Los tablaos flamencos son más que lugares de encuentro, de música, de tintos y tapas. Son la esencia de España. Nacen y se refugian en la españolería misma. Sus locales transitan hoy las penurias de tantos otros sectores, como la restauración, hostelería y el turismo, afectados por la crisis sanitaria. La caída de sus ingresos es demoledor, por el cierre de sus actividades durante el estado de alarma y confinamiento.
Los tablaos, tan llenos de arte y sentimiento, de guitarras y palmas, del cante jondo y bulerías, se ven en aprietos económicos. Junto a la gastronomía, las letras, los museos y monasterios son parte del sello de identidad de España. La vitrina al visitante extranjero. Los tablaos fueron declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Su música y baile tienen su origen en Andalucía, en zonas de Sevilla y en Jerez de la Frontera. Pero en Madrid está concentrado el mayor número de tablaos. Antes de la emergencia sanitaria había 21 locales y ahora, lamentablemente quedan 18.
Casa Patas y el Café de Chinitas se despidieron hace unos días. Y la semana pasada le tocó el turno al Villa Rosa, el mítico tablao con 100 años de historia donde Almodóvar rodó Tacones lejanos, reseñó El Mundo.
Estos establecimientos recibieron 6 millones de visitantes el año pasado en España, 1 millón solo en Madrid. Y la reapertura hacia la nueva normalidad impone distanciamiento social que limita la relación de los artistas entre ellos y con el público.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dio su apoyo al sector taurino, igualmente emblemático de España. Y anunció una futura corrida benéfica en homenaje a los sanitarios, para recaudar fondos para la recuperación de la fiesta brava, tras la pandemia.
Tablaos flamencos, sin taconeo ni castañuelas
“La situación es dramática. No vamos a poder abrir antes de 2021, cuando regrese el público internacional. Tenemos unos gastos mensuales de 20.000 y 25.000 euros. Esto es inviable y no hay economía que lo aguante. Es un cataclismo cultural, turístico, social y económico. Los tablaos se mueren”, se lamenta Juan Manuel del Rey, presidente de la Asociación de Tablaos Flamencos de Madrid y propietario del Corral de la Morería.
Los tablaos enfrentan a dos tipos de problemas: la necesidad de que regrese el turismo extranjero y la dificultad de mantener la separación de metro y medio entre las mesas. Esto es muy difícil que sea rentable. Será casi imposible montar un espectáculo ante de que se terminen las restricciones de aforo.
Ante la gravedad de la situación, los tablaos se han unido y han creado la Asociación Nacional de Tablaos Flamencos de España para lanzar un SOS.
“Si las autoridades no toman cartas en el asunto, cuando acabe la crisis ningún establecimiento podrá abrir sus puertas. Su supervivencia requiere la elaboración de un plan de ayuda que incluya la prórroga de los ERTE hasta final de año y una línea de subvenciones para cubrir los elevados costes fijos mensuales”, indica la asociación.
Sin trabajo, empleados y bailaores
La situación también es dramática para los bailaores y artistas flamencos, que ven un futuro incierto. “Estamos destrozados porque están cerrando sitios míticos. Los artistas comemos de los tablaos y de las clases”, se queja Belén López, Premio Nacional de Flamenco. Empezó a bailar con 10 años de edad en el Corral de la Morería y en Casa Patas.
López también lamenta que en cualquier otros país se valore más este arte que en España. “En el extranjero nos tratan como a reyes y aquí se nos sitúa a la cola de la cultura”, destacó.
Mientras tanto, los representantes del sector están negociando con la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid para buscar soluciones. Desde el Consistorio han lanzado el Plan Aplaude con ayudas para las salas con música en vivo. Y el Gobierno regional pondrá en marcha un plan extraordinario de patrocinio para la reapertura de teatros y tablaos.
“Estoy convencido de que las autoridades responderán bien. Van pasando los meses y se hace cuesta arriba. No tenemos ningún ingreso. Si desaparecemos, parte del flamenco morirá con nosotros”, dice Federico Escudero, presidente de la Asociación Nacional de Tablaos y director de Torres Bermejas.
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