La vida de Tina Modotti (Údine, 16 de agosto de 1896-Ciudad de México, 5 de enero de 1942) estuvo marcada por algunos de los hechos históricos más importantes de las décadas de 1920 y 1930. Ciudadana del mundo, como muchos la han considerado, tanto su vida como su obra están rodeadas de lagunas que solo tras un profundo estudio han podido completarse, aunque no en su totalidad.
La vida nómada y su agitada militancia política provocaron que Modotti abandonara súbitamente muchos de los países en los que vivió, lo que, como señala la comisaria de la muestra Isabel Tejeda, “descontextualiza y desordena su producción, imposibilitando datar con exactitud numerosas de sus imágenes”, si bien se puede afirmar que casi toda su obra fotográfica se produjo entre 1923 y 1930. Durante estos años mexicanos y tras su aprendizaje con Edward Weston, la artista evolucionó desde la perfección de las formas abstractas hasta una perspectiva diferente y personal condicionada por su modo de ver la vida, en la que destaca su atracción por el ser humano y las injusticias sociales.
Retrata entonces las condiciones precarias de los trabajadores, las desigualdades y la mi seria de las áreas urbanas. Se centra asimismo en la mujer y en su papel dentro de la comunidad, también en las formas y los símbolos de la emancipación de la clase trabajadora. En su afán por despertar conciencias, Modotti realizó imágenes que denuncian las injusticias y honran a los desposeídos, algunas de ellas con un fin propagandístico que tienen como destino su impresión en publicaciones y revistas.
La exposición que organiza Fundación MAPFRE es la más amplia que se ha realizado de Tina Modotti hasta la fecha. Gracias al trabajo de Isabel Tejeda, hoy podemos contemplar un amplio número de copias vintage de la autora, reunidas tras un profundo trabajo de investigación. Alrededor de 240 fotografías que se agrupan cronológicamente en cuatro secciones que, en su mayoría, son copias de época. Además, se muestra una extensa cantidad de material documental y una de las películas que Modotti protagonizó en Hollywood. El recorrido se completa con obras de fotógrafos de su entorno cercano, como Edward Weston.
PRIMEROS AÑOS: DE ÚDINE A LOS ÁNGELES
Assunta Adelaide Luigia, conocida como Tina, nace en Údine el 16 de agosto de 1896 en un núcleo familiar de la baja burguesía y de raíces proletarias. Durante sus primeros diez años de vida, vivió con su familia en Austria, donde su padre trabajaba como mecánico. Poco después de volver a Údine en 1906, Giuseppe Modotti, su progenitor, decide perseguir el sueño americano y se traslada a Estados Unidos con la intención de agrupar más tarde a la familia, hecho que se concretará años después cuando Tina, su madre y sus hermanas se reúnan con él en California.
Modotti pasará una década de su vida en la costa oeste, desde los 13 hasta los 23 años, en el seno de la comunidad italiana de San Francisco. Para ella la ciudad fue el símbolo de la libertad, una ciudad llena de estímulos culturales e intelectuales que sembraron la semilla de su compromiso político.
Tras un corto período como sastra, Modotti decide probar suerte en el teatro; la costumbre de disfrazarse, cambiar de identidad dependiendo del contexto, se puede observar en las fotos de familia en las que ella aparece en una ocasión vestida de bailarina, para después ponerse unos pantalones como los que utilizaban las jóvenes estadounidenses.
En 1920 conoce a Edward Weston, que se convertirá en su pareja y para quien actuará como modelo y también escribirá poesía, una actividad que, sin embargo, no tendrá continuación en su obra. Durante aquel período participará al menos en tres películas, como es el caso de The Tigers Coat (que puede verse en esta exposición), donde interpreta el tópico de la mujer mexicana, que los estadounidenses identifican con el mito exótico y romántico de lo latino.
MÉXICO: AL OTRO LADO DE LA CÁMARA
En 1923 Tina Modotti se traslada a Ciudad de México acompañada de Edward Weston y uno de los hijos de este; allí permanecerá hasta 1930. Durante estos años, Modotti evoluciona desde una obra que parte del formalismo de Weston, imágenes que algún crítico llegó a calificar como ‘cubistas’, hasta realizar una ‘fotografía encarnada’, donde las emociones que se expresan tras el objetivo quedan plasmadas sobre lo que se está captando, un trabajo imposible de separar de la realidad social del pueblo mexicano.
En marzo de 1924 tanto Tina Modotti como Edward Weston tomaron fotografías de un circo ambulante. Mientras que el primero se centra en las líneas de las costuras de la carpa, que marcan una perspectiva finalmente casi abstracta, la segunda baja la cámara y recoge no solo las telas que conforman esa carpa, sino también a los campesinos mexicanos que contemplan el espectáculo y crea una atmósfera particular.
