Cinco días después del terremoto y posterior tsunami en Indonesia, los supervivientes buscaban este miércoles en forma desesperada comida en las granjas.
Aunque la cifra oficial de muertos por el terremoto de magnitud 7,5 que sacudió la costa oeste de la isla de Célebes el pasado viernes asciende a 1.407, muchos de los cuales fallecieron por el tsunami, las autoridades estiman que el número se elevará.
Johnny Lim, dueño de un restaurante del distrito de Donggala, dijo que estaba sobreviviendo a base de cocos.
«Es una ciudad zombie. Todo está destruido. No queda nada», dijo Lim. «No hay comida, no hay agua», agregó.
En otra parte de Donggala, que tiene una población de 300.000 personas, Ahumad Derajat, dijo que los supervivientes están recolectando comida en los campos y huertos.
«En lo que estamos confiando en este momento es en la comida de las granjas y en compartir lo que encontremos, como batatas o plátanos», dijo Derajat. Su casa fue arrastrada por el tsunami. «¿Por qué no traen la ayuda en helicóptero?», se preguntaba.
Lian Gogali, trabajador humanitario, definió la situación en Donggala de peligrosa. «Todos están desesperados por comida y agua. No hay comida, agua o gasolina. El Gobierno está desaparecido«, dijo Gogali.
La mayoría de los muertos confirmados proviene de Palu, una pequeña ciudad ubicada a 1.500 kilómetros al noreste de Yakarta, y las pérdidas en las áreas remotas siguen siendo desconocidas.
Terremoto y tsunami… y ahora volcán
Indonesia es un archipiélago de 17.000 islas e islotes que se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, uno de los países del mundo más propensos a sufrir desastres naturales. Y no solo fue lo ocurrido el terremoto y posterior tsunami. Este miércoles se registró la erupción del volcán Soputan, situado en el extremo noreste de las Célebes, a unos 1.000 km de Palu, y que expulsaba cenizas a más de 4.000 metros de altura, reseñó AFP.
Las autoridades pidieron a los civiles permanecer a más de cuatro kilómetros del volcán, y no decidieron por ahora ninguna evacuación.
Según la oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) cerca de 200.000 personas necesitan ayuda humanitaria urgentemente. Se calcula que 66.000 viviendas fueron derruidas.
Mientras, el portavoz de la agencia nacional de mitigación de desastres, Sutopo Purwo Nugroho, dijo que la mayor parte de los esfuerzos de ayuda se han concentrado en Palu, donde el suministro de electricidad aún no se ha restablecido.
Lentitud en la respuesta
El presidente Joko Widodo hizo su segunda visita a la zona del desastre y con habló con el equipo de rescate en un hotel derrumbado en Palu.
«Lo que he observado después de volver es que el equipo pesado ha llegado, la logística ha comenzado a llegar, aunque todavía no está al máximo. El combustible ha llegado en parte», dijo Widodo a periodistas.
No obstante, Naciones Unidas mostró su frustración en cuanto a la lentitud de respuesta de la ayuda.
«Los equipos que trabajan en el lugar tienen un sentimiento de frustración», explicó en Ginebra Jens Laerke, de la oficina de OCHA.
«Todavía no se ha llegado a partes importantes de lo que podría ser la zona más afectada, pero los equipos se esfuerzan y hacen cuanto pueden», añadió.
Las autoridades se dieron hasta el viernes (una semana después de la catástrofe) para encontrar posibles supervivientes. Pasada esta fecha, las posibilidades serán prácticamente nulas.
Compartimos un primero vídeo montado en Cambio16 sobre esta tragedia el 30 de septiembre.
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