“Es una persona ciega que utiliza su reloj para que le diga la hora con voz, o le recuerde sus citas, o le permita llamar a taxis, así como le ayuda a estar en forma. Para Enrique, el Apple Watch ha sido una parte esencial en las actividades de su vida diaria”. De esta manera, aludía Tim Cook, CEO de Apple, al español Enrique Varela Couceiro (A Coruña, 1959) en el vídeo de lanzamiento del nuevo Apple Watch 2020 para el que fue seleccionado entre cientos de candidatos. Su historia, reproducida millones de veces en las redes sociales, no es fruto de la casualidad o del marketing, sino de muchos años dedicados a la divulgación de la tecnología para la vida, innovando y emprendiendo en ámbitos a los que la sociedad ha solido dar la espalda o los ha reducido al capítulo de la caridad y la filantropía.
Desde la Fundación Tecnología Social (Funteso), que creó en 2008 y preside en la actualidad, trabaja para mejorar la vida de los demás utilizando la tecnología para potenciar las capacidades de todos por igual e impulsando el desarrollo de personas con diversidad funcional y necesidades especiales. Tecnología limpia, responsable, para empoderar a las personas y mejorar tanto su entorno natural como la biodiversidad, y en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
Su vocación no es fruto de la casualidad. En 1977, bajo el influjo seductor de su primer ordenador –uno de los primeros terminales IBM programado en Cobol– decide abandonar la música, disciplina a la que hasta entonces se había consagrado profesionalmente. Se centra en la investigación sobre tecnología como herramienta fundamental para empoderar y ayudar a la sociedad.
En 1989, como miembro del Consejo General de la ONCE, viaja por distintos países en busca de tecnologías emergentes y tanto moderniza como potencia el departamento de I+D de la organización. En 2002, desde la Fundación ONCE pasa a encargarse del área de tecnologías accesibles y propone la creación de Technosite, empresa que dirige y que se encarga de la producción, consultoría y asesoramiento en web accesible y cuadros de mando, así como otros servicios informáticos. A partir de 2011 se dedica exclusivamente a Funteso y asesora a Tenyus SocialWare, una empresa dedicada a tecnologías sociales que también creó en 2009.
Compagina esta labor con el asesoramiento a empresas productoras de tecnología social. También traduce y adapta firmware y realiza labores de consultoría en accesibilidad web y de app. Asimismo, desde 2007 hasta 2015 produjo una gran cantidad de podcasts dedicados a mostrar las ventajas del uso de las tecnologías a personas mayores y con discapacidad. Ha sido investigador con un grupo de la Universidad Complutense de Madrid en “visión táctil”, estudiando “cómo poder ver con el tacto”. Es evaluador independiente de la Comisión Europea en programas como el FP6, FP7, Horizon 2020, Marie Curie y Erasmus+, sobre todo en temas relacionados con eSalud y tecnologías aplicadas a la vida de las personas.
Millones de personas saben quién es Enrique Varela. Acaba de aparecer en el vídeo de presentación mundial de las novedades de Apple, una de las citas tecnológicas más esperadas del año. ¿Por qué y qué significa para usted?
Con 61 años de edad y más de 40 en el I+D relacionado con la tecnología y las personas, significa un reconocimiento. No solo a mí mismo, sino también a lo que represento; a la tecnología como herramienta para mejorar la vida de la gente; como elemento que realmente empodera. En los años 80 las grandes compañías de tecnología la producían, y las personas nos teníamos que adaptar a ella o, simplemente, si no podíamos, no la utilizábamos.
El hecho de haber sido elegido, entre cientos de personas que podrían haber contado otros tantos cientos de ejemplos, siendo persona ciega, para representar todo lo que la tecnología puede hacer por los demás, significa un cambio radical en algunas de estas empresas. Un cambio que va mucho más allá de la simple RSC, que llega también a la RST (responsabilidad social tecnológica); un cambio que, sin duda, da pie a una nueva era en este sector.
¿Qué le aporta cotidianamente el uso de la tecnología? ¿Cómo ha cambiado su vida?
