Por Iñigo Aduriz
25/12/2017
Es el grito desgarrador de un joven al que, de repente, algo se le abalanza y le hiere media cara de un mordisco. Chilla aterrorizado, como a su lado grita la joven con la que tonteaba en el bosque pocos minutos antes. “¡Es un zombie! ¡Es un puto zomi, joder!”, vocea ella, justo antes de que el joven se desplome desmayado entre los árboles.
Cristina C. Pombo va al grano. Describe esa escena en apenas cuatro páginas, las primeras de una novela negra que indaga en el más allá y traspasa fronteras. No es solo su mención a fuerzas sobrenaturales, misteriosas pero humanoides, tan de moda en las series de ficción pero hasta ahora no tan frecuentes en los thriller estatales. También por la permanente referencia a la era digital, a la sociedad de la información. Los personajes hablan por whatsapp y mencionan Google Earth, navegan por las redes y utilizan blogs y enlaces especializados.
Como recientemente señalaba PilarFonseca, “La Caricia de la Bestia te mete de lleno en la intriga, el suspense y el miedo pero sin dejar de mencionarte a Queen o a Walking Dead, sin dejar de hablar de relaciones humanas, de mujeres que cumplen años y hombres feministas, de relaciones de poder y de miedos a los que enfrentarse o de los que huir, depende del valor de cada uno”.
El libro comienza con ese terrible relato, el de un ataque paranormal en medio del bosque, de cuya investigación se encarga la inspectora Laura Tébar. Es una profesional de 55 años, brillante y solitaria al que le persigue su pasado y que se ve obligada a trabajar con el subinspector Merino que, a diferencia de ella, es inexperto, pero con el que comparte la intuición y la motivación. Ambos personajes chocan permanentemente por sus enormes diferencias y tardan en alcanzar un respeto mutuo que les permita colaborar y enfrentarse a unos seres tan misteriosos como violentos, que atacan desde lo más profundo del bosque y desaparecen después sin dejar rastro.
Esperar a la muerte
La novela engancha hasta el punto que, mientras avanza por sus páginas, el lector llega a padecer los mismos miedos que los personajes porque son universales. Muerte, soledad ambición o envidia son algunos de los aspectos que aborda este thriller policiaco contemporáneo. Como apunta la editorial en la promoción de la novela, “no sabemos dónde nos espera la muerte. Debemos, pues, esperarla en todo lugar”.