Organismos estatales, regionales y mundiales lo vienen advirtiendo: El Niño volvió y sus efectos se podrán sentir hasta febrero de 2024, y quizás más allá. Ha estado ausente por más de un lustro y los científicos se cuidan de pronosticar su comportamiento. Pero es grande su temor de que, sumado a los gases de efecto invernadero y las acciones humanas que inciden en el cambio climático, propicie un aumento de la temperatura global inusitado y se intensifiquen en número y gravedad los desastres naturales.
El fenómeno climatológico El Niño se manifiesta con elevación de la temperatura de la superficie del océano Pacífico, el debilitamiento de los vientos y el incremento de las lluvias. Sus repercusiones son globales y múltiples. Causa desequilibrios y cambios en la presión del mar, la temperatura, las precipitaciones, los vientos.
El Niño tiene su contracara: La Niña. El Niño implica calentamiento, La Niña enfriamiento. Uno se desarrolla después del otro, y una fase neutra en el medio. Pero no siempre ocurre así. La última vez La Niña duró cerca de tres años sin que hubiera alternancia con El Niño. Ambos forman el ciclo El Niño-Oscilación del Sur, ENSO. Con la llegada de la primavera boreal de 2023 aparecieron también las advertencias sobre el desarrollo del fenómeno ENSO y sus repercusiones en el calentamiento del planeta y la economía global.
El Niño y las temperaturas más altas registradas este año
En mayo pasado la Organización Meteorológica Mundial expresó su sospecha, pero en julio se confirmaron los temores. Fue el más caliente desde que se hacen mediciones. Agosto quedó en segundo lugar. El Niño pudo haber incidido en estos números. Y seguirá haciéndolo.
Aunque las temperaturas medias globales de 2023 han sido las más elevadas no significa que El Niño se expresará necesariamente con más calor en todo el mundo. En algunas zonas del planeta puede haber importantes oleadas de frío en los meses del invierno en el hemisferio norte.
En el Congreso Meteorológico Mundial, la reaparición de El Niño fue objeto de atención. El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, expresó que tendría repercusiones de gran alcance para la salud, la seguridad alimentaria, la gestión del agua y el medioambiente. «Tenemos que estar preparados”, alertó.
No solo el clima será afectado, también la salud de las personas y la actividad económica. Los impactarán los efectos negativos del calentamiento de las aguas y el aire oceánicos. El cambio climático afecta de múltiples maneras todas las regiones de la Tierra. Las consecuencias de los fenómenos meteorológicos, hidrológicos y climáticos extremos de alto impacto son devastadoras para la seguridad de las personas, las economías nacionales, los entornos urbanos y rurales, y la seguridad alimentaria e hídrica.
«Los peligros hidrometeorológicos extremos se han quintuplicado en los últimos 50 años representan más del 90 % de los desastres a escala mundial”, destacó Taalas.
Un fenómeno que se intensifica con el cambio climático
El impacto de El Niño no es igual en todo el planeta. Pero, con el cambio climático, los fenómenos naturales que provoca serán fuertes. Lo saben los australianos, que vivieron la peor temporada de incendios en el verano de 2019-2020, cuando 10 millones de hectáreas fueron abrasadas por el fuego, y cientos de personas y mil millones de animales perecieron.
No obstante, este año El Niño viene precedido de un período de lluvias y descartan que se desaten peligrosos incendios forestales como los que vivieron en el llamado Verano Negro. «Cada El Niño es diferente», apuntó la profesora Andrea Taschetto, de la Universidad de Nueva Gales del Sur.
En otras regiones, Europa, por ejemplo, El Niño genera inviernos más secos y fríos en el norte y más húmedos en el sur. En Estados Unidos, propicia un clima más seco y cálido en el norte, y lluvias intensas e inundaciones en el sureste del país. América del Sur, en cambio, es una región especialmente afectada por El Niño. Particularmente Perú, pero toda la costa pacífica del continente sufre los estragos de tormentas, lluvias copiosas, inundaciones y deslizamientos de tierra.
Asia y África también sufren las consecuencias. Los patrones de monzones en la India y lluvias e inundaciones en África pueden modificarse.
El costo financiero de El Niño
Como consecuencia de El Niño y sus manifestaciones, la economía mundial se desequilibra. Inundaciones, sequías e incendios implican pérdida de cultivos, muerte de animales, escasez de alimentos, crisis sanitarias, epidemias, fallecimientos.
Un estudio del Dartmouth College, Estados Unidos, publicado en la revista Science, calcula que la reconstrucción y recuperación de los estragos causados por la naturaleza le cuesta a la economía global cerca de 3000 millones de euros.