Por Paz Mata
11/12/2016
Han pasado dos décadas desde que el extravagante y genial diseñador asumió el control de la firma Gucci y sacudió el mundo de la moda con su reinvención audaz y hedonista de la empresa. Y una década desde que la dejara para lanzar su propia y exitosa marca. Con el mismo ímpetu que empezó en el mundo de la moda lo hizo en el del cine, debutando como director con A Single man (2009), que obtuvo una nominación al Oscar. Siete años más tarde, Ford (Austin, Texas, 1961) vuelve a sorprendernos con Animales nocturnos, un thriller psicológico basado en la novela de Austin Wright de título, Tony y Susan, que explora la intimidad y la tensión que se extiende entre el amor y la crueldad, la venganza y la redención, con el que obtuvo el premio del Jurado en la pasada edición del Festival de Cine Internacional de Venecia.
El drama, protagonizado por el actor Jake Gyllenhaal y la actriz Amy Adams, se basa en la vida de Susan Morrow (Amy Adams), dueña de una galería de arte que un día recibe un manuscrito de una novela titulada Animales nocturnos, firmado por quien fue su esposo, Edward Sheffield, y de quien se separó 20 años atrás. Sheffiled (Jake Gyllenhaal) busca la opinión de ella sobre el libro y ahí empieza un viaje entre el pasado y el presente, que alterará la vida actual de ambos. Los peligros del materialismo y el excesivo consumo conforman el discurso central de la historia. Son temas con mucha resonancia en la vida del director-diseñador.
“Susan se parece un poco a mí,” admite Ford durante el encuentro con Cambio16 que tuvo lugar en el pasado festival de cine de Toronto, donde presentó su película con el León de Oro que recibió en el Festival de Venecia bajo el brazo. “Es una persona que tiene muchas cosas materiales pero se da cuenta de que nada de eso importa en la vida”, añade el diseñador que ha hecho una verdadera fortuna vendiendo bolsos de cocodrilo valorados en unos 18.000 euros y que alterna la promoción de su película con el novedoso lanzamiento de su nueva línea de otoño, a la venta en el mercado nada más salir de la pasarela
¿Por qué ha tardado siete años en volver
al cine?
Es increíble la velocidad con la que pasa el tiempo (risas). Durante este tiempo he sido padre y me he dedicado de lleno a mi hijo. Cuando nació Jack decidí que me iba a tomar tres años sabáticos para ocuparme de él. Durante ese periodo encontré este magnífico libro y compré los derechos para adaptarlo al cine. Lo que me atrajo de él fue que se trata de una historia con moraleja, que habla de que cuando quieres a alguien tienes que mantenerte cerca de esa persona, así como de lo que puede suceder si no lo haces. También aborda la desconfianza hacia uno mismo. Pero casi se me pasó el plazo para adaptarlo, casi cuando los derechos iban a caducar me puse a escribir el guion.
En su caso no parece que dudara de sí mismo cuando decidió dedicarse al cine. ¿Por qué lo hizo?
Porque amo al cine. Fui actor cuando era adolescente. No era muy bueno, aunque tuve mucho éxito haciendo anuncios publicitarios. Odiaba actuar y ponerme delante de la cámara. Era muy tímido. Pero en la escuela de arte dramático donde estudié tuve la oportunidad de trabajar con muchos actores y de esa forma pude entender por lo que se pasa cuando se prepara un papel. Si habla con los actores que han trabajado conmigo sabrá que siempre trato de crear un ambiente de trabajo que inspire a los intérpretes a dar lo mejor que llevan dentro. Por otra parte, me considero un buen contador de historias.
Dice que se identifica con Susan. ¿En qué sentido?
He tenido la suerte en la vida de poder experimentar ese tipo de materialismo, ese estilo de vida que nuestra cultura dice que nos va a aportar felicidad. Todos vivimos en un mundo materialista y no niego que lo haya disfrutado hasta cierto punto, pero hay que ver las cosas con cierta perspectiva y saber que nada de eso te aporta la felicidad. Hay cosas que sí son muy importantes y no tienen que ver con lo material.
¿Por ejemplo?
La lealtad. Llevo viviendo 30 años con la misma persona. Trabajo con el mismo equipo desde hace muchos años y eso es algo que Susan no ha sabido hacer. Ella ha dejado marchar al hombre de su vida y esa es la causa de su inseguridad. Lo mismo ocurre con Edward, creció en Texas, como yo, en un lugar donde abunda el estereotipo del macho fuerte, cosa que él no es. Pero al final demuestra más fortaleza que todos ellos porque es el único que se guía por sus creencias y al final triunfa en su mundo interior con el libro que está escribiendo, y en el exterior, porque consigue que Susan se enamoré de él otra vez.
La escena que abre la película puede crear incertidumbre e incluso incomodar al espectador. ¿Puede explicarnos qué ha querido decir con ella?
