La anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son los trastornos alimenticios más comunes entre la población adolescente, especialmente la femenina. Según cifras de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia, en 2018 alrededor del 5% de la población adolescente femenina española padece un trastorno de conducta alimentaria y un 11% más está en riesgo de sufrir alguno de estos.
Estas enfermedades tienen su origen en trastornos psicológicos e implican extremos regímenes alimenticios. Aunque la anorexia está asociada a las mujeres, cada vez más también afecta a los hombres. Se trata de un miedo extremo a ganar peso lo que ocasiona que la persona deje de comer. Las personas que sufren de anorexia tienen una percepción irreal de su peso corporal por lo que, aunque su peso está muy por debajo de lo considerado normal, la imagen que ven de ellos en el espejo es la de alguien que necesita adelgazar.
La bulimia y su opuesto
Por su parte, las personas que padecen bulimia también sienten un temor enfermizo al exceso de peso. Pero, más que dejar de comer, incurren en períodos ocultos en los que comen de forma compulsiva. Son los conocidos atracones de comida, que pueden ocurrir varias veces a la semana o varias veces al día. Mientras estas personas comen en exceso pueden sentirse completamente fuera de control: consumen miles de calorías con alto contenido de hidratos de carbono y grasa en cantidades exageradas y peligrosas. Después de comer en exceso, las personas que padecen bulimia sufren un arrepentimiento que las lleva a inducirse el vomito o usar laxantes para perder el peso.
En el lado opuesto, la ingesta desenfrenada de grandes cantidades de alimentos también es considerado parte de los trastornos alimenticios que afecta tanto a hombres como mujeres. Al igual que en los casos anteriores, estas personas sienten culpa por su comportamiento pero esto, paradójicamente, les genera ganas de volver a comer más y de forma adictiva.
Los jóvenes son el sector más vulnerable ante los trastornos alimenticios. Los adolescentes, que se encuentran en un período de formación, están rodeados de imágenes que les imponen cánones de belleza basados en un ideal irreal. Especialmente gracias a la publicidad, que suele retocar los cuerpos de las figuras que aparecen en sus marcas. Asimismo, algunas marcas de la industria textil se esfuerzan por colaborar con esta ilusión del cuerpo «ideal». Esto, aunado a la falta de conocimiento sobre los trastornos alimenticios, conducen a los jóvenes a desarrollar conductas peligrosas en materia nutricional.
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