9/11/2015
Los miembros de la Asociación Profesional de Técnicos en Seguridad Nuclear y Protección Radiológica, ASTECSN, cuentan ya con su propio código ético. Un instrumento que pretende ser de especial utilidad para “respaldar la actuación de los técnicos como funcionarios públicos, garantizando que se realice un buen trabajo profesional, evitando las presiones de los lobbies y los políticos”, destaca Nieves Sánchez, presidenta de la asociación.
“Ejercer su profesión con independencia y evitar que su actuación se vea condicionada por intereses contrarios a su buen hacer profesional y criterio técnico según el estado de la ciencia y de la técnica, sus comportamientos éticos y sus deberes de lealtad. Evitar las acciones engañosas y cualquier tipo de prácticas que puedan generar desconfianza sobre la veracidad de sus actuaciones profesionales o pueda erosionar la imagen pública del Cuerpo de Seguridad Nuclear y Protección Radiológica”, es uno de los apartados del las normas éticas recientemente aprobadas.
En el texto también se destaca que los miembros de la asociación “tienen el deber y el derecho a guardar secreto profesional sobre cuantos datos e informaciones, de carácter reservado, le hayan sido confiados o haya obtenido, en virtud del ejercicio de su profesión”, pero añade que dichos miembros quedarán liberados de dicha obligación y podrán actuar según su propia conciencia “cuando su silencio pueda causar daños graves e irreparables a la sociedad o a sus miembros”.
Los profesionales deberán actuar siempre guiados por el principio de “precaución, dando prioridad a dichas estrategias procurando garantizar la seguridad de personas y bienes, así como la protección del medio ambiente”. También deberá cooperar cuando sea requerido con los autoridades públicas competentes en situaciones de riesgo y también “en la transmisión de la información a la sociedad utilizando con seriedad, objetividad y rigor los datos científicos”.
Reconoce Nieves Sánchez, que anteriormente, los representantes de los trabajadores en el CSN y la lógica sindical estaba más enmarcada en la defensa de los derechos laborales que en otras cuestiones más de carácter interno, pero cree que poco a poco la tendencia ha cambiado y ahora el personal quiere también hablar más de “ética o gestión del conocimiento” en el seno del regulador.
A la espera del Código Ético del CSN
Existe una amplia cultura en el mundo nuclear sobre la necesidad de contar con códigos éticos que refuercen la independencia de los reguladores ante la opinión pública. La propia Organización Internacional de la Energía Nuclear, la OIEA, cuenta con su propio código y los principales reguladores como es el caso del francés, también tienen un texto de buenas prácticas. En España el CSN se encuentra también en pleno debate para aprobar un código ético del regulador, pero de momento, son los trabajadores los que han tomado la delantera, al entender que es un instrumento necesario para garantizar su independencia.
La ASTECSN no representa a todo el personal del CSN. Se trata de una asociación de reciente creación que se presentó junto a otros sindicatos a las últimas elecciones internas del regulador obteniendo tres representantes en la junta de personal en la que la principal representación la ostentan CCOO y el CSI-F, con cuatro representantes cada uno.
Urge por lo tanto que sea el propio CSN el que cuente con un instrumento homologable al que tienen ya otros reguladores europeos y que refuerce así su independencia y la de su personal para aumentar la confianza en su buen hacer y dar mayor credibilidad a su trabajo diario.
No sólo en el seno del CSN hemos visto en los últimos años movimientos por parte de los trabajadores y trabajadoras tendentes a reafirmar su independencia ante los poderes políticos y económicos. Sonadas han sido también las denuncias del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda, GESTHA, en contra de las amnistías fiscales y poniendo en duda que el actual Gobierno tenga demasiado interés en perseguir el fraude.
A los gestores políticos de los entes públicos les cuesta cada vez más mantener el control ante un personal empoderado y menos dispuesto a estampar sus firmas en actuaciones que puedan ir en contra de sus criterios profesionales. Mejorar esa independencia redunda a buen seguro en la calidad del sistema democrático.
Como ya publicara Cambio16, el CSN se encuentra actualmente en el ojo del huracán. El principal foco de conflicto durante el verano se produjo durante la destitución de Rodolfo Isaías González, como Jefe del Área de Experiencia Operativa y Normativa por su negativa a firmar un documento en el que se establecían los nuevos criterios sobre los incidentes que deben notificar las centrales y su grado de catalogación dentro de la escala INES, del Organismo Internacional de la Energía Atómica. Un movimiento que Ecologistas en Acción enmarcó en la intención del consejo del CSN, que preside, Fernando Marti Scharfhausen, de evitar que determinados sucesos sean conocidos por la opinión pública y en un “decrecimiento” de la cultura de la seguridad.
La asociación sigue, de momento sin éxito, en su intento de lograr que la dirección del CSN deje sin efecto los “castigos internos” impuestos a Isaías González. Si el CSN contase con su propio código ético quizá el trabajador hubiera podido acogerse a alguna cláusula que salvaguardase su objeción de conciencia.
La posibilidad de una reapertura de la central burgalesa de Garoña y los pasos dados para facilitar la construcción del ATC, el almacén centralizado de residuos, en Villar de Cañas, son las otras dos patatas calientes a las que tiene que hacer frente el regulador. A la espera de que sea el CSN el que ponga a disposición de todos sus trabajadores su propio código ético, los trabajadores han decidido comenzar a blindar sus actuaciones con su propio texto que de momento sólo compromete a los asociados a ASTECSN, pero demuestra la intención de la plantilla de no ceder a presiones en un asunto tan delicado como la seguridad nuclear.