La situación humanitaria en Sudán del Sur es crítica debido a un prolongado conflicto armado que ha devastado la región y causado innumerables violaciones de derechos humanos. Desde que el país obtuvo su independencia en 2011, diversas facciones políticas y étnicas en su lucha por el poder han sumido a la nación en un torbellino de violencia sin fin. Asesinatos masivos, violencia sexual y reclutamiento de niños soldados están a la orden del día.
A las atrocidades cometidas por los grupos armados se agrega la hambruna. El conflicto ha interrumpido la producción agrícola y ha llevado a millones de personas a una situación de inseguridad alimentaria extrema. La falta de servicios básicos, como atención médica y educación, agravan la crisis. Son cientos de miles los que se han visto forzados a desplazarse más allá de la frontera. Organizaciones humanitarias han denunciado los crímenes de lesa humanidad en el novel país, instando a la comunidad internacional a tomar medidas para proteger a civiles. La impunidad de los responsables ha perpetuado el ciclo de violencia.
Masacres.- Matanza de personas, por lo general indefensas, producida por ataque armado o causa parecida
El más reciente capítulo de la guerra civil sudanesa que ya cumple un año de duración fue la masacre a gran escala de civiles que intentaban desesperadamente huir de Darfur. Testigos describieron que las RSF paramilitares “amontonaron y dispararon” a niños cuando intentaban escapar de El Geneina en junio del año pasado. Miles de civiles fueron asesinados en un nuevo episodio de violencia étnica.
Las RSF y sus aliados atacaron un convoy de civiles de kilómetros de largo mientras la gente intentaba salir, escoltados por combatientes masalit. Testigos dijeron que las RSF habían perseguido y disparado a hombres, mujeres y niños que corrían por las calles o intentaban nadar en el río Kaja, que atraviesa la ciudad. Muchos se ahogaron.
Un joven de 17 años relató cómo fue la matanza de 12 niños y cinco adultos el 15 de junio: “Dos fuerzas de las RSF… arrebataron a los niños de sus padres y, cuando los padres empezaron a gritar, otras dos fuerzas de las RSF dispararon contra los niños y padres, matándolos». Luego amontonaron los cuerpos de los niños y les dispararon nuevamente, acotó. «Arrojaron sus cadáveres al río y sus pertenencias detrás de ellos». Los ataques continuaron durante días contra decenas de miles de civiles que intentaban llegar a la frontera con Chad.
Genocidio.- Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad
HRW recopiló 221 declaraciones de testigos. Son muchas las evidencias de que las RSF, liderada por árabes, llevan a cabo una campaña concertada de limpieza étnica contra la tribu Masalit. La organización defensora de derechos humanos considera que las Naciones Unidas y la Unión Africana deberían imponer urgentemente un embargo de armas. Además, desplegar una misión con una fuerte fuerza policial para proteger a los civiles.
Un informe de HRW pide sanciones para los responsables de crímenes de guerra generalizados. Incluye al comandante de las RSF en Darfur Occidental, Abdel Rahman Joma’a Barakallah. Igualmente, al comandante de las fuerzas paramilitares, Mohamed “Hemedti” Hamdan Dagalo, y a su hermano Abdel Rahim. Darfur ha sido devastado por una campaña de limpieza étnica que ha durado décadas. Fue encabezada en 2000 por Hamdan Dagalo. Entonces, era un líder de la milicia Janjaweed (Yanyavid). Hemedti, que ahora es el comandante de las RSF, parece haber revivido esas tácticas en una lucha nacional para arrebatarle el control del país a las fuerzas armadas de Sudán. Por lo menos 14.00 personas han muerto en todo el país en el último año.
“A medida que el Consejo de Seguridad de la ONU y los gobiernos se dan cuenta del inminente desastre en El Fasher, las atrocidades a gran escala cometidas en El Geneina deben verse como un recordatorio de las atrocidades que podrían venir en ausencia de una acción concertada”, advierte Tirana Hassan, directora ejecutiva de HRW. Las Naciones Unidas dieron la voz de alarma sobre los ataques étnicos y la matanza de personas de la comunidad Masalit después de informes de ejecuciones sumarias y de «discursos de odio persistentes» que incluían llamamientos para matarlos o expulsarlos.
Desplazamiento forzado.–Es aquel que sufre una persona cuando se ve forzada a desplazarse dentro o fuera de las fronteras de su país. Principalmente por un conflicto armado u otra situación de violencia
Desde que estallaron los combates entre las RSF y el ejército de Sudán en abril de 2023, más de 8 millones de personas han huido de sus hogares en medio de una crisis humanitaria que, según advierte la ONU, es una de las mayores en décadas. Médicos Sin Fronteras la considera como la mayor crisis de desplazamiento interno del mundo. Son más de 6 millones de personas que se vieron obligadas a abandonar sus casas dentro del país, además de más de 1,4 millones que han huido a través de las fronteras.
Con este último episodio de enfrentamientos, parece que el pánico se ha extendido entre la población civil de Wad Madani y se ha visto a personas abandonando la ciudad en vehículos y a pie, algunas por segunda vez en solo unos meses. Según la Organización Internacional para las Migraciones, entre 250.000 y 300.000 personas han huido de Wad Madani y las áreas circundantes desde que comenzaron los enfrentamientos.
