
Al comparar los resultados de una encuesta de GAD3 para ABC, realizada entre el 4 y el 8 de mayo, con los obtenidos un mes antes, la deriva es preocupante: prácticamente empeoraron todos los indicadores de bienestar psicosocial.
De los consultados, el 51,4% respondió que en las últimas semanas se han sentido tristes. Y uno de cada tres, el 33,6%, se han sentido con depresión, muy lejos de los valores promedio de la población. Es la tendencia de diez de los doce parámetros testados y que forman parte del índice de bienestar emocional, un modelo de medición de la felicidad de las personas.
Tristeza, depresión y soledad
El sondeo indica que si bien aún existe una amplia mayoría de españoles que asegura sentirse bien consigo mismo de forma general (80,7%), valor que refleja la fortaleza psicológica a largo plazo, se ha disparado la infelicidad, más inmediata.
El Decano del Colegio aborda el tema de cómo la sociedad debe afrontar esta situación y el futuro hacia la “nueva normalidad”
A continuación puede ver el vídeo donde se aborda este tema:https://t.co/of5gGtZPtQ
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— Colegio Oficial de la Psicología de Madrid (@CopMadrid) May 15, 2020
El estudio señala que 42% de la población se ha sentido feliz. Casi cinco puntos porcentuales por debajo de lo que contestaron en marzo. También crece la soledad, uno de cada seis españoles se ha sentido solo. El 16,5% frente al 15,8% de la anterior encuesta.
El impacto de la crisis sanitaria en el estado de ánimo de los españoles ha sido importante. El 71,7% de los ciudadanos manifestó sentirse feliz en la Encuesta Social Europea del año 2012. Apenas a uno de cada diez españoles los afectaba la tristeza. Y los que decían haberse sentido solos eran la mitad que ahora, un 8,5%.
El decano-presidente de los psicólogos en Madrid, Fernando Chacón, señala que “es normal que conforme se alarga el estado de alarma sean mayores los efectos psicológicos”.
El confinamiento aflora las emociones
El tiempo de reclusión y la crisis mantenida hacen aflorar los efectos psicológicos más frecuentes: bajada del estado de ánimo, la tristeza, la depresión y la aparición de la ansiedad.
La emergencia sanitaria y sus consecuencias se afrontaban como una lucha que había que ganar todos unidos pero conforme se alarga el confinamiento son más visibles los efectos negativos. «Se diluye la activación y empiezan a surgir las dudas sobre si el sacrificio vale la pena ante los resultados obtenidos y sobre el futuro», explica Chacón.
Los datos de GAD3 evidencian que menos de la mitad de los españoles han tenido recientemente la sensación de disfrutar de la vida (46%). Este es, precisamente, uno de los indicadores que más sufren, con ocho puntos porcentuales de caída.
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El segundo más afectado en estos dos meses es el que se refiere a aquellos que se han sentido con energía y vitalidad. El 51,4% respondió afirmativamente, 8 puntos porcentuales menos en un mes. Crece la apatía.
Problemas para descansar
En algunos núcleos humanos también han aparecido con la pandemia la ansiedad, los problemas para dormir o los pensamientos negativos, y que se reflejan en la encuesta de GAD3. Los españoles duermen peor por las noches. Solo el 48% se siente descansado al despertar, lo que podría estar relacionado con el impacto emocional y psicológico de la crisis y el confinamiento. Y se incrementan los que se han sentido estresados en algún momento (46,9%).
Aun así, el psicólogo explica que la bajada de ánimo solo es preocupante cuando no permite continuar con la vida cotidiana en unas condiciones mínimas. “Que estemos más tristes y deprimidos, o que un día no tengamos ganas de salir de la cama, es normal. Pero si se prolonga varios días puede ser un indicador que más nos vale consultar”, explica..
Ahora las medidas de alivio pueden ayudar a que las personas perciban que la situación está mejorando y que el esfuerzo tiene una recompensa, aupando su estado de ánimo. No obstante, Chacón alerta de un peligro: “Cuando una regla es igual para todos se acepta con más normalidad. Pero cuando se perciben desigualdades, sean reales o no, o si hay excepciones, ya sea por grupos o por regiones, eso tiene un efecto negativo sobre estado animo, más irritabilidad y más ira”.
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