El asesinato del afroamericano George Floyd el pasado lunes 25 de mayo en Minneapolis, además de desatar un sinfín de protestas a lo largo de los Estados Unidos, también ha puesto una vez más en el centro de los debates el uso de las técnicas de estrangulamiento policial como un mecanismo para controlar a los detenidos.
Mientras yacía en el piso boca abajo y esposado, el oficial Derek Chauvin mantuvo su rodilla en el cuello por espacio de unos nueve minutos. El hombre de 46 años decía que no podía respirar, pero poco importaron sus súplicas ni las de personas que observaban lo que sucedía.
Tres días después, pero en París, ocurrió otro hecho similar. Un hombre de color fue momentáneamente inmovilizado boca arriba con la rodilla y la parte superior de la pierna de un oficial presionando su mandíbula, cuello y parte del pecho. La policía dijo que el detenido conducía sin licencia, bajo los efectos del alcohol y que se resistió al arresto. Al igual que el de Floyd, transeúntes filmaron la detención que fue luego vista a través de las redes sociales.
Estas técnicas de inmovilización se han venido utilizando en diferentes partes del mundo y a pesar de causar muerte por asfixia no se han prohibido. En Francia, el legislador Francois presiona para que esto ocurra.
«No podemos decir que la situación estadounidense es ajena a nosotros», dijo, al tiempo de agregar que en su país se adelanta una iniciativa parlamentaria que espera entre en debate, una vez la crisis del coronavirus lo permita.
En Hong Kong investigan muerte como la de Floyd
En muchas de las protestas que en los meses antes de la pandemia se venían realizando en distintos países, las técnicas de estrangulamiento policial vistas en Minneapolis y en París han estado presente.
Hace un año, a comienzos de junio, la posibilidad de que se implementara una ley de extradición con China continental, llevó a decenas de miles de personas en Hong Kong a oponerse, porque veían en el instrumento legal una forma de arrinconar a la oposición prodemocrática.
El comportamiento policial fue uno de los puntos críticos de las manifestaciones hasta el extremo de que una vez que la jefe del Ejecutivo Carrie Lam echó para atrás el proyecto de ley, las protestas se mantuvieron. Uno de los detonantes fue precisamente el exceso de los cuerpos de seguridad.
Efectivos de esas fuerzas policiales están siendo investigados por la muerte de un hombre en mayo del pasado año, que fue inmovilizado, al igual que Floyd, boca abajo. Durante su arresto los agentes se arrodillaron, además de su cuello, sobre hombro y espalda.
Aunque los procedimientos de la policía para ejecutar técnicas de estrangulamiento varían de país a país, las presiones sobre cuello, pecho y columna están entre las que generan mayor debate.
En Bélgica, el instructor de policía Stany Durieux dice llamar la atención a los aprendices cada vez que observa “una rodilla aplicada en la columna vertebral. También está prohibido apoyarse completamente en un sospechoso, ya que esto puede aplastar su caja torácica y sofocarlo».
En unos sí, en otros no
En Nueva York, una de las ciudades en las que se han protagonizado protestas por la muerte de George Floyd, el Departamento de Policía prohíbe el uso de estrangulamientos y acciones como sentarse, arrodillarse o pararse sobre el pecho o espalda del sujeto, lo que reduce su capacidad para respirar. Pero no ocurre lo mismo en San Diego, donde se permite bloquear en flujo de sangre aplicando presión en el cuello con el brazo, pero según el jefe de policía David Nisleit, se prohibirá esa técnica.
En países como Alemania se permite a la policía ejercer presión lateral sobre la cabeza de un sospechoso, pero debe ser por poco tiempo y no en el cuello. En el Reino Unido, los detenidos, “tan pronto como sea posible”, deben estar sentados, arrodillados o de pie. No se recomienda ningún tipo de presión sobre el cuello, porque “puede ser muy peligrosa».
La gendarmería de Francia desaconseja presionar el pecho y los órganos vitales de los detenidos y “ya no se les enseña aplicar presión en el cuello. No es necesario ser médico para comprender que es peligroso”, dijo el coronel Laurent De La Follye de Joux, jefe de entrenamiento de la fuerza.
No obstante, la Policía Nacional del país sí puede presionar el pecho de un sospechoso, pero por poco tiempo.
“Todas las policías del mundo utilizan estas técnicas porque representan la menor cantidad de peligro. Lo único es que tienen que ser bien utilizadas. En los Estados Unidos vimos que (con George Floyd) no se usó bien, que la presión se aplicó en el lugar equivocado y durante demasiado tiempo», dijo Christophe Rouget, un funcionario del sindicato de la policía de Francia.
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