Rusia debe detener la frecuente tortura de detenidos y procesar a los que la perpetren, dijeron el viernes investigadores de derechos humanos de Naciones Unidas. Entre ellos, se encuentran funcionarios de prisiones señalados por vídeos en los que aparecen golpeando a un detenido, lo que provocó la indignación en el país.
El Comité contra la Tortura de la ONU, como medida extraordinaria, pidió a las autoridades rusas que vuelvan a informar sobre el caso de los guardias que golpearon con porras a Yevgeny Makarov y del acoso hacia activistas y periodistas.
El caso de tortura en Rusia
El diario Novaya Gazeta publicó el mes pasado el vídeo de 10 minutos en el que se evidencia el incidente sufrido por Makarov. La publicación indicó que el episodio ocurrió en junio de 2017 en una prisión de la ciudad de Yaroslavl, al noreste de Moscú.
El comité señaló su preocupación porque la «vigilancia de las cámaras demostraron ser ineficientes en cuanto a prevenir actos de tortura». Asimismo, indicaron que su recelo porque se guardó la grabación durante casi un año y se empezó la investigación después de la filtración a los medios.
El viceministro de Justicia ruso, Mikhail Galperin, que lideró un análisis de dos días de la grabación, dijo que las autoridades procesarán a los guardias. Ya las autoridades expulsaron a 17 funcionarios conectados con el caso. De ellos, arrestaron a cinco mientras siguen evaluando una sexta detención.
Combatir la impunidad
El comité de la ONU instó a las autoridades rusas proteger de potenciales represalias a Makarov y a su abogada Irina Biryukova, que ha huido del país. En sus conclusiones, los 10 expertos que integran el comité aseguraron que Rusia debe “combatir la impunidad relativa a la tortura y los casos de maltrato”. ¿La manera? Que «los funcionarios gubernamentales de alto afirmen pública e inequívocamente que la tortura no será tolerada».
Los expertos habían recibido «numerosos informes consistentes que indican la falta de una investigación rápida, imparcial y efectiva sobre las acusaciones de tortura o maltratos».
Unas 600.000 personas están detenidas en casi 1.000 prisiones y centros de detención a lo largo de Rusia y unas 4.000 muertes por variadas causas se registran cada año, «una de las tasas más altas de los países del Consejo de Europa», dijo el presidente del panel, Jens Modvig, durante la revisión.
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