Por: Cambio 16
01/01/2016
Desde 1934, Suiza se convirtió en el país donde miles de empresarios, políticos, dictadores, magnates y hasta criminales guardaban sus activos gracias al secreto bancario que desaparecerá este año.
En 2017 la actividad financiera, que tanto empleo y dinero aporto a ese país, tendrá que revelar los nombres de los dueños de cuentas, después que el Gobierno accediera a hacerlo por presiones internacionales.
El país era conocido por resguardar el 25% del capital extranjero, casi 6,1 billones de Euros, y ofrecer servicios bancarios como las cajas de seguridad con total confidencialidad y sin necesidad de declarar a las autoridades de los otros países.
Pero ahora deberá reunir datos financieros y compartirlos con los 38 socios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En las calles hay opiniones diversas, pero la mayoría no comparte la decisión de eliminar un sistema que ha formado parte del orgullo suizo y que ha dado tantos dividendos, empleo y bienestar al país.
«A mí no me parece bien. El intercambio automático de información bancaria supone el fin del secreto bancario», señaló a Efe Samuel Müller, un ingeniero de 66 años.
Por su parte, Simone Fischer, auxiliar de Farmacia de 38 años, lamenta que el país «haya tenido que levantar el secreto bancario por presiones y exigencias desde fuera», pese a que comprende el argumento de los otros países para evitar que se esconda ante las Haciendas dinero en cuentas suizas.
Todo empezó en 2008 cuando el Departamento de Justicia de Estados Unidos amenazó con quitarle la licencia al banco UBS en territorio norteamericano si no se entregaban los datos de 4.450 clientes estadounidenses con cuentas en Suiza.
Un año después, el país europeo tuvo que ceder y a medida que pasaron los años el secreto bancario iba desapareciendo. La lucha contra la evasión fiscal terminó ganándole a la confidencialidad y ahora en 2018 las Haciendas de otros países ya no tendrán que cursar solicitudes específicas sobre cuentas de sus ciudadanos en Suiza, sino que la información será entregada anualmente de forma automática.
Miedo a una estampida bancaria
En Suiza ya existe el temor que los miles de clientes de alta renta empiecen a sacar su dinero de las cuentas de los bancos. Esto podría crear un escenario parecido al de 1991, cuando las autoridades del sistema financiero decidieron retirarle la licencia de operación al Spar- & Leihkasse Thun (TLT) y miles de personas perdieron sus activos por falta de fondos.
Hoy en día la banca minorista es la más amenazada, debido a la cantidad de créditos otorgados. Un retiro masivo de activos podría acabar con el negocio de la intermediación financiera y poner en riesgo los ahorros de clientes.
Además, hay temor por perder la custodia de las fortunas provenientes de América Latina, una región que para 2020 proyectaba el 14% de fondo extranjero en las plazas financieras suizas, según el Boston Consulting Group, firma estadounidense especializada en asesoría financiera.