No quiero ser pretencioso, pero hay un cierto equilibrio en mi vida con respecto a este asunto y me explico: con tantos años dedicado totalmente a la tecnología centrada en la persona, a que las personas puedan acceder de forma sencilla a la tecnología y a que vivan mejor gracias a ello, puedo decir, de una parte, que la tecnología, no solo las TIC, sino en general, naturalmente me ha aportado mucho, pero que yo también he aportado, estoy aportando y espero aportar mucho más al mundo tecnológico; y detrás de mí, a mi lado y a mi alrededor, hay personas que han comprendido esto, que participan juntos en mejorar la tecnología y en trabajar por la “tecnología para la vida”, que es el claim de Funteso, la fundación que creé en 2008 y que presido.
A medida que la tecnología pensada para las personas ha ido evolucionando, me ha ido aportando mucho más cada día. Si, por ejemplo, digo que no podría vivir sin mi móvil, no es un tema de “postureo” ni de esnobismo; es que con el móvil leo toneladas de literatura al año, escribo mis artículos, como estas respuestas, navego por la red, conozco el color de la ropa que me voy a poner, escaneo y, por tanto, leo recibos y comunicaciones que todavía llegan en papel a mi casa, me relaciono de forma igualitaria con la Administración… daría realmente para un libro el desgranar estas y otras ventajas que la tecnología me (nos) aporta.
¿Cree que la sociedad necesita de visionarios como Steve Jobs o Tim Cook? ¿De qué forma contribuye esta actitud innovadora a la humanidad?
Los visionarios son parte de la sociedad; existen y existieron siempre, y esperemos que sigan existiendo. Evidentemente los necesitamos al igual que nos necesitamos unos a otros; todos. El papel de los visionarios es el de ir desbrozando el selvático camino que representa la investigación, la innovación real y el desarrollo, para que luego otros transiten por él con comodidad. De forma que la respuesta es un sí rotundo: la sociedad necesita de los visionarios, y otro sí rotundo: los visionarios necesitan de la sociedad.
Usted es un referente en tecnología social. ¿En qué consiste? ¿Es que la tecnología tiene alma o conciencia?
Deduzco que equipara sociedad a alma y eso me alegra; yo también. Todas las creaciones humanas llevan siempre el alma de sus creadores y en mayor o menor medida transmiten su forma de ver la sociedad.
“LA TECNOLOGÍA SOCIAL ES AQUELLA QUE SE REALIZA PENSANDO EN LA PERSONA, EN LA MEJORA DE SU VIDA, EN SU EMPODERAMIENTO Y, POR TANTO, EN IR MODELANDO UNA SOCIEDAD CADA VEZ MEJOR”
Definir “tecnología social” daría para un libro (y van dos). Ya he dicho anteriormente que, en efecto, la tecnología tiene que servir a la persona y no al revés. La tecnología social es aquella que se realiza pensando en la persona, que es su beneficiaria, en la mejora de su vida y condiciones, en su empoderamiento y, por tanto, en el hecho de ir modelando una sociedad cada vez mejor. Existen muchas herramientas para lograr esto: filosofía, creencias, ciencia… La tecnología es una gran caja de herramientas que, conjuntamente con las citadas y otras, y, desde luego, con el factor de “alma” o humano que usted ha citado, debe contribuir a lo dicho; a modelar cada día una sociedad mejor, más humana.
¿Cómo se mide el impacto social de la tecnología?
Hay muchos indicadores para medirlo. En Funteso hablamos de riqueza, en el sentido “wealth”, que es un indicador que engloba muchos subindicadores. Porque riqueza en este caso no se refiere solamente a dinero, sino al enriquecimiento de quien produce, quien recibe la tecnología y los beneficios de sus productos y servicios.
En Funteso tratamos con empresas y con usuarios finales, y le puedo asegurar que un indicador bastante determinante es el grado de satisfacción de la persona cuando utiliza un producto o servicio que le resulta amigable, confortable, fácil y satisfactorio. Y el hecho de que quien produce esa tecnología, la empresa, se siente también mejor no solo económica, sino moralmente, cuando ve que su mercado crece a base de la satisfacción, que provoca un crecimiento exponencial de la imagen y, por ende, de las ventas.
