Cambio16
18/04/2018
La selva de Colombia ahora tiene los mismos derechos que los humanos
En octubre de 2016, tres sujetos fueron acusados por conspiración violenta. Patrick Stein, Gavin Wright y Curtis Allen planearon un ataque terrorista en la villa de Garden City. Justo a 350 km de Wichita. Ahora, los tres hombres condenados en Kansas tendrán que pagar sentencia a partir del 27 de junio. Se les atribuye el complot de bombardear una mezquita y un complejo de apartamentos que albergaba refugiados somalíes.
Los hombres condenados en Kansas iban dispuestos a usar un arma de destrucción masiva para socavar los derechos civiles. El acto se realizaría un día después de las elecciones presidenciales en Garden City. Durante el caso, un miembro de la milicia, Dan Day, fue quien avisó a las autoridades federales sobre la escalada de violencia y las presuntas maquinaciones terroristas. Según The Guardian, el militar usó una grabadora para registrar las conversaciones de los tres hombres condenados en Kansas.
«En las reuniones, el grupo se refería a los somalíes como cucarachas», afirma Day. En este sentido, el juzgado probó que Wright decía en una grabaciones que un ataque contra los somalíes «despertará a la gente». El acusado continúa la conversación insistiendo en que esta medida inspirará a otros a actuar «contra los musulmanes». De hecho, el trío de hombres creó un comité disidente llamado «Los cruzados». En otro sentido, los testimonios afirman que los hombres condenados en Kansas intentaron reclutar personas de la Fuerza de Seguridad del estado para que se unieran a su causa.
Los fiscales probaron que Stein tuvo conversaciones con proveedores del combustible que Timothy McVeigh usó en el atentado de Oklahoma en 1995. El atentado dejó 165 personas muertas. Meses después, la policía detuvo a Stein con 135 kilos de fertilizantes para fabricar explosivos. «El objetivo era masacrar a cada hombre, mujer y niño del refugio», comentó el abogado Anthony Mattivi frente a la corte federal de Wichita. Por otro lado, los abogados defensores explicaron que las conversaciones violentas no eran serias.