En 1929, con el objetivo de ilustrar el libro de Anita Brenner Idols Behind Altars, recorren parte de México y fotografían arte prehispánico y colonial, así como la cultura popular indígena, lo que pudo suponer un viaje iniciático para la artista. Su compromiso político, cada vez más marcado, se agudizó cuando comenzó a fotografiar el proceso de trabajo de los muralistas mexicanos Diego Rivera y José Clemente Orozco, llegando a convertirse casi en su ‘fotógrafo oficial’.
Es a partir de 1926 cuando el cambio de registro fotográfico de Modotti se hace más patente. Weston vuelve definitivamente a California y ella compra en San Francisco una cámara Graflex, mucho más ligera que la Corona, que necesitaba de trípode y le limitaba ostensiblemente los movimientos a la hora de capturar los motivos.
FOTOGRAFÍA Y COMPROMISO POLÍTICO
En 1927 Tina Modotti se afilia al Partido Comunista, lo que supone un revulsivo en su implicación política. Desde 1924 pertenece al Socorro Rojo y de forma paralela trabaja para el periódico El Machete, dirigido a obreros y campesinos. Asiste a manifestaciones y retrata a personajes en situaciones reales, participa en asociaciones políticas como Manos Fuera de Nicaragua y cree en el poder de la imagen como instrumento de transformación social.
Es en este momento cuando Modotti se plantea el dilema de la representación. Necesita realizar una fotografía para el pueblo, pero sin traicionar sus principios estéticos. La respuesta la encontrará en la fotografía de carácter simbólico. Realiza entonces una serie de naturalezas muertas, ideogramas, cuyos títulos representan los motivos de las imágenes: Hoz, sombrero y martillo, Hoz, canana y mazorca, etc., que unidos entre sí se refieren a conceptos abstractos del pueblo y de la visión comunista de un futuro que nace de una tradición profundamente mexicana.
En 1929 Tina Modotti celebró su primera exposición en la Biblioteca Nacional, por aquel entonces sus fotografías no se publicaban en los periódicos de más tirada, pero sí estaban presentes en El Machete o en CROM (revista de la Confederación Regional Obrera Mexicana), aparte de otras muchas extranjeras, como New Masses, revista marxista neoyorquina, o la rusa Put’ Mopr. Sus fotografías significaban para el público la encarnación de un México de izquierdas donde el campesino era imposible de corromper y el gobierno sinónimo de la revolución promovida por la voluntad popular.
Algunos autores han señalado el origen proletario de Tina Modotti como base en su modo de afrontar los temas sociales y las figuras humanas. Si algunos han definido esta parte de su trabajo como «fotografía de reportaje», hay que señalar que la curiosidad de la artista y su intento de capturar la vida de una persona en una imagen la alejan de la simple intención ilustrativa.
EL PASO A LA ACCIÓN POLÍTICA: ESPAÑA EN GUERRA
Tras su expulsión de México y sus distintas estancias en algunos países europeos, Tina Modotti llega a España en 1934 en calidad de miembro del Socorro Rojo junto con su compañero de entonces, Vittorio Vidali, conocido durante la guerra civil como comandante Carlos Contreras. Tras ser expulsada en varias ocasiones, consigue entrar en el país y durante la guerra civil española se dedicará con ahínco a la acción de socorro y ayuda económica y legal hacia las familias de los detenidos políticos.
En Madrid se le encargó reorganizar el Hospital de Maudes, un antiguo asilo privado para tuberculosos, más conocido como el Hospital Obrero de Cuatro Caminos, cuyo fin era atender a los milicianos heridos. De forma paralela, Modotti fue supervisora y reportera para Ayuda. Semanario de la solidaridad, el periódico del Socorro Rojo, donde firma con el nombre de María, Carmen Ruiz o Vera Martini, además de ser responsable de la propaganda, es decir, de la labor de difusión y divulgación de las actividades del organismo.
En diciembre de 1936 aparece en Ayuda por primera vez un artículo firmado como María que se puede atribuir sin duda a Modotti. Se trata de Visita a un taller de costura del Socorro Rojo de Alicante, en el que se ensalza el papel de la mujer en el trabajo y su papel en la lucha antifascista, motivo constantemente presente en sus fotografías, artículos y actividad pública.
En el mes de julio de 1937 Modotti organizó el II Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura en Madrid, Valencia y Barcelona, que tuvo un gran eco internacional y un gran valor para ella. Entre los participantes se encontraban, entre otros, André Malraux, Anna Seghers, Ernest Hemingway, Alekséi Tolstói, Octavio Paz y su mujer Elena Garro o Robert Capa y Gerda Taro; estos últimos animaron a Modotti a volver a lo que ellos consideraban que era su verdadera labor, la fotografía, pero ella refutó tal posibilidad.
No hay rastro de fotografías de Modotti realizadas en España, aunque queda la duda, tal y como señala la comisaria de esta exposición, Isabel Tejeda, si tres de las 17 fotografías que aparecen en Viento del pueblo, poesía en la guerra de Miguel Hernández, publicado en Valencia en 1937 por Ediciones Socorro Rojo, pudieran ser atribuidas a la artista.