Acnur anunció que está trabajando para entregar y distribuir ayuda humanitaria urgente a las personas recién desplazadas por el conflicto de Al Jazirah a los estados de Sennar y Gedaref. Los organismos internacionales están preocupados ante la posibilidad de que la lucha se intensifique aún más y se extienda al estado de Nilo Blanco.
Violencia sexual.- La violencia sexual es cualquier comportamiento de naturaleza sexual que se lleva a cabo sin el consentimiento de la otra persona
El tema de los ataques sexuales es tabúen Sudán. Sin embargo, en los campamentos de refugiados al otro lado de la frontera con Chad, la cantidad de testimonios de violencia sexual surgen cada día son más. En una nota de la BBC se expone el caso de Amina, nombre ficticio para proteger su identidad, quien llegó a un puesto de auxilio atendido por Médicos Sin Fronteras para hacerse un aborto.
La joven de 19 años, que huyó de Darfur en Sudán del Sur, descubrió que estaba embarazada. Espera desesperadamente que su familia nunca lo sepa. «No estoy casada y era virgen», dice Amina entrecortada. En noviembre, los milicianos la capturaron con su tía y primas cuando huían de su pueblo natal de Ardamata hacia la vecina ciudad de Geneina. Dice que las otras escaparon, pero a a ella la retuvieron durante un día entero. «Había dos de ellos y uno me violó muchas veces antes de que lograra escapar», expresa. La historia de Amina es una entre muchas. La ONU ha documentado alrededor de 120 víctimas de violencia sexual relacionada con el conflicto en todo el país, lo que, según dice, es «una vasta subrepresentación de la realidad». Ha habido reportes de ataques sexuales por combatientes de ambos bandos.
Otro caso es el de Maryamu. Afirma que fue violada por hombres armados que portaban turbantes al estilo típico de los combatientes árabes en la zona. El suceso ocurrió en noviembre dentro de su casa en Geneina. Después del ataque tuvo dificultades para andar, dice llorando mientras describe cómo huyó: «La gente corría, pero nosotras no podíamos porque mi abuela no puede correr. Yo también estaba sangrando».
Reclutamiento de niños.- Es la vinculación permanente o transitoria de personas menores de 18 años de edad a grupos armados organizados al margen de la ley y/o grupos delictivos organizados que se lleva a cabo por la fuerza, por engaño o debido a condiciones personales o del contexto que la favorecen
A pesar del compromiso político generalizado de poner fin a esta práctica, se calcula que 16.000 niños han sido reclutados por grupos y fuerzas armadas desde que el conflicto comenzara en Sudán del Sur en diciembre de 2013. “El sueño que todos compartimos para los niños de este joven país se ha convertido en una pesadilla”, afirma el director ejecutivo adjunto de Unicef, Justin Forsyth, después de su vuelta de Bentiu y Juba. La organización supervisó en 2015 la liberación de 1.775 niños exsoldados en lo que fue una de las mayores desmovilizaciones de infantes que se han producido. El resurgimiento del conflicto y del reclutamiento en Sudán del Sur ha debilitado gran parte de este progreso.
Unicef exige que el uso sistemático de la violación, la explotación sexual y el secuestro como armas de guerra en Sudán del Sur debe cesar, así como la impunidad de quienes cometen dichos actos. El director de Save the Children en Sudán, Arif Noor, explica que el personal de la organización ha sido testigo de casos de “niños que llevaban armas en puestos de control, especialmente frecuentes en la región de Darfur y en el estado de Jartum”. También se ha sabido que una escuela en la capital “fue reutilizada temporalmente como centro de reclutamiento”.
Hambruna.- Situación en la que una comunidad, país o región no puede acceder a una dieta básica para su supervivencia
Más del 95% de los sudaneses no pueden permitirse una comida completa al día. Unas 18 millones de personas se enfrentan a una hambruna de una magnitud que no se había visto en 30 años. Más de 25 millones de personas en Sudán, Sudán del Sur y Chad están atrapadas en una espiral de deterioro de la seguridad alimentaria.
Lo más alarmante de la situación es que se está registrando después de la temporada de cosecha cuando suele haber más alimentos en circulación. Esto hace presagiar una situación calamitosa a corto plazo. Los pronósticos son que por lo menos 7 millones de personas se enfrentarán a niveles de hambre catastróficos. Entre los factores que explican esta alarmante crisis alimentaria están los combates, el deterioro general de la seguridad, la caída de la producción agrícola, el aumento de la violencia intercomunitaria, una inflación desbocada y una respuesta humanitaria exigua.
Darfur, Kordofán y Gezira han sido tradicionalmente zonas de gran producción agrícola, pero también han sido las más castigadas por el conflicto armado. El desplazamiento de millones de personas y las campañas de reclutamiento militar han reducido drásticamente la mano de obra. Según especialistas, cerca del 40% de la población, casi 19 millones de personas, tendrá acceso a menos de la mitad de la comida que necesita. Y alrededor de un 15%, o unos 7 millones de personas, a menos de un tercio.