Luego, en cada caso, hay muchos otros indicadores para que podamos englobar determinadas tecnologías en el ámbito social o, al contrario, catalogarlas como realizadas casi de espaldas a la persona, pero créame que esto último sigue ocurriendo
¿La tecnología nos iguala a todos ofreciéndonos las mismas oportunidades?
Debería y en eso estamos. Desde que alguien cogió una piedra y clavó o partió algo y se dio cuenta de que con ello preservaba su mano, ya había tecnología. Pero desde ese momento llegan las desigualdades. Supongo que quien tuviera la fuerza mayor y, por tanto, la piedra más grande, podría partir más cosas. El empoderar y hacer iguales ante el hecho de partir, cortar, etc., llega cuando la tecnología se perfecciona y ya no es el tamaño, sino la forma de la piedra, que se talla para adaptarla casi a cada mano.
Creemos que con las TIC estamos muy lejos del ejemplo de la piedra que he propuesto, y yo creo que no tanto. De hecho, el trabajo de Funteso consiste, en parte, en “tallar” la tecnología para que, en efecto, nos vuelva a todos iguales e igual de poderosos ante los problemas que la vida plantea a diario.
Unos investigan y desarrollan aplicaciones para la integración, mientras que la sociedad multiplica los obstáculos que dificultan la realización plena de colectivos con algún tipo de discapacidad. ¿Se puede vivir en medio de esta paradoja?
No queda otra. Para no repetir la metáfora de la piedra, véase la de la comunicación, que es tan vieja como la humanidad: comunicación e información, el gran tesoro indefinible de todos los tiempos. Señales de humo; las personas ciegas sin enterarse. Tam-tam: las personas sordas fuera de la ecuación. Lo ideal hubiera sido y sigue siendo que la tecnología pudiera servir para todos y cada uno: el objetivo es en esta metáfora el acceso a la información. El remedio: poner en lo alto de la roca a los dos medios; el que hace el humo y el que toca el tam-tam.
Y este, y no otro principio, es el que inspiró a Tim Berners-Lee el invento de la web: crear un lenguaje universal de programación que fuera independiente del dispositivo que se usase, del idioma, de la raza, el sexo, la creencia y las circunstancias físicas.
He tenido la oportunidad de trabajar en el W3C, el consorcio de Berners-Lee durante años como voluntario en el WAI (Web Accessibility Initiative), el grupo transversal precisamente dedicado a preservar la accesibilidad de todos a la información y le aseguro que ese es el camino: tener unas reglas comunes que den acceso a todos. Ese fue el principio de la actual Internet.
Eso sí, puede que lo que usted define como paradoja continúe, en la gran mayoría de los casos, por desconocimiento de quien crea las tecnologías. Pero para paliarla o hacer que desaparezca, estamos equipos de personas como las que formamos Funteso.
Cuáles son las principales barreras y amenazas que acechan a la tecnología social?
Aquí tengo, necesariamente, que ser breve porque sinceramente veo pocas, pero importantes. Como dije, el desconocimiento es la principal. No creo que nadie se ponga a crear productos y servicios pensando en que quiere perjudicar o excluir a determinados grupos de personas. No sería lógico desde el punto de vista del business. Pero existe mucho desconocimiento de la diversidad humana. Y ahí estamos nosotros para contarles a los que producen tecnología cómo se puede ser más social y hacer más business simplemente conociendo, antes de crear un producto o servicio, el sentir del sector al que va dirigido.
Así que resumiría tanto barreras como amenazas en esa palabra: desconocimiento. Créame, en plena época de la comunicación, este desconocimiento es realmente grande. Tal vez porque no hay suficientes entidades dedicadas a la concienciación, mucho más allá de la caridad. Me refiero a la realidad, que se dediquen a cubrir esta brecha.
Le gusta referirse a la tecnología para la vida. Sin embargo, el dinero y el poder parecen preferir la tecnología para la muerte. ¿Realmente es así?
Como dije en la anterior pregunta, no creo en absoluto que, aparte de las tecnologías armamentísticas que también tienen matices, nadie se dedique a crear tecnología para excluir y, menos aún, tecnología para la muerte.
