Las lluvias más intensas en décadas que han azotado la costa este de Sudáfrica, dejan 448 víctimas y más de 40.000 desplazamientos. Además de destrozos en viviendas, puentes colapsados y calles derrumbadas. El gobierno inicia un arduo proceso de reconstrucción de la región, luego de declarar el estado de desastre nacional siete días después de las fuertes y continuas tormentas.
El inicio de esta semana ha sido soleado en Durban. Cielos despejados y nítidos. Verdor y frescor. Pero sus habitantes apenas despiertan de la devastación total que les rodea. Caos. Pérdidas de vida, de enseres. Tras uno de los desastres naturales más mortíferos en la historia de Sudáfrica.
Las autoridades se han dedicado a planificar la ayuda a las familias, mientras proceden a recuperar decenas de cuerpos que se cree que fueron enterrados bajo lodo o arrastrados al mar.
El presidente Cyril Ramaphosa declaró un estado nacional de desastre. Casi una semana después de que el área de Durban se viera abrumada por inundaciones y deslizamientos de tierra que han matado a 448 personas confirmadas. Unas cuatro docenas de personas siguen desaparecidas y más de 40.000 han sido desplazadas de sus hogares. Casi 4.000 viviendas han quedado completamente destruidas y más de 8.300 han sufrido al menos algún daño, dijo el mandatario en una alocución.
“Esta noche, somos una nación unida en nuestro dolor”, dijo Ramaphosa.
Este desastre se suma a serie de inquietantes tormentas en el sur y el este de África. A su paso han arrasado con comunidades vulnerables que luchan contra la pobreza. Para algunos, este último episodio destaca el creciente número de víctimas del cambio climático, especialmente para los más susceptibles desde el punto de vista socioeconómico.
Sudáfrica se enfrenta a devastadoras lluvias
Las lluvias torrenciales, en la costa este de Sudáfrica, provocaron deslizamientos de tierra que atraparon a las personas debajo de los edificios. Los rescatistas describieron el evento como “una de las peores tormentas climáticas en la historia de nuestro país”.
Jasper Knight, profesor de geografía física en la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo se refirió a estos fenómenos y sus consecuencias. “Muy a menudo, no solo en Sudáfrica, sino también en muchos otros países en desarrollo, simplemente no hay dinero. No hay experiencia y no hay voluntad del gobierno para invertir adecuadamente en la protección de los más pobres de la sociedad”.
Gran parte de la muerte y la destrucción se produjeron en asentamientos de chozas endebles construidas por personas que de otro modo no podrían permitirse una vivienda estable. Algunas tuvieron lugar en comunidades de pequeñas casas en forma de cubo que se asientan en valles cerca de ríos o se aferran a las laderas, reseñó The New York Times.
A lo largo de eThekwini, el municipio que incluye Durban y muchos suburbios circundantes, se exhibieron escenas apocalípticas.
En el municipio de Inanda, al norte de Durban, una curva en una carretera terminó abruptamente donde un puente se había derrumbado. Dejando un espacio de aproximadamente la mitad del tamaño de un campo de fútbol con una pendiente de cientos de metros.
Más allá de encontrar a los que siguen desaparecidos, Ramaphosa señaló que los asuntos más urgentes incluyen brindar agua, alimentos y refugio a las personas en comunidades gravemente dañadas. Restaurar el acceso al puerto de Durban, uno de los más activos de África, que maneja 13.000 vehículos pesados por día. Y reparar las más de 600 escuelas dañadas.
“Necesitamos aumentar nuestra inversión para proteger mejor a las comunidades contra los efectos del cambio climático”, dijo.
Un mes de lluvias en uno o dos días
Esta fue la tercera gran inundación en la costa este de Sudáfrica en los últimos cinco años, luego de las torrenciales e imparables lluvias. “Los primeros indicios son que aproximadamente un mes de lluvia promedio ocurrió durante uno o dos días”, dijo Mark New a Climate Home News.
“Después de un análisis detallado, no me sorprendería si esto resultara ser un evento único en cien años, o incluso más raro”, agregó el director de la Iniciativa Africana de Clima y Desarrollo (ACDI) en la Universidad de Ciudad del Cabo (UCT).
Algunos sobrevivientes culparon al drenaje deficiente y a las viviendas mal construidas por el alto número de muertos. El alcalde de Durban, Mxolisi Kaunda, no estuvo de acuerdo e insistió en que la magnitud de las inundaciones fue inesperada.
Pero las autoridades tienen preguntas que responder sobre la preparación de la provincia para un evento tan extremo.
El Servicio Meteorológico de Sudáfrica pronosticó las inundaciones con más de 24 horas de anticipación, pero no emitió una alerta roja. El lunes por la noche emitieron una advertencia naranja, lo que indica una probabilidad media de impactos graves, incluida la pérdida de vidas.
“La razón por la que la advertencia nunca alcanzó el rojo es que emitir una advertencia de nivel rojo requiere coordinación con las autoridades provinciales. Y las locales de gestión de desastres”, indicó Christopher Jack, subdirector del Grupo de Análisis del Sistema Climático de la Universidad de Ciudad del Cabo.
“Es probable que el impacto sea un orden de magnitud mayor de lo que debería haber sido si el esfuerzo y los recursos suficientes se hubieran dirigido de manera efectiva hacia la mejora de los asentamientos informales y la gestión de los ríos”, dijo Jack. “Mejorar la gestión del riesgo de desastres no tiene que costar mucho, solo requiere una mejor coordinación”.
Improvisación ante impactos climáticos
Debra Roberts, copresidenta del informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) dijo que las inundaciones mortales habían afectado más a los pobres.
“Son los pobres y los desfavorecidos los que soportan la carga más pesada en términos de impactos climáticos”, dijo Roberts a científicos y legisladores en la Royal Society London por video desde Durban.
El acceso desigual a los servicios básicos está exacerbando esta injusticia, señaló en relación a las impetuosas lluvias registradas en Sudáfrica. “Las personas que tienen acceso a los servicios básicos tienen una capacidad de adaptación mucho mayor que las que no los tienen. Y si vas a los asentamientos informales de Durban hoy, verás cuán cierto es eso”.
Janet Solomon de Oceans Not Oil, precisó que Durban se tambaleaba por la destrucción provocada por el último diluvio y que el sufrimiento se sentía ampliamente.
“Hay expectativas de que aumente el número de muertos, dado que muchas personas aún no han sido contabilizadas. Esto es peor que la tragedia de Life Esidimeni en la que 144 personas inocentes perdieron la vida debido a la acción negligente e ilegal del gobierno”, apuntó.
La activista recordó que el presidente Ramaphosa dijo durante una entrevista de eNCA: “Este desastre obviamente es parte del cambio climático. Nos está diciendo que el cambio climático es grave. Está aquí, ya no podemos posponer lo que debemos hacer, las medidas que debemos tomar, para enfrentar el cambio climático”.
Entonces, asentó Salomon, “tenemos un gobierno que está violando sus propias leyes, el Acuerdo de París y la Constitución en lo que se refiere a nuestros derechos a un medio ambiente seguro. Tenemos el deber moral de hacer que nuestros líderes rindan cuentas. Hace tiempo que el clima debería ser el centro de todas las decisiones socioeconómicas y políticas”.