La teórica de género Judith Butler publicó su más reciente libro el pasado mes de marzo. Su mayor adversario Christopher F. Rufo la acusa de llenarlo de afirmaciones falsas. Otro capítulo de la polémica teoría del género que polariza a la sociedad estadounidense.
La controversia la reaviva ¿Quién teme al género? (Who’s Afraid of Gender?) de Judith Butler, una figura esencial en la teoría de género. La obra analiza la percepción social del género como una fuerza destructiva que ha incitado mundialmente al fascismo. Butler argumenta que, para resistir estas corrientes reaccionarias, se necesita una nueva comprensión y afirmación de las vidas de género teniendo en cuenta su complejidad y diversidad.
La obra de Butler es una referencia para los estudios de sexualidad, género y teoría queer. Su libro El género en disputa provocó un replanteamiento de las formas de pensar, especialmente el feminismo. Butler niega el sexo como determinante biológico y la construcción cultural del género a partir del sexo. Afirma que tanto el sexo como el género son construcciones discursivas y pidió su desnaturalización. Argumenta que la idea de un “sexo natural” perpetúa la base binaria que esencializa el modelo heteronormativo.
Su reciente publicación es el primer “press book” no académico de Butler. Su objetivo es llevar su pensamiento a un público más amplio y promover el debate sobre las intersecciones entre género, discurso y poder. En los últimos años, han surgido movimientos conservadores que se oponen a las “ideologías de género”. Argumentan que socavan la familia tradicional y niegan las determinaciones biológicas. “Cuando los estudiantes universitarios insisten en que la realidad y, en particular, la sexualidad son una ‘construcción social’ se hacen eco de Judith Butler”, escribe Christopher Rufo.
Lleno de falsedades
Christopher Rufo, un activista conservador que ha cuestionado a Butler y su teoría critica el reciente libro de la filósofa en el cual filósofa desmerece los trabajos de Rufo. Ambos han mantenido un “diálogo crítico” por años. En el artículo titulado Transfactual, Rufo no se va por las ramas. “Butler no es una imitadora de Foucault especialmente perspicaz”, señala. Afirma que el estilo de escritura de Butler se caracteriza por los neologismos y una prosa densa, que ha sido «tanto alabado por su profundidad como criticado por su inaccesibilidad». (Una forma bastante directa de decir que la adulan muchos, pero pocos la entienden).
Butler se adentra en temas como «la autoparodia», la “desintegración corporal” y las “subversiones performativas”, pero Rufo opta se centra en las críticas de Butler a la filosofía liberal y sin diplomacias innecesarias insiste en que el libro está lleno de afirmaciones falsas y cuestiona la competencia académica de Butler y el proceso de verificación de hechos de la editorial Farrar, Straus and Giroux.
Rufo y la inexactitudes de Butler
Christopher Rufo señala varias inexactitudes en ¿Quién teme al género? La autora escribe que «en una conferencia en el Instituto Claremont de California, Christopher Rufo, de un think tank conservador, arremetió contra ‘teoría crítica de la raza’, pero cuando se le preguntó si podía explicarla, titubeó y se negó diciendo: Me importan una mierda estas cosas«.
Rufo sostiene que Butler tergiversa una conferencia que dio en Washington DC, no en California como ella afirma, y que nunca se le pidió que explicara la ‘teoría crítica de la raza’. Aclara que su comentario “Me importan una mierda estas cosas” se refería a unas “interpretaciones muy técnicas de Hegel” presentadas por estudiantes de posgrado. «A Butler no le interesaban estos hechos y, en su lugar, inventó los suyos propios», puntualiza.
También refuta las acusaciones de la filósofa de que libra una “guerra cultural” contra la teoría queer. “Dice que Butler tergiversa sus argumentos y hace acusaciones infundadas. “Butler afirma que he instigado varias campañas acusando a las escuelas primarias de enseñar BDSM, una acusación descabellada que refleja más una fantasía frenética que una pedagogía real. Sin duda, malinterpreta mis palabras y argumentos para crear la impresión errónea de que mis afirmaciones son infundadas. Apela a la «fantasía» para crear la impresión de que he inventado estas afirmaciones de la nada”, se defiende.
