La malaria o el paludismo es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos del género Plasmodium. Se introduce en el cuerpo humano a través de la picadura del mosquito hembra Anopheles. Anualmente, se infectan por malaria o paludismo, alrededor de 210 millones de personas en el mundo, mientras que mueren unas 440.000.
Resulta curioso que uno de los enfoques para limitar la transmisión de la malaria sea la diseminación en mosquitos de microbios simbióticos. Microbios que se heredan de generación en generación y bloquean la transmisión del Plasmodium.
Un grupo de científicos de Reino Unido y Kenia han profundizado en este enfoque, descubriendo que un microbio simbiótico se encuentra de forma natural en uno de los vectores más importantes de la malaria en África. El Microsporodia MB está presente con una prevalencia moderada en el mosquito Anopheles arabiensis.
Un microbio para frenar la enfermedad
El Microsporodia MB es un pariente lejano de los hongos que se transmite a través de generaciones de mosquitos. Lo curioso es que contrario a la tendencia, el microbio en lugar de causar enfermedades en los insectos, se ha asociado de forma estable con el huésped (Anopheles arabiensis). Ayuda a sobrevivir a los mosquitos para garantizar la supervivencia propia.
Jeremy Harren, investigador del Centro Internacional de Fisiología y Ecología de Insectos en Nairobi, Kenia e investigador del estudio, señala que el descubrimiento es importante, porque el microbio puede hacer resistentes a los mosquitos frente a la malaria o paludismo.
Los hallazgos del estudio señalan que el microbio se encuentra en el intestino medio y en los ovarios de los mosquitos. Además, no se asocia a reducciones significativas de la fecundidad en la hembra ni reduce la supervivencia del huésped adulto.
La demostración de que el microbio perjudica la transmisión del patógeno y que se transmite de madre a hijo es el primer paso para emplear una estrategia que limite la transmisión de la malaria.
Propagación del microbio
El siguiente paso de la investigación es elevar los niveles del microbio en los mosquitos, algo difícil pero no imposible. La propagación del microbio no es un paso que se pueda tomar a la ligera, pues requiere saber:
- Si el microbio tiene otro huésped potencial que propague al patógeno fuera de control.
- La forma como el microbio frena la malaria y si es posible replicar este mecanismo, en lugar de usar un microbio entero.
- Los efectos secundarios de la infección microbiana.
- Si todos los mosquitos portadores del Plasmodium son sensibles al microbio.
- Si la infección se sostiene en el tiempo.
Actualmente, los investigadores se enfocan en la epidemiología del microbio en mosquitos en cautiverio. Es decir, entender las rutas y tasas de propagación. De manera, que se llegue al diseño de una estrategia de propagación del microbio entre las poblaciones de mosquito.
Señalan como elemento «muy alentador» el hecho de que el microbio esté presente en muchas poblaciones de mosquitos en África de manera natural, puesto que reduce el riesgo de propagación frente a la introducción de un agente extraño.
Malaria o paludismo en África
La malaria en África sigue siendo un obstáculo determinante en el desarrollo económico de la región. La investigación afirma que las actuales medidas de control de la malaria en el continente son insuficientes, ya que el progreso en el control de la enfermedad se ha estancado.
De acuerdo con datos de la OMS, África «soporta una carga mundial desproporcionadamente alta de la enfermedad». En 2018, la región registró el 93% de los casos de paludismo a nivel global y el 94% de las muertes.
Sin embargo, otras regiones también se ven afectadas: Asia Sudoriental, el Mediterráneo Oriental, el Pacífico Occidental y las Américas. Los más vulnerables a la enfermedad son los niños menores de 5 años que para 2017 representaban el 61% de las muertes por paludismo en el mundo.
El enfoque estudiado en «Un microsporidio deteriora la transmisión del Plasmodium falciparum en mosquitos Anopheles arabiensis», publicado en la revista Nature, contribuiría a disminuir la transmisión de la malaria y la estela de muerte que deja.
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