POR CAMBIO16
22/10/2017
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Nigeria volvió a ser víctima del terrorismo. Este domingo un triple ataque suicida dejó al menos 13 muertos y 16 heridos en Maiduguri, capital del estado de Borno, ubicado al norte del país.
Fuentes de seguridad indicaron que tres mujeres kamikazes fueron las responsables del ataque.
«Una primera mujer hizo estallar su cinturón de explosivos a las 21.45 (20.45 GMT) frente a un pequeño restaurante callejero, causando 13 muertos», indicó la fuente militar, que prefirió mantenerse anónima, agregando que las otras dos yihadistas kamikazes había provocado por lo menos 16 heridos en otros dos ataques consecutivos, lo cual fue confirmado por un responsable de las milicias armadas de la ciudad.
El cinturón de explosivos de una de ellas no funcionó bien y no causó víctimas.
Los socorristas nigerianos prefirieron no hacer declaraciones oficiales, dada la hora tardía del incidente, pero indicaron que lo harían el lunes de mañana.
El domingo se había alertado acerca de la presencia en Maiduguri de «numerosos miembros del grupo Boko Haram merodeando en los alrededores», indicó una fuente militar.
Maiduguri, la ciudad donde fue fundado el grupo yihadista nigeriano, había regresado a una calma relativa a pesar de atentados esporádicos.
Sin embargo, la ciudad de Konduga, a 20 kilómetros de la capital, es escenario de violencia recurrente desde hace meses.
A merced del terrorismo
El estado de Borno, epicentro de violencias entre el ejército y Boko Haram, sigue siendo en buena medida inaccesible, aunque el grupo terrorista ya no controla los amplios sectores de territorio que ocupaba hasta 2015.
Cerca de un millón de personas hallaron refugio en la gran ciudad del noreste y muchos viven en campos de refugiados, donde la situación humanitaria y de seguridad es muy precaria.
El martes, diez personas serán juzgadas por «disturbios al orden público» tras haber organizado una protesta espontánea en septiembre para denunciar las condiciones de vida en los campos.
La insurrección de Boko Haram, particularmente violenta desde 2009, ha devastado el norte de Nigeria, causando por lo menos 20.000 muertos y 2,6 millones de desplazados.