Cada fin de semana ocurre en un barrio distinto de Buenos Aires, Argentina, una febril actividad de voluntarios. Juntos, convierten los desechos en una fuente de energía verde capaz de que cambiar la vida de una modesta comunidad. Este es el concepto de la organización Sumando Energías.
Todo comienza con cientos de botellas y latas de gaseosas que cubren el piso de tierra en alguna localidad de la provincia de Buenos Aires. Si bien podría pensarse que la imagen se refiere a una zona contaminada con basura, en realidad hay que ver más de cerca.
Al calor de una sencilla idea
La actividad forma parte de las iniciativas que lleva a cabo Sumando Energías. Esta organización reúne a un grupo de arquitectos e ingenieros expertos en energías renovables y sustentabilidad. Cada uno de ellos está interesado en divulgar sus conocimientos a través de talleres prácticos.
El propósito concreto es elaborar calentadores de agua, que trabajan con energía solar. Y los fabrican utilizando botellas plásticas y otros desechos.
El programa involucra en el proceso constructivo a las propias familias, para que luego puedan aprender los conceptos y además darle mantenimiento a cada módulo.
Acceso a un servicio básico
Durante un fin de semana, enseñan a los residentes de las comunidades atendidas cómo hacer calentadores solares a partir de material reciclable.
«Le decimos a una familia que con una botella de plástico, con una lata, con un tetrabrik van a poder construir un equipo que les va a dar agua caliente gratis. Es medio tirado de los pelos, pero una vez que ven que funciona, nos llaman para que vayamos a construirles el suyo», cuenta Pablo Castaño, fundador de Sumando Energías.
«Muchas familias no tenían acceso a un baño, se bañaban calentando agua en un jarrito con garrafa o con resistencia eléctrica, que tiene peligro de electrocución o principio de incendio», explica Castaño. «Buscamos que pudieran acceder a un servicio básico a través de energías renovables», agrega.
Trabajo en equipo
A los arquitectos e ingenieros especializados en energías renovables que dictan los talleres, se les suman voluntarios que quieren aprender o, simplemente, colaborar con la causa.
«Los vecinos, incluso los chicos, ayudan. Con los resultados a la vista,y el costo cero que tiene para las familias, se ha ido extendiendo a otros lugares como Bahía Blanca, Salta y Misiones».
Sumando Energías lleva instalados más de cien calentadores con sus correspondientes duchas. Los dispositivos funcionan por el llamado efecto termosifón, que se produce en los fluidos cuando se calientan.
«El agua, al calentarse en la parrilla del colector, es menos densa y empieza a subir hasta el termotanque y, aproximadamente, hace alrededor de 60 ciclos para calentarse por encima de 40 grados, temperatura que usamos para bañarnos», explica Castaño.
Simple pero efectivo
La idea de retener el calor del sol para darse una ducha tibia se le ocurrió hace algunos años a José Alano, un mecánico brasileño. Creó un colector de agua caliente, lo reprodujo para miles de familias que no podían pagar la energía, y lo registró para que accedan a él de manera gratuita.
El modelo fue tomado por Pablo Castaño. El y un grupo de profesionales argentinos tomaron el modelo, lo adaptaron y se decidieron a replicarlo en cada barrio de Buenos Aires.
La iniciativa comenzó a desarrollarse en septiembre de 2013 en un barrio de Gran Buenos Aires.
La clave para que el dispositivo funcione está en saber utilizar las cualidades de los materiales que se usan para construirlo, subraya Castaño.
«Los caños (latas de gaseosa) pintados de negro absorben la radiación solar, después están las capas de tetrabrik y telgopor (corcho blanco) que sirven como aislantes y por último se recubre todo eso con botellas de plástico que producen el llamado efecto invernadero con el que se conserva el calor».
Castaño asegura que en Sumando Energías creen que lo más importante de trabajar en conjunto con las familias y los vecinos que reciben los módulos, es que les permite aprender a hacerlos ellos mismos, De esta manera, en el futuro, pueden no solo ocuparse del mantenimiento, sino también construir otros para quienes lo necesiten.
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