Invierno, otoño y bajas temperaturas son sinónimo de castañas. Sobre todo porque durante estas épocas es cuando las ofrecen asadas. Y aunque son un fruto seco que no se come todos los días, se podría hacer. Siempre y cuando la ración sea como la del resto de este tipo de frutos. Unos 30 gramos en crudo, un puñado.
El consumo de este fruto seco tiene su momento óptimo durante los meses más fríos. Es un bocadillo perfecto gracias a sus componentes. Contiene calcio, 35,53 mg por cada 100 gramos; potasio, 500 mg; magnesio, 34,1 mg; y fósforo, 74 mg. Además, tiene menos calorías que otros frutos secos.
Son ricas en grasas saludables y fibra, por lo que además favorece el tránsito intestinal y la bajada del colesterol. También aporta aminoácidos esenciales, compuesto importante en la alimentación vegana y como contiene poca agua, sus nutrientes están muy concentrados, lo que hace que tengan mayor densidad energética y nutricional que el resto de frutos y saciantes.
Castañas crudas: no es la mejor opción
Cuando las castañas están crudas contienen taninos que pueden producir molestias gastrointestinales si se consumen así. Contrario a lo que ocurre cuando están asadas, que son más digeribles. Así lo asegura Natalia Galán, nutricionista de Blua de Sanitas.
Y no solo son más digeribles, también mejoran la disponibilidad de la fibra y los aminoácidos esenciales que contienen. Además, como las castañas tienen una textura harinosa debido a su contenido en almidón, se comercializan también en forma de harina y se emplean para al elaboración de preparaciones sin gluten.
Son ideales para satisfacer el apetito, mantiene en buenas condiciones el sistema óseo y previenen la aparición de osteoporosis prematura, de acuerdo con un estudio que realizó la Universidad de Iowa, Estados Unidos. Entonces, ¿cómo prepararlas?
La forma de pelar las castañas
Con la castaña puede ocurrir que no se sepa por dónde comenzar a quitar la piel. Beatriz Robles, experta en seguridad alimentaria, sabe cuál es el truco para que pelar las castañas deje de ser una hazaña que tome muchísimo tiempo. Su recomendación es que, para facilitar el pelado, se haga un escaldado previo sumergiéndolas en agua en ebullición durante aproximadamente tres minutos. Pasado ese tiempo, se sacan y hay que pelarlas mientras están calientes, porque cuando se enfrían la tarea se vuelve más complicada.
Cuando ya están peladas, se vuelven a hervir pero usando un agua distinta a la del escaldado, durante unos 15 a 20 minutos. Una vez finalizado ese proceso, quedan listas para su consumo o para usarlas como ingrediente en alguna receta.
¿Y si toca pelarlas fuera de casa? Por lo general, en esas ocasiones ya las castañas vienen con una pequeña incisión en la cáscara. Es una manera de facilitar que se asen y también el proceso del pelado.
¿Cómo asarlas?
Aunque se pueden tomar en la calle, es posible asar las castañas en casa. Para hacerlo, solo se debe precalentar el horno a 200ºC con calor en ambas partes durante unos 20 minutos, dando la vuelta a las castañas cuando haya transcurrido la mitad del tiempo.
La nutricionista Natalia Galán también sugiere que se pueen preparar en la sartén a fuego medio durante el mismo tiempo. Eso sí, no se debe olvidar, en ambos casos, hacerle unos cortes en la cáscara.
Más beneficios de comer castañas
La ingesta de castañas puede contribuir con la estimulación del funcionamiento del sistema nervioso. Al aportar antioxidantes, las castañas pueden ayudar a tener una buena salud mental.
Además, las personas diagnosticadas con diabetes pueden beneficiarse también de su consumo gracias a los carbohidratos que aporta este fruto. Estos son de absorción lenta, por lo que no producen alteraciones de insulina en la sangre, de acuerdo con un estudio hecho por la Universidad de South Australia.
Por su contenido de aminoácidos, no solo las personas que siguen una dieta vegana serán beneficiadas por su consumo. Los adultos mayores y los deportistas también las pueden comer sin problemas.
Recetas en las que se pueden incluir las castañas
Con las castañas se pueden preparar platos salados y también dulces, con una base saludable gracias a sus propiedades. Con carne, en dulces o solas, se pueden combinar. Una opción es la sopa de castañas. Es sencilla de preparar y para lograrlo se necesitan pocos ingredientes. Se necesitará apio, cebolla, mantequilla, nata, sal, pimienta y la intención. Luego de preparar un buen caldo se le añaden las castañas peladas con un poco de mantequilla. Luego se tritura todo y se rectifica de sal y pimienta.
Las salchichas con puré de castañas también es otra opción que se cocina rápidamente y que, por su sabor, seguramente le gustará a más de uno. ¿Ingredientes? Que no falten las salchichas, un boniato, leche, mantequilla, agua, aceite de oliva, sal y perejil.
En este caso se hierven las castañas para pelarlas. Una vez culminado ese proceso se mezclan en un caso con leche por 10 minutos más y luego se trituran hasta obtener un cremoso puré con sabor a castañas. Luego se fríe el boniato con las salchichas y listo. Solo queda servir el plato.
Con el pollo las castañas van muy bien y la combinación con tocino también tienes sus propios fanáticos. Una forma de comérselas es peladas y cubiertas con un buen trozo de tocino, acompañadas con sirope de arce y luego horneadas por 20 minutos hasta que estén doradas.
¿Cómo conservarlas?
Las castañas se deben conservar en un lugar fresco, seco y al abrigo de los insectos hasta el momento en que se vayan a comer o a usar. Si están peladas o cocinas, se pueden conservar durante algunos días en el refrigerador.
También se pueden congelar, tanto crudas como cocidas, y de este modo se pueden mantener en buenas condiciones incluso hasta por seis peses. Lo aconsejable es colocar las castañas frescas extendidas en cestos. No se deben introducir en bolsas de plástico, pues terminarían enmoheciéndose.
Su historia
Durante mucho tiempo se ha creído que el árbol castaño, del que provienen las castañas, era originario de Asia, y que llegó a Europa durante la época romana. Sin embargo, excavaciones de zonas prehistóricas sitúan la presencia de castaños en Europa desde el fin del Terciario, por lo que la planta se califica como indígena de las áreas mediterráneas europeas.
Italia figura como pionera de su cultivo desde tiempos ancestrales. El castaño fue exportado a Grecia hacia el sigo V a.C., y desde allí a Italia, Francia y España cinco siglos después. De hecho, su harina ha sido empleada en épocas de escasez de alimentos como sustituto del trigo en la elaboración de pan.
En España, hacia mediados del siglo XVII, la producción de castañas sufrió un duro golpe debido a una plaga que casi la exterminó. Un factor que originó que, por ejemplo, se iniciase el cultivo de la papas en Galicia.
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