Suiza, un pequeño país del centro de Europa con unos ocho millones y medio de habitantes y con numerosos atractivos turísticos. Una de las mayores paradojas de este país alpino, con imágenes de postal, es ser uno de los estados del mundo donde la ciudadanía más consume y a la vez uno de los que más recicla.
En las últimas décadas Suiza ha ido implementando un paquete de destacadas políticas ambientales. Medios de comunicación de todo el mundo, blogs y numerosos vídeos de YouTube en distintos idiomas se hacen eco de las excelencias del sistema de reciclaje suizo.
Según la Oficina Federal de Medio Ambiente de Suiza, en este país centroeuropeo se recicla el 93% del vidrio; el 83% del plástico PET y el 91% de las latas de aluminio. El reciclaje es gratuito y desde 2012 existen agentes de policía, conocidos como ‘policía de la basura’; que se encargan de revisar que los residuos introducidos en los contenedores de reciclaje estén correctamente clasificados. En caso contrario, estos agentes se encargan de identificar a los responsables para apercibirles.
Las zonas fronterizas de Suiza con Francia, Italia y Alemania están empezando a padecer las consecuencias del llamado ‘turismo de residuos’. Los medios de comunicación de estos países se están haciendo eco de las actitudes incívicas de algunos ciudadanos suizos; que para no reciclar o para no tener que pagar por sus residuos la arrojan en los municipios fronterizos.
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