El obligado parón de la economía global por la pandemia, produjo resultados inéditos: aumento de pobreza y, paradójicamente, incremento de riqueza en pocas manos. En la reunión anual del Foro Económico Mundial, en Davos, se expuso que el 1 % más rico ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 (valorada en 42 billones de dólares), casi el doble que el 99 % restante de la humanidad. En ese sentido, la ONG Oxfam, al revelar el comportamiento de esos capitales, propuso subir al 75 % los impuestos a las grandes fortunas y reducir la creciente desigualdad.
Sugirió la confederación internacional que esa tasa impositiva contribuiría también a mitigar los efectos de una “policrisis” derivada del alza de la inflación. Los coletazos de la pandemia y los efectos de fenómenos meteorológicos extremos como sequías, ciclones e inundaciones.
Oxfam estimó que la fortuna de esa minoría privilegiada suma 2.700 millones de dólares cada día. Mientras que los salarios de cerca de 1.700 millones de trabajadores crecen por debajo de la inflación.
Según el estudio, en 2022 las empresas energéticas y de alimentación duplicaron sus beneficios y distribuyeron 257.000 millones de dólares en dividendos a sus accionistas. Frente a más de 800 millones de personas “que se van a la cama con hambre cada noche”.
Además, precisó, que tres cuartas partes de los gobiernos tienen previsto recortar el gasto durante los próximos cinco años, por un importe total que podría ascender a 7,8 billones de dólares.
Consideró la ONG que si se aplicara un impuesto a la riqueza de hasta el 5 % a los multimillonarios podrían recaudarse 1,7 billones de dólares al año. Esto permitiría a 2.000 millones de personas salir de la pobreza. Así como financiar un plan mundial para acabar con el hambre.
Impuestos a las grandes fortunas
Actualmente en unos 100 países el impuesto máximo sobre la renta está en torno al 31 %. En tanto que en 123 estados no supera el 18 %, porcentajes muy disminuidos que muestran una tendencia a la baja que rompe con lo vigente “durante gran parte del siglo XX”. Cuando los tipos impositivos marginales máximos del 60 % sobre la renta personal para los grupos con mayores ingresos “eran la norma”.
Oxfam sostuvo que los impuestos aplicables a las grandes fortunas deberían ser, “como mínimo”, del 75 %, lo que “desincentivaría el pago de altísimos bonus y salarios desorbitados a altos directivos”.
La ONG defiende que si los gobiernos aspiran a gravar el conjunto de las rentas de manera integral, “deben asegurarse de que las rentas de capital tributen como mínimo al mismo nivel que los ingresos derivados del trabajo. Aunque preferentemente deberían aplicar un tipo impositivo más alto”.
En la mayoría de los países, resaltó el estudio, las rentas de capital y los activos financieros constituyen la principal fuente de ingresos de los ultra ricos. Pero, en casi todas las jurisdicciones, tributan muy por debajo de las rentas de capital.
Instituciones como el FMI o el Banco Mundial se han manifestado a favor de subir la carga fiscal a las grandes empresas y a los ricos. Y así apoyar a las personas más afectadas por la crisis energética.
Asimismo, Oxfam destacó que varios gobiernos están poniendo en marcha medidas para aumentar la carga fiscal sobre los más ricos. Y en algunos casos, como el reciente del Reino Unido, han tenido que echarse atrás en su pretensión de recortar los impuestos a las rentas más altas, tras el desplome de los mercados financieros.
La ley del más rico
La propuesta de Oxfam en el Foro de Davos de elevar los impuestos a las grandes fortunas como una manera de equilibrar las cargas en el planeta. Y dar un respiro a países y poblaciones permanentemente pobres y sin signos de pasar esa barrera y alcanzar desarrollo y bienestar.
“La ley del más rico” se publicó este lunes en el inicio del Foro Económico Mundial en Suiza. El encuentro se realiza en un contexto en el que la riqueza y la pobreza extremas en el mundo se han incrementado simultáneamente por primera vez en 25 años.
«Mientras la gente corriente hace sacrificios diarios en lo esencial como los alimentos, los súper ricos han superado incluso sus sueños más osados. Tras solo dos años, la presente década ya se perfila como la mejor hasta la fecha para los milmillonarios. Una década dorada de bonanza económica para los más ricos del mundo», afirma Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.
Oxfam insta a elevar la tributación sobre los ultra ricos para compensar parte de las enormes ganancias que han acumulado durante la crisis. En gran medida generadas de los planes de estímulo con la inyección de fondos públicos y su aprovechamiento de las condiciones de mercado.
Señaló que en la práctica, en muchos países, las personas con rentas más bajas acaban pagando tipos impositivos efectivos superiores a los que tributan los milmillonarios.
Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, pagó un «tipo impositivo real» de alrededor del 3 % entre 2014 y 2018. Sin embargo, Aber Christine, vendedora de harina de Uganda, paga en impuestos el 40 % de lo que logra facturar, ganando apenas 80 dólares al mes.
¿Estos impuestos aligerarán las desigualdades?
La discusión sobre el rol de los sistemas tributarios en la redistribución de ingresos es reiterativa en el mundo y en América Latina y el Caribe. Según el BID, esta es la región más desigual del mundo. De acuerdo con un estudio del banco, el 10% más rico de la población gana 22 veces más que el 10% más pobre. Y el 1% más rico de la población obtiene el 21% de los ingresos de toda la economía. Esta desigualdad es aún mayor cuando se analiza la riqueza en vez de los ingresos.
La aplicación de mayores impuestos a las grandes fortunas, como propone Oxfam promueve el debate en esta parte del planeta. Si bien los impuestos a la riqueza son un instrumento que pueden incrementar el impacto redistributivo de los sistemas tributarios, en la práctica este impacto puede ser muy limitado si los mismos no se diseñan y gestionan adecuadamente.
De hecho, la gran mayoría de los países que implementaron impuestos a la riqueza observaron bajos niveles de recaudación. Consecuencia de la alta evasión o de la planeación tributaria agresiva por parte de los contribuyentes para eludir el impuesto. Estos bajos niveles de recaudación, sumados a preocupaciones relacionadas sobre pérdidas de eficiencia en la economía llevaron a que varios países eliminaran este impuesto.
Así, mientras que 12 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) contaban con un impuesto a la riqueza personal en 1990, actualmente solo 3 países (España, Suiza y Noruega) cuentan con este impuesto. En ALC, solo 3 países (Argentina, Colombia y Uruguay) contaban con este impuesto previo a la crisis generada por la pandemia. En ambas regiones la recaudación de este impuesto es baja.
Más burocracia con altos sueldos
La controvertida propuesta de elevar el cobro de impuestos a las grandes fortunas, no necesariamente significa más igualdad, solo más poder para los políticos en el mundo. En Europa y, más específicamente, en España que tiene una deuda por 100.000 millones de euros, los funcionarios se multiplican los sueldos y se ensancha la burocracia de los altos sueldos. Las entradas no van a ayudar a los pobres, sino a mejorar el estatus de los funcionarios y de los administradores.
Laura E. Jackson, Christopher Otrok y Michael T. Owyang, economistas del departamento de investigación de la Reserva Federal de San Luis, analizaron el ajuste impositivo. Sostienen que un sistema impositivo más progresivo puede terminar incrementando los ingresos de los más ricos, que son los que reciben en mayor medida rentas del capital (dividendos, alquileres…), reseñó El Economista.
Además, una subida de impuestos en medio de una recesión como la esperada en 2023 puede prolongar y hacer más profunda la crisis económica. Puesto que se reduce la renta disponible de los hogares en un contexto de gran incertidumbre y descenso de la actividad. Una caída de la renta disponible puede amplificar el ‘golpe’ que ya sufre el consumo privado en medio de una crisis. Por otro lado, otro hallazgo de estos expertos es que también puede conducir a un incremento de la desigualdad económica, en este caso, en periodos expansivos del ciclo.
Efecto multiplicador
Una reducción de los impuestos a las personas con salarios o rentas más bajas, junto a un aumento para las rentas altas debería permitir que las personas con menores ingresos alcancen una situación relativamente mejor. La renta disponible de los estratos más pobres y medios aumenta, lo que les permite incrementar el consumo. Es decir, al menos el nivel de vida de estas personas debería mejorar. La cuestión es que esta mejora no tiene porqué desembocar en una reducción de la desigualdad per se.
Pero ¿por qué aumenta la desigualdad de ingresos?, se preguntan los economistas Jackson, Otrok y Owyang. La clave está en lo que se conoce como el flujo circular de la renta y en los multiplicadores fiscales. Cada gasto en la economía es el ingreso de otro. Cuando compramos un televisor estamos gastando, pero la empresa que la vende (sus dueños) están ingresando dinero.
Cuando se bajan los impuestos a los trabajadores con menores rentas, aumenta el consumo en las tiendas que son propiedad de personas que poseen una riqueza más elevada. A pesar de que estas personas sufren una caída inicial en su renta disponible por el shock fiscal. Ven un aumento que compensa ese shock gracias al mayor gasto de las familias con rentas medias o bajas, explican.
De este modo, los dueños de las empresas ven un incremento de su renta. Lo que a su vez aumenta los ingresos de otros agentes con patrimonios importantes que también son dueños de otras empresas.»El resultado es un efecto multiplicador que beneficia a las rentas altas en varias fases u oleadas. Mientras que los hogares con bajos ingresos solo se ven beneficiados de forma directa una vez. En el momento en el que se bajan sus impuestos”.
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