Múltiples investigaciones se adelantan en el planeta para dar con el origen de la COVID-19. El tráfico de especies salvajes y su venta en mercados callejeros sin control sanitario es una de las opciones que se manejan. También el cambio climático y la destrucción de los ecosistemas. O tal vez todos esos componentes influyen en la actual pandemia. El ecologista Maxime Renaudin teme por que el descongelamiento del permafrost y los glaciares despierte virus allí depositados.
El fundador y director de la plataforma de reforestación Tree-Nation explica lo que está ocurriendo en esas zonas.
«En cuanto al cambio climático, considero que el del permafrost es el mayor temor. Es poco conocido y sus efectos se entienden poco. Es una capa de suelo que está permanentemente congelada. Abarca aproximadamente el 20% de la superficie terrestre. Incluye Siberia, gran parte de Canadá, Groenlandia…», señala.
Renaudin indica: “Hay miedo por lo que en esas regiones sucede. Ese miedo radica en que, igual que los polos, ese permafrost se está descongelando. Lo hace a mayor velocidad de lo que los propios científicos habían pronosticado. No hay ningún experto que pueda concretar cuánto tiempo nos queda. Quizás ya sea demasiado tarde. Lo que sí sabemos es que estamos jugando a la ruleta rusa».
El proceso de descongelamiento de esas capas tiene dos consecuencias. Por un lado, la fuga de «las reservas más grandes de metano que hay en el mundo. Un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2». Por otro, la liberación de virus que llevan congelados miles de años y para los que el ser humano no tiene desarrollada ninguna inmunidad.
«Hemos descubierto que los virus son ultrarresistentes. Los organismos más sencillos que hay en la biología son capaces de despertarse después de tanto tiempo», alerta Renaudin.
Asimismo, anticipa que «en las capas profundas del permafrost, y también de los glaciares, puede haber virus y bacterias conocidos. Pero otros por descubrir”.
Descongelamiento de glaciares y la presencia de virus
Un estudio sobre las profundidades de un glaciar en China arrojó resultados reveladores. Se detectaron 33 virus, de los cuales 28 eran desconocidos para la ciencia, apuntó Luis Suárez, coordinador de Conservación de WWF España.
El peligro no es hipotético ni lejano. Ya se han dado casos. En 2016, un niño de 12 años falleció y otras veinte personas estuvieron hospitalizadas tras verse contagiadas por ántrax en el círculo polar ártico. Una intensa ola de calor dejó al descubierto los huesos de un reno fallecido por la bacteria 75 años antes y el microorganismo infectó el suelo, el agua y los alimentos.
Junto a esa situación, los expertos avisan del aumento de las enfermedades de origen animal a causa de la deforestación y la invasión por parte del ser humano de hábitats que no le corresponden.
Patologías humanas son transmitidas por animales salvajes
En el informe de la WWF sobre pérdida de naturaleza y pandemias apunta que más del 70% de las patologías humanas han sido transmitidas en los últimos cuarenta años por animales salvajes. La COVID-19 es una de ellas.
«Se considera que las zoonosis podrían representar la amenaza más importante para la salud de la población mundial en el futuro. La propia OMS ha incluido la llamada ‘enfermedad X’ en su listado de las mayores amenazas para la salud global por su potencial epidémico. Se trataría de una epidemia internacional muy importante debida a un patógeno todavía desconocido. Probablemente de origen animal, que podría aparecer con efectos devastadores”, dijo Suárez.
Más devastadores, comentó, que los causados por el nuevo coronavirus, dado que a su capacidad de infección podría sumar la tasa de mortalidad del ébola.
«No estamos hablando de ciencia ficción, sino de un riesgo cada vez mayor porque cada vez estamos alterando más nuestro planeta», afirma el coordinador de Conservación de la ONG.
«Se conocen alrededor de 5.000 virus, pero se estima que puede haber un millón y medio o dos. Modificar los equilibrios que hay en la naturaleza está incrementando su frecuencia de salto a las personas», agrega. A partir de ahí, la globalización hace el resto.
«Con los medios de transporte y de comunicación que hay hoy en día, una vez que están entre los humanos se extienden de manera muy fácil», comenta Maxime Renaudin.
Lee también: Los murciélagos pueden ayudar a combatir el coronavirus