A horas de las elecciones presidenciales en Brasil, el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro aumentó su ventaja frente al izquierdista Fernando Haddad.
Según un sondeo de CNT/MDA publicado este sábado, el excapitán del Ejército de 63 años concentra un apoyo creciente en los últimos días que, de continuar, le podría dar la mayoría de los votos el domingo, evitando la segunda vuelta el 28 de octubre.
El respaldo a Bolsonaro aumentó al 36,7 por ciento desde el 28,2 por ciento del sondeo previo, realizado a fines de septiembre. Por su parte, su máximo rival, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) Haddad, bajó del 25,2 al 24 por ciento.
Lo más llamativo del reporte es que la cuota de votos válidos de Bolsonaro se disparó hasta el 42,6 por ciento desde el 35,3 por ciento. La cuota de sufragios válidos para Haddad cayó desde el 31,5 al 27,8 por ciento, reseñó Reuters.
Desde 1998 no ocurre en las elecciones presidenciales de Brasil un triunfo electoral en primera vuelta.
Bolsonaro ha basado su avance en la irritación popular generalizada por el aumento del crimen, los problemas económicos del país y la perspectiva de lo que significaría el regrese del PT al poder. Aboga por suavizar las leyes de tenencia de armas para que los ciudadanos puedan defenderse, proteger los valores familiares y combatir a las poderosas bandas de narcotraficantes responsables de una cifra récord de 64.000 asesinatos en 2017.
El sondeo de CNT/MDA destaca que el candidato de la ultraderecha vencería también a todos sus posibles rivales en la segunda vuelta.
Casado con las redes sociales
Este viernes, Bolsonaro pidió a los brasileños que voten por él y le den una victoria en primera vuelta para evitar un balotaje.
Durante una transmisión en vivo por Facebook desde su casa en Río de Janeiro sostuvo que le faltan apenas 6 millones de votos para ganar la elección del domingo.
«Evitemos una segunda vuelta«, dijo a sus seguidores por esta red social. Les pidió que convenzan a sus familiares y amigos para que voten por él.
Dada la prohibición del Tribunal Supremo de Brasil, que en 2015 prohibió el financiamiento de las empresas a la campaña para la Presidencia tras el escándalo de corrupción conocido como Lava Jato, las redes sociales han sido la punta de lanza de Bolsonaro.
Las redes sociales tienen en Brasil un mercado de más de 100 millones de usuarios. Primero desde un hospital por recibir el 6 de septiembre una puñalada en plena campaña y luego desde la convalecencia en su casa, Facebook, Whataaap, Twitter e Instagram, han sido sus principales plataformas para transmitir sus mensajes. Sin ellas, ha dicho en repetidas ocasiones, no tendría ninguna oportunidad.
Indicó que una victoria el domingo le daría un sólido mandato para asumir el poder sin tener que participar de las negociaciones tradicionales con los partidos políticos para formar una coalición de gobierno.
Haddad: Hay muchas mentiras en Internet
Entretanto, el respaldo a Haddad depende de la popularidad de su mentor, el encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que no puede participar en los comicios por una condena de 12 años por corrupción y blanqueo de dinero. Su candidatura fue anulada por la Corte Federal de Brasil.
El exalcalde de Sao Paulo hizo campaña el sábado en el estado nororiental de Bahía, patria política de Lula, donde el político de 55 años grabó un mensaje de video junto al gobernador estatal del PT, Rui Costa. Instó a sus simpatizantes a no confiar en los mensajes políticos que reciben a través de las redes sociales.
«Hay muchas mentiras en internet», afirmó. «La otra parte está un poco desesperada, porque cree que si Bolsonaro es obligado a debatir, se vendrá abajo. Por eso quieren que Bolsonaro gane sin debatir, lo que es malo para la democracia».
Bolsonaro adujo razones médicas para no presentarse en los debates televisivos de TV Globo.
Cerca del 26 por ciento de los electores asegura que debe decidir aún a quién vota, según una encuesta de Datafolha publicada el jueves.
¿Quién es Jair Bolsonaro?
En la cámara baja de Brasil, Bolsonaro pronunció en 1993 un discurso que sacudió a su joven democracia: «¡Sí, estoy a favor de una dictadura (militar)!.
Hizo esto frente a la atónita mirada de muchos legisladores, algunos de los cuales se habían unido a grupos guerrilleros para luchar contra la junta militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985.
«¡Nunca resolveremos los graves problemas nacionales con esta democracia irresponsable!», sostuvo.
Su acercamiento con la dictadura militar ha sido uno de sus preceptos de vida que lo han convertido en un hombre polémico. Pero no ha sido el único.
¿Criminales violentos? Bolsonaro dice que hay que dispararles a todos. ¿Enemigos políticos? También a ellos. ¿Corrupción? Un golpe militar drenará el pantano si el sistema judicial no lo hace, dice. ¿La economía? Bolsonaro quiere privatizar las empresas estatales para mantener a los políticos alejados de sus fondos.
Sus proclamas misóginas y homofóbicas también han marcado su recorrido político durante 27 años, donde pasó por nueve partidos pequeños para liderizar ahora el Partido Social Liberal.
Un enviado de Dios
Los evangélicos, que constituyen una cuarta parte del electorado, están particularmente enamorados de él, un católico que ha prometido eliminar las clases de educación sexual, derogar los derechos de los homosexuales y frustrar cualquier intento de aliviar las estrictas leyes de aborto.
Algunos incluso ven que haber sobrevivido a un reciente ataque con un cuchillo es una señal de que Bolsonaro, cuyo segundo nombre significa Mesías, fue enviado por Dios para guiarlos.
