Annie Suárez
22/03/2018
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Tim Robbins ha hecho lo que otras afamadas figuras de Hollywood. No solo ha probado que la televisión sigue siendo una palestra interesante para el público ávido de novedades en materia de entretenimiento. También ha puesto de manifiesto que es todavía un medio poderoso para quienes desean materializar historias que transmitan su visión sobre diferentes aspectos de la vida y dejar un mensaje en la audiencia que invite a la reflexión. Y es que, por estos días, se ha visto a este ganador del premio Óscar en la piel de Greg Boatwright, en Here and now, serie transmitida por HBO. Robbins protagoniza la historia junto a otra multipremiada figura de la actuación, Holly Hunter.
Here and now es una producción escrita por Alan Ball, el mismo autor de historia como American Beauty, Six feet under y True Blood. Su trama gira en torno a una familia multirracial, que vive en Portland, en medio de los vaivenes de la sociedad contemporánea estadounidense. Para esta serie se realizaron diez episodios que ya están en marcha de cara a la audiencia.
Desde Los Ángeles, Tim Robbins respondió a algunas interrogantes sobre el personaje que interpreta en Here and now, entre otros aspectos relacionados con esta producción televisiva.
“La gente mira una serie durante diez horas seguidas y eso es genial”
-¿Qué ofrece actualmente la televisión en cuanto a roles en comparación con el cine?
-Hace poco hice un maratón Handmaid’s Tale y me encantó. Lo que me gusta de ese formato –y me fascinó también en The Brink– es que son series de diez capítulos de media hora que constituyen una película de cinco horas. Si son diez horas, se convierte en una película de 10 horas. Si hace 15 años me hubieras dicho que en 2018 habría un montón de directores y guionistas haciendo películas con una duración de 10 horas, hubiese pensado que era una locura. Pero eso es lo que sucede en esencia y es algo que me entusiasma. Es posible el formato más largo. La gente mira una serie durante diez horas seguidas y eso es genial. Recuerdo haber ido en los ‘80 a ver una película que duraba ocho horas y haber pensado en ese momento que era algo sorprendente, aunque nunca me imaginé que sería posible.
-¿Qué le atrajo del personaje de Greg cuando le presentaron el proyecto de la serie?
-Cuando leí el guion, me encantó la manera en la que Alan (Ball) no sólo contaba la historia de una familia complicada, sino también cómo reflejaba lo que somos nosotros, todos nosotros, ahora, en este país (Estados Unidos). Me fascinó el lienzo sobre el que pintaba y su nivel de entendimiento de las complejidades morales de los seres humanos. Me identifico con mucho de lo que experimenta emocionalmente el personaje de Greg: el fastidio por envejecer, además de la desilusión de las personas que han trabajado en pro de causas progresistas y que viven en “los Estados Unidos de Trump”.
“Este mundo no lo creó Trump”.
-¿Se habría sentido diferente si la historia en la serie hubiera presentado como ganadora a Hillary Clinton en las elecciones presidenciales o alguien más?
-No. Este mundo no lo creó Trump. Ha estado presente ya durante un tiempo. Tal vez a través de toda nuestra historia. Cuando se evidencia el progreso, existe un movimiento que, impulsado por una abundancia de dinero, logra revertirlo. Parece ser un patrón que se repite en los Estados Unidos.
-¿Con qué parte de Greg se siente más identificado?
-Con su desilusión, con esa sensación de traición. Probablemente, tendría una forma diferente de lidiar con eso en comparación con la manera como lo hace Greg. Pero eso no cambia mi opinión sobre la importancia de contar esta historia.
“Tenemos la idea de que existe más sabiduría en los jóvenes que en la experiencia”.
-¿En qué medida la crisis existencial de Greg se relaciona con la desilusión y la traición? ¿Cuánto tiene que ver con la edad?
-Es una combinación de todo lo anterior: la edad y el temor a la muerte. Creo que estamos obsesionados con la juventud en este país (Estados Unidos). Tenemos la idea de que existe más sabiduría en los jóvenes que en la experiencia. Pero parte de eso es autoinfligido. Considero que las personas adquieren compromisos en sus vidas que aniquilan su idealismo, su espíritu y su voluntad de lucha. En los jóvenes, en cambio, lo que se evidencia es pureza y pasión.
-¿Es que después que maduramos pensamos que no todo es posible? ¿Es por ingenuidad que los jóvenes disfrutan de la vida y avanzan?
-Durante toda mi vida me he opuesto a ese concepto. Creo que todo es posible. Es cierto que existen limitaciones, pero siento que son oportunidades de imaginar un nuevo camino. Se trata de desafíos que uno debe superar, una manera de revertir un orden antiguo, una forma de reinventarse. Los compromisos pueden significar más dinero, facilitar las cosas, pero no estoy seguro de que sean buenos para el arte ni para el alma.
“La razón por la que la gente se deprime y sufre crisis existenciales se relaciona con su visión sobre lo que les parece una vida exitosa”.
-Alan Ball sostiene que el envejecimiento resulta más duro para los hombres que para las mujeres. ¿Qué opina usted de esto?
–Muchas mujeres no estarán de acuerdo con eso, pero entiendo cuál es el planteamiento de Alan (Ball). Los hombres tendemos a pensar que somos inmunes. Entonces, te pega y te pega duro. La razón por la que la gente se deprime y sufre crisis existenciales se relaciona con su visión sobre lo que les parece una vida exitosa. Los mensajes que recibimos desde que usamos pañales resultan ser, en muchos casos, una meta inalcanzable. No todos seremos millonarios al cumplir los 40 años ni tampoco se nos homenajeará a todos. Como es tan infranqueable, muchos se quedan con esa sensación de fracaso. Lo irónico es que aquellos que tienen la suerte de alcanzar ese tipo de éxito tienen los mismos sentimientos de fracaso. La respuesta a todo esto yace en la búsqueda de la plenitud por caminos diferentes a los que nos marca la sociedad.
“Tengo tres hijos y puedo dar fe de la idea de que son lo que son desde el momento en que nacen”.
-¿Qué opina de la relación de Greg con su hijo Duc?
-Greg no entiende la filosofía de vida de su hijo. Tengo tres hijos y puedo dar fe de la idea de que son lo que son desde el momento en que nacen. La tarea de uno como padre es tratar de no interferir con lo que son. No se trata de lo que uno quiere que sean, sino de lo que en realidad son. Es un concepto que resulta difícil de entender para algunos, pero me di cuenta de inmediato. Para la familia de Greg eso es una incógnita, aún con Kristen que es su hija biológica. Esa es una de las cosas más divertidas y desafiantes de ser padres: el tratar de descifrar todos los misterios que se esconden dentro de nuestros hijos y que todavía se ocultan en ellos.
– Greg busca satisfacción fuera de su matrimonio con una prostituta. Considerando que el personaje tiene una buena relación con su esposa, ¿qué cree usted que lo motiva hacerlo? ¿Por qué luego trata de ponerle freno?
-En el fondo, esas relaciones son vacías. No son afectivas. No existen dentro de un marco de respeto mutuo, en un campo de juego equilibrado. Son un arreglo carnal. No llevan a la realización espiritual ni romántica. Quizás, en el momento sirvan, pero en última instancia no ayudan. Por eso, me encantó la escena que sigue al encuentro de Greg con la prostituta. Greg se quiebra mientras maneja hacia su hogar. Esa para mí fue una hermosa manera de contar la historia sin palabras.
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