Por Cambio16
14/08/2017
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Considerado uno de los dramaturgos más influyentes del siglo XX por obras como “La ópera de los tres centavos”, el alemán Bertolt Brecht murió el 14 de agosto de 1956, sin embargo, su legado se mantiene vigente y sus obras se siguen montando en escenarios de todo el mundo.
Eugen Berthold Friedrich Brecht nació el 10 de febrero de 1898 en Augsburg, Alemania. Comenzó sus estudios de Literatura y Filosofía en Múnich en 1917, aunque después también estudió Medicina.
Durante la Primera Primera Guerra Mundial (1914-1919), Brecht comenzó a escribir y publicar sus obras, una época en la que frecuentaba el mundo artístico de Múnich y trabajó como dramaturgo y director de escena.
Fue en este entorno que conoció a F. Wedekind, K. Valentin y L. Feuchtwanger, con quienes mantuvo siempre un estrecho contacto.
En 1924 se trasladó a Berlín, donde trabajó como dramaturgo a las órdenes de Max Reinhardt en el Deutsches Theater. Posteriormente colaboró también en obras de carácter colectivo junto con Elisabeth Hauptmann, Erwin Piscator, Kurt Weill, Hans Eisler y Slatan Dudow, y trabó relaciones con el pintor Georg Grosz.
Mantuvo un gran interés en el marxismo y estableció un estrecho contacto con Karl Korsch y Walter Benjamin.
En 1928 salió a la luz su obra “Dreigroschenoper (Opera de cuatro cuartos)”, mismo año en el que obtuvo el mayor éxito conocido en la República de Weimar y también contrajo matrimonio con la actriz Helene Weigel. La preocupación por la justicia fue un tema fundamental en su obra.
La épica de Brecht
Durante este periodo inicial de su carrera, dirigió a los actores y empezó a desarrollar una teoría de técnica dramática conocida como teatro épico o teatro dialéctico. Dicha teoría rechaza los métodos del teatro realista tradicional y se inclina por una forma narrativa más libre en la que usaba mecanismos de distanciamiento, tales como los apartes y las máscaras para evitar que el espectador se identificara con los personajes de la escena.
Brecht consideraba esta técnica de alienación, la distanciación, como esencial para el proceso de aprendizaje del público, dado que eso reducía su respuesta emocional y, por el contrario, le obligaba a pensar. La expresión más radical del propósito socialista de Brecht se puede ver en obras como “La toma de medidas”, “La excepción y la regla”, “El que dice sí y el que dice no”.
A causa de su oposición al gobierno de Hitler, Brecht se vio forzado a huir de Alemania en 1933; primero vivió en Escandinavia y finalmente se estableció en California, Estados Unidos, en 1941. Fue durante esos años de exilio cuando produjo algunas de sus mejores obras: “La vida de Galileo Galilei” (1938-1939), “Madre Coraje” (1941) y “El círculo de tiza caucasiano” (1944-1945), que consolidaron su reputación como dramaturgo.
Brecht se consideraba a sí mismo un hombre de teatro que se había liberado de las tendencias del teatro expresionista para experimentar con nuevas formas. Quería mostrar que ese cambio no sólo era posible sino que era necesario. Su versátil empleo de la lengua y de las formas poéticas, es decir del lenguaje clásico mezclado con el habla del hombre de la calle, versos libres e irregulares, lo llevó a sacudir la conciencia del público hacia una pasividad acrítica a la reflexión y, esperanzadamente, a la acción.
En 1948 Brecht volvió a Alemania, se estableció en Berlín Este y fundó su propia compañía teatral, el Berliner Ensemble. Fue una figura controvertida detrás de la llamada Cortina de Hierro, ya que su pesimismo moral chocaba con el ideal soviético del socialismo realista.
A lo largo de su vida también escribió varias colecciones de poemas, que, con sus obras de teatro, lo sitúan entre los más grandes autores alemanes. Bertolt Brecht murió el 14 de agosto de 1956 en Berlín, Alemania.