Y yendo precisamente a las tecnologías alrededor de lo militar, podría citarle como ejemplo el código braille, que usamos las personas ciegas para leer y escribir, y que nos trajo la cultura real, siglos después del invento de la imprenta, basado en un código táctil inventado por un militar, Charles Barbier. Hoy es ya bastante conocido el eye tracking (seguimiento ocular), que permite manejar dispositivos con la mirada y que se ha usado y se sigue usando en publicidad, en quirófanos para manejar pantallas mientras se opera y en muchos otros campos.
José Mari Arrazola Aranzadi, patrono de Funteso, perdió a su esposa hace ya muchos años por ELA. Y se obsesionó por tratar de facilitar la vida a estas personas. Con su amigo e ingeniero Pedro Palomo, investigando, descubren en Israel una tecnología de guerra, utilizada en los cazas: los pilotos llevan una pantalla en sus cascos, miran el objetivo, apuntan mediante la mirada y, al parpadear, disparan.
Arrazola pensó que esa tecnología, trasladada a un ordenador, podría mover el puntero del ratón y cambiar la vida de personas que, por una u otra razón, viven encarceladas en su propio cuerpo. Lo consiguió; con el nombre Iriscom, que hoy es una empresa llamada Irisbond, crearon un equipo que hace precisamente esto. He asistido a la implantación de estos equipos a bastantes personas que pasaron del aislamiento total a la comunicación completa, y me he emocionado mucho, sobre todo con los niños con parálisis cerebral. Así que, definitivamente, creo en la tecnología para la vida.
¿Qué aporta la inteligencia artificial, el big data y el machine learning a la tecnología social y a la eSalud?
Son tres pilares de las TIC actuales y, en consecuencia, aportan mucho a la tecnología social. Como evaluador independiente de la Comisión Europea, he visto muchos proyectos, sobre todo de eSalud, muy apoyados en el autoaprendizaje de las máquinas y, a su vez, basado en el big data. Diría que el desarrollo del machine learning y el big data, bien utilizados, empezarían a crear un verdadero presente de la verdadera inteligencia artificial, que aún está por desarrollar. Pero otros pilares como el blockchain también aportan mucho a toda la tecnología, o sea, a la tecnología social.
¿Es la impresión 3D la panacea para las personas con diversidad funcional?
La tecnología, en general, es una buena caja de herramientas para todas las personas y también para las personas con diversidad funcional. Y en esa caja está la impresión 3D que más que una panacea, es una herramienta útil si se usa con sentido social, sentido común y responsabilidad. Podría escribir el tercer libro de esta entrevista hablándole de lo que en Funteso hemos trabajado y estamos trabajando en cuanto a diseño digital y fabricación 3D. Pero basten unos breves ejemplos:
En 2015 realizamos, junto con la Fundación Orange, el proyecto Young Social Makers, que ahora estamos implementando dentro del marco Erasmus+. Básicamente, forma a personas jóvenes en riesgo de exclusión para que aprendan a utilizar los equipos y el software que existen en los Fab Labs, y fabriquen objetos socialmente responsables, objetos que la industria aún no fabrica. Han surgido en este proyecto muchos objetos que ahora las grandes empresas están fabricando. Por ejemplo, consultando a personas mayores en una residencia nos pidieron que hiciéramos algo para que cuando apoyan muletas o bastones en mesas o mostradores no se les cayeran; y se hizo un objeto que ahora se vende. También hicimos objetos para facilitar la apertura y el cierre de botellas a personas mayores y muchos otros, como diseños de bancos más ergonómicos o columpios aptos para personas con diversidad funcional.
“HE ASISTIDO A LA IMPLANTACIÓN DE EQUIPOS A PERSONAS QUE PASARON DEL AISLAMIENTO A LA COMUNICACIÓN COMPLETA, Y ME HE EMOCIONADO, SOBRE TODO CON LOS NIÑOS CON PARÁLISIS CEREBRAL”
¿Cómo se puede superar la brecha digital en colectivos con dificultades de acceso, como las personas mayores o los no nativos?
Muy claro: de un lado, enseñándoles de forma que entiendan el uso de las tecnologías actuales en su favor. Es decir, que aprovechen de las tecnologías lo que realmente les sirve y no todo, como se está muchas veces tratando de hacer.
