Por Miguel Ángel Artola
17/02/2018
La forma de consumir música ha cambiado en los últimos años y compañías como Spotify tienen la culpa. Aún quedan algunas tiendas dedicadas a la venta de vinilos de colección. Pero los CD ya son cosa de gasolineras y supermercados. Si una empresa es líder en su sector y tiene 140 millones de usuarios, 60 millones de ellos de pago, debería ganar dinero. Pero Spotify, nacida en 2006 de la mano de los suecos Daniel Ek y Martin Lorentzon, no ha logrado en todo este tiempo equilibrar sus cuentas.
Según los datos económicos que presentó la compañía en 2016, de los 2.900 millones de euros obtenidos por la publicidad y por sus cuentas premium, 2.500 millones terminaron en manos de las discográficas por el pago de derechos. Con el resto, la compañía ha tenido que seguir mejorando su capacidad tecnológica. Todo ello para dar servicio a cada vez más usuarios. Además de pagar los gastos de mercadotecnia para seguir siendo la más popular.
La rentabilidad
¿Puede ser algún día rentable este servicio? Si nos atenemos a su actual paradigma el futuro de la aplicación no pinta nada bien. Si aumentan los usuarios también suben los costes de los derechos y las pérdidas crecen. Pero en el mundo digital una empresa puede seguir perdiendo dinero. Y mantener un valor que ronda los 19.000 millones de dólares.
A la espera de dimensionarse lo suficiente como para que sea Spotify la que imponga las condiciones y las tarifas a las discográficas, y no al revés, la apuesta es salir a bolsa en 2018 para contar con liquidez y equilibrar sus finanzas. Ni los expertos bursátiles tienen la fecha exacta en la que Spotify saltará al parqué, lo que será todo un acontecimiento. Pero ya es público que la empresa ha comenzado a dar los primeros pasos legales. Para dar cuenta al regulador bursátil de Estados Unidos de sus intenciones de cotizar en Wall Street.
La compañía ha comenzado el año con otra mala noticia. Una demanda multimillonaria por no respetar los derechos de autor. La editora de California Wixen Music quiere que la empresa sueca le pague 1.600 millones de dólares por utilizar las canciones de sus artistas, algunos muy conocidos, sin pasar antes por caja.
La capacidad de crecimiento de Spotify
Spotify comercializa música en streaming. Pero la plataforma genera una ingente cantidad de información procedente de los equipos tecnológicos de sus usuarios. Cuando tienes el control de 140 millones de dispositivos vales más por lo que sabes de los demás que por lo que realmente les vendes. Así que los expertos creen que Spotify tiene una gran capacidad de crecimiento en el negocio creciente del Big Data.
De momento los gigantes de la industria musical –Universal, Warner Music y Sony principalmente–, siguen teniendo la sartén por el mango, pero las grandes compañías saben que necesitan a las plataformas tecnológicas para vender sus productos.
A esas compañías les favorece la irrupción de nuevos competidores que limiten el éxito de Spotify. A la poderosa Apple Music se le ha sumado recientemente Amazon Music Unlimited, que ya se encuentran también disponible en España. Con un mercado creciente de momento hay clientes para todos, pero la situación podría cambiar en el futuro.
De Suecia, al mundo
Spotify es la principal compañía de música en streaming del mundo. La impronta es cosa de Daniel Ek que cumplirá 35 años en febrero. A los 14 ya montaba negocios con los ordenadores, servicios de hosting y otras aventuras. Spotify fue fundada cuando tenía 21 años. Al asociarse con otro amigo que había triunfado en el mismo mundo virtual, Martin Lorentzon. Si bien nace en 2006 no comienza a dar servicio hasta 2008 y solo se podía acceder previa invitación.
Daniel quería un servicio de distribución musical legal que contentara a los usuarios de Napster, que se enfrentaba ya a la persecución de la industria y a problemas judiciales. Spotify y Apple, las dos principales plataformas, han sido los salvadores de la industria musical. Y la mejor forma de hacer frente a la piratería, que nunca dejará de existir.