Informes irrefutables
Rufo aclara que nunca ha afirmado que las escuelas primarias enseñan BDSM, pero sí que ha informado que el Distrito Escolar de Filadelfia alentó a los profesores a asistir a una conferencia sobre temas como “BDSM”, “kink”, “sexo trans” y “sexo más allá de lo binario”. También que el Hospital Infantil Lurie trabajó con profesores de secundaria y preparatoria de Chicago para promover materiales sobre “kink”, “BDSM” y juguetes sexuales “trans-friendly”. Cada una de estas historias se basa en informes irrefutables. Butler es la que se dedica fantasía frenética», insiste Rufo.
Rufo refuta la acusación de Butler de que durante su ejercicio como administrador del New College de Florida hubo una ola de “acoso antigay” en el campus y dice que fue todo lo contrario. Hubo una disminución drástica en los casos de acoso sexual. Además, niega la afirmación de Butler de que varios profesores fueron despedidos por impartir “asignaturas woke”. Aunque se suprimió el programa de estudios de género, su directora Amy Reid, sigue siendo profesora de francés en la facultad. «Butler no verificar los hechos y crea una narrativa que se ajusta a sus prejuicios», apunta.
Rufo insiste en que las teorías posmodernas de Butler son interminables y carecen de fundamento. Asegura que el mundo del género ha superado a Butler. «Y debe sentirlo. Siendo una mujer blanca, cisgénero, sana y acomodada puede haber adoptado recientemente pseudopronombres ‘ellos/ellas’ por sentir que ha perdido su brillo interseccional. Independientemente de sus motivaciones, Butler y su editor deberían centrarse en la realidad, no en la fantasía», concluye.
Butler contraataca
En una entrevista para Teen Vogue, Judith Butler señaló que Christopher Rufo «es un caso notable» por liderar el ataque tanto a la teoría crítica de la raza como a la ideología de género. En un artículo publicado en marzo en el portal SindiJus de Brasil le acusa de negarse estudiar el campo académico contra el que libra una guerra cultural que incluye un ataque a la “teoría queer”
“Si fuera estudiante de una de estas clases, sus profesores sin duda le pedirían que respaldara su argumento con evidencia o una buena lectura. Rufo declara descaradamente su ignorancia sobre un campo que, sin embargo, está dispuesto a condenar”, asentó.
Pero las críticas a Rufo no son nuevas ni provienen únicamente de Judith Butler. En otros artículos de partidarias de la teoría de género se repiten las acusaciones que el activista conservador desmiente en su artículo. Por ejemplo, Candace Bond-Theriault, de la Escuela de Derecho de Columbia, acusa a Christopher Rufo, a quien describe como una figura reciente en la política de derechas, de centrarse en escritos homofóbicos, transfóbicos y sexistas.
Afirma que Rufo ataca la teoría queer argumentando falsamente que sus principios se han escapado del campus universitario y atacó a los organizadores de un programa de educación sexual comunitario en las zonas rurales de los Apalaches. «Tras la publicación de Rufo, los profesores sufrieron tanto acoso que tuvieron que esconderse», afirmó. Sin datos concluyentes, la profesora de Columbia afirmó que la mayoría de los estadounidenses apoyan y afirman a las personas LGBTQ. “La lucha continúa hasta que las personas LGBTQ puedan vivir de forma segura, con dignidad y con orgullo”, destacó.
Subida de tono
También la periodista Cathy Young de The Bulwark acusa a Rufo de tener un papel importante en la “toma de control” del New College de Florida. Una escuela experimental de artes liberales que el gobernador DeSantis eligió como su laboratorio de pruebas para una revisión “antiwoke”. Young afirma que alrededor del 40% del profesorado ha abandonado la institución. «Rufo es un político sin principios, indigno de confianza y propenso a tergiversar los hechos cuando le conviene», acusó sin diplomacia alguna.
La teoría crítica del género enciende los ánimos y no escasean los descalificativos en términos muy poco académicos. Christopher Rufo sostiene que Judith Butler y sus verificadores de hechos podrían haber contactado a los administradores del New College antes de hacer afirmaciones «ficticias y prejuiciosas». Insiste en que Butler promueve teorías de “ingeniería social” que niegan realidades fundamentales, como la imposibilidad de que los hombres se conviertan en “mujeres trans” y las mujeres en “hombres trans”.
Para Butler y quienes respaldan su teoría, Rufo es un sexista-racista que lidera una guerra cultural sin argumentos contra una teoría que ignora y descalifica sin conocimiento de la materia. Ambos se acusan de falsear la información y de mantener agendas ocultas. Una discusión candente y muy subida de tono. La polarización es la verdadera realidad.