Andrés Aguilera, director del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer), fue incluido por la revista Nature entre los cien genetistas más importantes del mundo en investigación biomolecular. Apartando el gigantesco espacio que ocupa la pandemia de la COVID-19 y los intrépidos esfuerzos de la ciencia por ponerle fin, Aguilera reconoce que el cáncer es uno de los mayores retos de la biomedicina en estos tiempos de crisis sanitaria. Confía en que los avances para diagnosticar el cáncer y los tratamientos personalizados aumentarán la esperanza y calidad de vida de los enfermos con esas patologías.
Cabimer indaga en los mecanismos moleculares de los tumores y de la metástasis para identificar dianas terapéuticas que permitan atacar el cáncer. Mientras se ensayan tratamientos en modelos preclínicos.
Miembro de la Real Academia Sevillana de Ciencias, Aguilera asegura que su mayor premio será ver cómo la genética y biología molecular impulsan los mayores avances en biomedicina en los próximos años. Subraya que la investigación está consiguiendo mejorar el diagnóstico precoz en muchos tipos de cáncer.
«Conseguiremos diagnosticarlo antes, esto es ya un hecho para muchos tipos de cánceres. Y con tratamientos cada vez más personalizados lograremos aumentar la calidad y la esperanza de vida de las personas que sufran estas patologías. Pero aún quedan tipos de cánceres que no se pueden detectar de forma precoz y con una altísima tasa de mortalidad, como el glioblastoma o el cáncer de páncreas», dijo en una entrevista para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Enfermos de cáncer, esperanza de vida
En la batalla por dar respuestas a los enfermos de cáncer, la ciencia se tropieza con múltiples barreras. «Una es que el aumento de la esperanza de vida hará aflorar más cánceres. Es ya un hecho. Aunque puede aparecer a cualquier edad, el cáncer es una enfermedad del envejecimiento. Cuanto más vivamos, más alta será la frecuencia de personas con cáncer en la población», apuntó.
Asume que el cáncer es y seguirá siendo uno de los desafíos más importantes para la biomedicina. “No en vano la Comisión Europea lo incluye como uno de los cinco grandes retos sociales dentro del programa Horizonte Europa. Solo en España, el cáncer mata a más de cien mil personas cada año. Pero por supuesto, sin dejar de lado los retos sobre posibles nuevas epidemias y pandemias como las que estamos viviendo e y enfermedades neurodegenerativas asociadas al envejecimiento”, manifestó.
Su departamento estudia los genomas, incluido el origen de la inestabilidad del genoma, que es una patología celular clave en muchas células cancerígenas. Explica que “el material genético, el ADN, se transmite de generación a generación de forma fidedigna. Sin embargo, existen patologías celulares que se dan en las células cancerígena y hacen que la información cambie a una tasa anormalmente elevada en muchos casos debido a alteraciones de los mecanismos de replicación y reparación del ADN y la cromatina”.
Explica que esto hace «que se acumulen mutaciones y reorganizaciones cromosómicas que afectan al programa de expresión genética celular y aumentan la probabilidad de afectar a supresores tumorales y genes implicados en metástasis, responsables de la aparición de tumores y su expansión”.
Avances en los últimos veinte años
Aguilar hace referencia a un segundo departamento del Cabimer que trabaja en división y muerte celular. También en el metabolismo y transmisión de señales que hacen posible la división.
Argumentó que es importante conocer cómo operan a nivel molecular los mecanismos de señalización que controlan el crecimiento, la división, el metabolismo y la proliferación celular. Cómo están descontrolados en la célula tumoral, y, sobre todo, cómo podemos atacarlos para eliminar selectivamente células tumorales en los enfermos de cáncer. «Ese es un objetivo primordial. También es prioritario entender el metabolismo de las células cancerosas, abre las puertas a poder usar la nutrición como herramienta terapéutica para tratar el cáncer”, añadió.
Señaló que en los últimos 20 años ha habido avances en genética y en biología molecular del cáncer, tanto en el diagnóstico como en nuevas terapias dirigidas contra cánceres específicos, «siempre teniendo en cuenta que cada cáncer es una enfermedad diferente”. Anotó que el desarrollo de las biopsias líquidas, que permiten un diagnóstico temprano poco invasivo es un enorme avance en este sentido.
Destacó que las inmunoterapias están dando resultados muy alentadores y constituyen una vía que genera grandes expectativas. «También cabría resaltar la generación masiva de secuencias de genomas de células cancerígenas de miles de enfermos de cáncer., las cuales están disponibles en bases de datos públicas, que aceleran la identificación de nuevos genes candidatos a estar implicados en cáncer. Van a constituir una información clave para tratamientos personalizados”, explicó.
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