Es un comentario a la cultura contemporánea de este país, a lo absurda que es a veces nuestra sociedad y que llega a ser el mundo del arte. Hace también referencia al sistema político actual en Estados Unidos. Por un lado vemos imágenes de mujeres bellísimas que representaron en su día a este país, como es el póster de Farrah Fawcett en traje de baño y con su abundante cabellera rubia y su blanca sonrisa. Todo un icono de belleza que reflejaba la América de los años 80. El presente está representado por mujeres entradas en carnes, glotonas y un poco envejecidas, vestidas con ropas que reflejan lo que es hoy EEUU. Está hecho desde el punto de vista de un artista europeo que comenta el estado actual de este país. Sin embargo, cuando filmé a estas mujeres me enamoré de ellas porque se sentían libres y felices de ser como son. No se dejan influir por los cánones que impone nuestra sociedad. Susan, sin embargo, no ha sido capaz de liberarse de esos condicionamientos y, aunque tiene alma de artista, aún se deja influir por esos dictámenes.
¿Ha logrado liberarse usted de esos dictámenes?
Cada vez más. A medida que voy envejeciendo me voy sintiendo más cómodo en mi propia piel y más libre de ser tal y como soy. Creo que voy evolucionando con la edad (risas).
Dicen que piensa usted mucho en la muerte. ¿Es cierto?
Sí. Desde que era pequeño me ha fascinado la muerte y he sido muy consciente del paso del tiempo y de que nuestro periodo en este planeta es finito. Eso es lo que aporta tanta belleza a la vida. El hecho de que todo sea perecedero y que por ello queramos vivir, apreciar y experimentar lo que existe a nuestro alrededor, como la belleza de una rosa en flor, porque sabemos que pronto se marchitará.
¿Qué significado tiene la belleza?
Lo he aprendido como diseñador de moda. Cuando veo algo que me produce una pequeña descarga eléctrica, ya sea alguien caminando por la calle llevando una prenda o una sombra de ojos llamativa que me provoca. Eso es belleza, porque consigue afectarme de un modo visceral. Creo que se puede encontrar en casi todas las cosas.
¿Se considera un animal nocturno?
Absolutamente. Toda mi vida lo he sido y también tengo que tomar pastillas para dormir (risas).
¿A qué dedica sus horas de insomnio?
A trabajar, trabajar y trabajar. Soy muy productivo durante esas horas porque es el mejor momento para crear. Hay paz y silencio y me puedo concentrar en mis labores profesionales, sin llamadas telefónicas ni correos que me distraigan. Me molesta mucho que otros animales nocturnos me llamen (risas). No necesito dormir demasiado. Con tres o cuatro horas me basta.
Antes decía que es un gran contador de historias. ¿Le sirvió eso para triunfar en la moda?
Sí, porque a través de la moda también estás contando historias. Para mí va muy unida al cine. Yo he trabajado 30 años en ese mundo y he tenido ocasión de colaborar con grandes fotógrafos como Helmut Newton e Irving Penn. De ellos aprendí a contar una historia dentro de un encuadre, a iluminar una escena y a entender toda la parte técnica de la fotografía y por extensión de la cinematografía. Ambas industrias tienen en común que parten de la visión del creador. Luego tienes que formar un equipo que comparta contigo esa visión y al que debes inspirar para que ayude a llevarla a cabo. Me siento muy cómodo en el papel de director.
¿En qué directores se ha inspirado para hacer sus películas?
Para esta en particular me inspiré obviamente en Hitchcock y en Brian De Palma sobre todo por la parte violenta, surreal, gráfica y no necesariamente real, puesto que se trata de una historia de ficción vista a través de los ojos de la mujer que está leyéndola. Por cierto, Brian De Palma se inspiró para su trabajo en un fotógrafo de moda llamado Guy Bourdin. Sin embargo mi corazón y mi alma se han visto influidos por George Cukor. Tengo una gran colección de películas en mi casa, todas las de Cukor, Claude Chabrol y Fassbinder. De hecho me inspiré muchas veces en sus largometrajes a la hora de crear una colección de moda.
Además del viaje emocional que supone está nueva película que invita a la reflexión, está el viaje visual al que nos somete en cada uno de sus planos. ¿Cómo los va componiendo?
Cuando escribo el guion visualizo cómo será cada uno de los planos, pero el aspecto visual está siempre al servicio de la historia, ya sea la atmósfera de la película o el vestuario que lleven los personajes en la escena tienen que ser parte de la historia. Por mucho que tenga todo en la mente, cuando llego al rodaje tengo que mantenerme abierto a cualquier cosa que ocurra, que no había anticipado pero que sirve para contar mejor la historia. Es muy importante llegar preparado al rodaje pero también lo es mantenerte abierto a lo que pueda suceder.