La construcción en el desierto de Arabia Saudita de la ciudad lineal de 170 kilómetros de largo y paredes de cristal se está convirtiendo en un espejismo de la idea inicial. El ambicioso proyecto The Line naufraga en las arenas movedizas financieras. Los planes de la megametrópoli se han reducido y para 2030 solo se habrá construido un tramo de unos pocos kilómetros.
Anunciada como una ciudad eficiente e inteligente, capaz de albergar a 9 millones de personas, The Line forma parte de un proyecto más amplio denominado NEOM. Una iniciativa del príncipe heredero Mohammed Bin Salman diseñada para que el país diversifique su economía y reduzca su dependencia del petróleo.
El proyecto, que originalmente requería una inversión de 500.000 millones de dólares, se lanzó como una reinvención del diseño urbano. Sin embargo, durante mucho tiempo ha atraído el escepticismo y la crítica, sobre todo después de la ejecución de varios miembros de la tribu Howeitat que habían protestado por los planes para construir en sus tierras ancestrales.
Problemas de fábrica
Autosostenible, sin emisiones de CO2, con acceso a todos los servicios a tan solo 5 minutos a pie y con trenes automatizados de alta velocidad que unirán los extremos en 20 minutos son algunos de los avances prometidos. Sin embargo, la viabilidad del proyecto está cuestionada.
Los diseños para esta ciudad son enormes y parecen casi imposibles de lograr. Las presentaciones promocionales la describen como una línea de construcción tierra adentro en la provincia de Tabuk desde la desembocadura del golfo de Aqaba, donde entra en el Mar Rojo. Se espera que se eleve por encima del desierto a una altura mayor que del Empire Staten Nueva York
Contará con una gigantesca fachada de espejos que se extenderá por toda su longitud. No habrá automóviles ni calles, sino que dependerá de un sistema ferroviario integral. Los residentes vivirían en un entorno amigable con el ambiente. “Los diseños revelados para las comunidades de capas verticales de la ciudad desafían las ciudades planas y horizontales tradicionales y serán un modelo para la preservación de la naturaleza y una mayor habitabilidad humana”, dijo en 2022 el príncipe heredero saudita cuando se anunció originalmente el proyecto.
Sin cash y los bolsillos vacíos
Si bien los desarrolladores han dicho que esperan que gran parte del proyecto NEOM se complete para 2039, últimamente las cosas no han ido bien. Los sueños ambiciosos casi de ciencia ficción que han animado el proyecto parecen agonizar mientras son reemplazados por planes más realistas. Por ejemplo, se esperaba que 1,5 millones de personas vivieran en lo que se hubiera construido de la ciudad para 2030. Sin embargo, las previsiones se han reducido a 300.000 personas.
El fondo soberano de Arabia Saudita, que financia el proyecto, ha sufrido una caída significativa. Bloomberg señala que la reducción del proyecto The Line se produce cuando el presupuesto general de NEOM para 2024 aún no ha sido aprobado por el fondo de riqueza soberana de Arabia Saudita en medio de la disminución de las reservas de efectivo.
El ministro de Finanzas, Mohammed Al Jadaan, manifestó que se necesitará un período más largo para construir fábricas, incluso reunir recursos humanos suficientes. “El retraso o más bien la prórroga de algunos proyectos beneficiará a la economía”, asegura. A este panorama se agregan los rumores de que el príncipe cambió la visión del proyecto, los informes de gastos excesivos y una lista siempre cambiante de personal clave.
Buscando financiamientos
Acometer un proyecto de esta envergadura requiere de muchos recursos y Arabia Saudita no los tiene. De acuerdo con The Wall Street Journal, la cotización de The Line ha descendido casi 75%, hasta los 15.000 millones de dólares. Esto ha generado que los bancos internacionales duden en conceder préstamos importantes a NEOM. Arabia Saudita “aún no le ha dado al proyecto una garantía gubernamental”, reveló Bloomberg. Hasta ahora, la mayor parte de la financiación para construir la ciudad procede del fondo soberano de Arabia Saudita que dirige el príncipe heredero.
Los encargados de la construcción buscan nuevas fuentes de ingresos para continuar la construcción de la ciudad. El país está invitando a cientos de banqueros e inversionistas con la esperanza de motivarlos a participar. En las visitas, gestionadas por la directora ejecutiva de Neom, Nadhmi Al-Nasr, muestran a los invitados “el trabajo real que ocurre dentro de Neom y no los videos de realidad virtual que los desarrolladores venían utilizando”.
También se buscó financiamiento en China, Estados Unidos y Europa. En una gira de promoción, los representantes de NEOM presentaron el proyecto a posibles inversionistas en Pekín, Shanghái y Hong Kong. Sin embargo, a pesar de la impresionante presentación y las etapas de desarrollo delineadas, la viabilidad del proyecto no convence totalmente.
China podría ayudar al reino en su audaz proyecto urbano, pero no ha manifestado realmente interés en ayudar ni se han anunciado acuerdos. Leonard Chan, presidente de la Asociación para el Desarrollo de Tecnologías Innovadoras de Hong Kong, dijo que las respuestas a las presentaciones sauditas fueron “mayoritariamente neutrales”. De manera irónica, dijo: “Lo visitaré por diversión, pero no viviré ahí. Es como algo sacado de SimCity”.
Planes anexos
The Line y NEOM son parte de un proyecto estatal denominado Visión Saudita 2030, dirigido a la modernización y desarrollo Arabia Saudí. Sin embargo, los funcionarios están muy preocupados por los costos absolutos de la iniciativa. «Los costos comienzan a causar alarma al más alto nivel del gobierno saudí”, publicó Business Insider. Todo indica que en los próximos años se harán cambios más amplios.
Arabia Saudita es el único candidato para organizar el Mundial de Fútbol 2034. Tiene una década para construir los estadios y aumentar su capacidad de alojamiento y transporte. Robert Mogielnicki, del Instituto de Estados Árabes del Golfo en Washington, considera que posiblemente darán prioridad a proyectos ligados a eventos específicos. “Los saudí no podían avanzar indefinidamente a 100 km por hora en todas las direcciones en materia de desarrollo. Riad necesita un crecimiento sostenido de la inversión extranjera y no lo ha logrado», agregó.
Críticas y choques con la realidad
La promesa de que todo va a funcionar con energía 100% renovable, sin carreteras, automóviles y otros emisores de CO2, choca con la realidad. Los expertos estiman que se requerirán movimientos de tierra masivos, grandes infraestructuras de transporte de vehículos, energía, agua y una cantidad colosal de materiales con su gigantesca producción de CO2 y de alto impacto medioambiental. También se generarán grandes cantidades de desechos con un efecto negativo incalculable.
La tragedia está a vista cuando se entienden las consecuencias de una megaciudad de la envergadura propuesta con The Line. Sobre todo si se le presenta como una vitrina de las tecnologías más modernas de construcción y urbanismo. En lugar de ser la ciudad futurista más eficiente del mundo —como pretenden venderla— es un paso atrás en el desarrollo urbanístico. Es un titánico error de 170 kilómetros de largo, 500 metros de altura y más de 500.000 millones de dólares.
Señalan que una construcción de tanta extensión de terreno requerirá la eliminación de hábitats naturales, que destruirá biodiversidad y vida silvestre. También advierten que podría utilizarse como una herramienta de vigilancia y control social. Al concentrar a millones de personas en un solo corredor, el gobierno de Arabia Saudita podría monitorear y restringir los movimientos de los ciudadanos, también su pensamiento. Serán rehenes