De otra parte, llevando al máximo el concepto de tecnología social, diseñando productos que sirvan a todo tipo de personas. En Funteso estamos trabajando en los dos pilares. En formación, aprendemos primero de las personas lo que realmente necesitan y luego se lo enseñamos. En cuanto a cómo producir tecnología social, creo que lo he explicado bastante en las cuestiones anteriores.
La pandemia ha evidenciado que el teletrabajo o las videoconferencias, por citar dos ejemplos significativos, ya han transformado nuestro modo de producir. ¿Es un cambio coyuntural o estamos en el inicio de una revolución?
Simplemente ha acelerado el proceso. Hay personas que hablábamos de esto y lo practicábamos hace ya diez años, que tratábamos de convencer a otras personas de implantarlo, pero como gran máquina, la sociedad a veces tiene velocidades que no son las que desearíamos. Ahora, con la pandemia, todo se ha acelerado y la tecnología social, que también engloba el teletrabajo, las videoconferencias y demás, se está haciendo más importante lo que, hablando de oportunidades, ya que hemos hablado de amenazas, es importante.
¿Sería deseable un acceso universal a Internet o es una utopía más irrealizable?
Sería imprescindible. Ya le he hablado del propósito, a veces perdido o diluido, de Berners-Lee cuando inventó la web. De forma que si trabajamos en este sentido, se puede seguir consiguiendo. Y sí; sería imprescindible, pero tenemos que ir todos bien conjuntados. Nos llenamos la boca de “brechas digitales”, de “analfabetismo digital”, y creamos sitios web con jergas que no entendemos, inaccesibles, mientras que, por otro lado, exigimos, por ejemplo, a la gente mayor que se comunique con la Administración por Internet, y no solo lo exigimos, sino que cerramos otros canales. Esto es solo un ejemplo. Es, en parte, una utopía, pero solo enfocándonos en cuestiones utópicas progresamos y así será en el acceso a Internet, sin duda.
¿Cree que la tecnología es una forma de acción que persigue resolver problemas, que las cosas funcionen?
Lo creo. La tecnología debe servir para resolver problemas, como lo que le dije de la piedra. Pero puedo admitirle que a veces se crea el problema y luego la tecnología.
Afirma que la tecnología avanza rápidamente y que los que trabajan en ello no suelen fijarse en lo que la gente necesita, cuando, en realidad, son su mercado. ¿Se ha convertido la tecnología social en una necesidad para millones de personas, y un negocio para las empresas?
Lo reitero: la tecnología debe ser negocio para las empresas. Las empresas viven del negocio. No es cuestión de caridad. Eso sí: el esquema de negocio a corto, que muchas veces es:
- Hago productos especiales.
- Los inflo de precio o me los infla la economía de escala.
- Me los subvencionan o los pagan los usuarios.
Ese esquema ya no sirve. Alicia en el país de las subvenciones ya no existe, y las personas sabemos que la accesibilidad es un derecho, no un lujo. Algunas empresas como Apple se han dado cuenta hace años. Usted y yo pagamos lo mismo por un iPhone, y tanto usted como yo podemos activar el sistema de voz. A usted no le hace falta, luego no lo usa. A mí me es imprescindible, luego lo activo.
Usted no es partidario de las subvenciones, ¿por qué?
No soy partidario del esquema viejo de las subvenciones como he dicho de alguna forma en la anterior cuestión. Daría mucho que escribir porque subvenciones hay de muchos tipos. Pero realmente me refiero al esquema que le expuse más arriba. Evidentemente, un equipo de quirófano, por ejemplo, puede ser muy alto de precio, todos pagamos impuestos, y la Seguridad Social compra ese equipo o nos paga esa operación que no podríamos costear. Eso, que podría llamarse subvención, no es a lo que me refiero.
¿Cómo pueden los desarrolladores convertir la exigencia en oportunidad?
Apoyándose en entidades como la nuestra,que, además de estudios de mercado, les den las necesidades reales de las personas. De todas las personas. De hecho, este año, como ya es tradicional, Funteso celebra su encuentro anual sobre responsabilidad social tecnológica, donde se trata ampliamente acerca de las oportunidades de la tecnología social. Este año nos adaptamos a la situación de la COVID-19 y por primera vez lo realizaremos de forma online los días 14, 15 y 16 de octubre en nuestro canal de YouTube, al que están todos invitados a asistir.
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