Otros lo ven como la única opción para evitar el retorno al poder del Partido de los Trabajadores (PT), del expresidente Luiz Inácio Lula de Silva.
El adolescente Gilson Barbosa Silva, quien proviene de un violento distrito de Sao Paulo, dice que su disgusto con el PT es tal que votará a regañadientes por Bolsonaro. «Las opciones son deprimentes… (pero) él es la única opción nueva», dijo el joven de 18 años.
Carlos Melo, politólogo de Insper, una de las principales escuelas de negocios de Sao Paulo, sostuvo que Bolsonaro capitalizó hábilmente una polarización que se ha profundizado con la caída de Lula.
«Las raíces de su apoyo están en la radicalización política que ha florecido en Brasil», aseguró Melo. «Jair Bolsonaro es un símbolo de esta transición».
Hombre polémico alejado de la corrupción
Bolsonaro, hijo de un dentista sin formación profesional, celebró su noveno cumpleaños pocos días antes del golpe de 1964. Optó por el servicio militar y en 1977 se graduó en la Academia Militar de las Agujas Negras, la principal escuela de formación de oficiales del Ejército brasileño.
Su carrera en el Ejército no fue distinguida. Estuvo en el calabozo durante un par de semanas en 1986 después de que una revista brasileña publicó sus quejas sobre el salario de los militares. Pero sus palabras captaron el descontento generalizado entre los soldados rasos. Aprovechó ese apoyo para lograr en 1988 un lugar como concejal en el municipio de Río de Janeiro y un escaño en el Congreso dos años más tarde.
Sus logros legislativos son escasos. Es autor de solo dos proyectos que se convirtieron en ley y nunca se ha visto empañado por casos de corrupción.
Solo el 13 por ciento de los brasileños está «satisfecho» o «muy satisfecho» con la democracia en general, según la encuesta anual más reciente realizada por Latinobarometro, un centro de estudios chileno.
¿Quién es Fernando Haddad?
Cuando asumió la candidatura presidencial del Partido de los Trabajadores en sustitución de su líder encarcelado, los votantes entendieron que representaba al sustituto de Lula da Silva.
El slogan de campaña de «¡Haddad es Lula! ¡Lula es Haddad!», lo ayudó a subir en las encuestas de opinión para desafiar al candidato de derecha.
Prometiendo hacer a Brasil «feliz de nuevo», el dirigente de 55 años apeló a la nostalgia de los brasileños de clase trabajadora cuyo nivel de vida mejoró considerablemente hace una década. Esto gracias a los generosos programas sociales de Lula, en medio de un auge mundial de productos básicos.
Su mensaje conectó con los votantes más pobres en los bastiones del Partido de los Trabajadores, como el noreste de Brasil. Sin embargo, se enfrenta a la reacción negativa de los brasileños que culpan a Lula y al PT de la corrupción desenfrenada y de una profunda recesión económica, tras liderar el gobierno durante 13 de los últimos 15 años.
El desafío de este profesor universitario ha sido eliminar la imagen de peón de Lula, lidiar con los líderes del partido escépticos sobre su ascenso y convencer a los votantes de que puede evitar los errores económicos de los últimos años y los escándalos de corrupción que manchan el legado de Lula.
En agosto, Haddad dijo a Reuters que se estaba reuniendo con varios bancos y firmas de inversión para calmar los temores por la posible vuelta de la izquierda al poder.
«Haddad se está moviendo económicamente hacia el centro y podemos esperar un gobierno más cercano a la administración del primer mandato de Lula que a la de Dilma Rousseff en términos de ortodoxia económica», dijo Fabio Knijnik, un economista que estudió en Stanford y director gerente del fondo de riqueza K2 Capital.
Crítico de Dilma Rousseff
Haddad fue ministro de Educación bajo el mandato de Lula y se benefició de la popularidad de su mentor para ser alcalde de Sao Paulo. Ha cuestionado públicamente ciertas políticas de Rousseff que los economistas critican por llevar a la peor recesión de Brasil en una generación.
En un artículo publicado en una revista el año pasado, cuestionó sus esfuerzos por contener la inflación al reducir los costes de los servicios públicos, como los impuestos eléctricos y los precios de la gasolina.
«Algo estaba muy mal. Nadie piensa en controlar la inflación de un país de tamaño continental al frenar los impuestos municipales. La estabilidad macroeconómica no se puede lograr a través de la intervención microeconómica«, escribió Haddad en la revista Piaui.
Su intento de ser reelegido como alcalde en 2016 se encontró con una derrota sorprendente en la primera ronda.
Knijnik dijo que Haddad se movería más hacia al centro antes de la segunda ronda de las elecciones y podría elegir a un economista en desacuerdo con muchos en el Partido de los Trabajadores sin perder la base del partido.
El mercado espera que Haddad se mantenga cerca del actual asesor económico Marcos Lisboa, respetado por los inversores.
También ha dicho que respetaría las concesiones firmadas con compañías petroleras extranjeras para desarrollar vastos campos petrolíferos en alta mar.
«Él es muy diferente del PT. Fernando es un demócrata y no un aventurero», dijo Samuel Pessoa, un economista que conoce a Haddad desde que estudiaron juntos en la universidad
Si es elegido presidente, la prueba clave de su independencia por ser considerado como «el niño de oro» de Lula, podría ser resistir la presión del partido para liberar a su mentor, quien cumple una condena de más de 12 años de prisión por su papel en un esquema de corrupción que tiene que ver con contratos en la petrolera estatal Petrobras.
Haddad ha jurado que no hay forma de que perdone a Lula. Aún así, sigue siendo miembro del equipo legal del exmandatario, lo visita semanalmente en su celda de prisión y aboga por su libertad en los tribunales brasileños y foros internacionales.
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