La solidaridad es uno de valores fundamentales de la sociedad del siglo XXI, o por lo menos, eso se esperó cuando se redactó la Declaración del Milenio (8 de septiembre de 2000). Según este documento, “los problemas mundiales deben abordarse de manera tal que los costos y las cargas se distribuyan con justicia (…) los que sufren, o los que menos se benefician, merecen la ayuda de los más beneficiados”.
Sin embargo, la realidad es que hoy pareciera que los discursos egoístas y nacionalistas alejan cada vez más a las personas unas de otras y evidencian una clara falta de empatía. Esto se nota más en el caso de grupos vulnerables como los refugiados e inmigrantes, mujeres o colectivos LGBTI en países donde no se garantizan sus derechos.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), proclamó el 20 de diciembre como el Día de la Solidaridad. La idea es recordar su papel básico en la construcción de una sociedad que no deja a nadie atrás y en la búsqueda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.
Iniciativas solidarias
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), 70,8 millones de personas han sido desplazadas a la fuerza de sus países de origen. Entre ellas, hay casi 25,9 millones de personas refugiadas, más de la mitad menores de 18 años. Este grupo generalmente sufre más obstáculos para hacer valer derechos como el acceso a la educación.
En ese sentido, según cálculos de ACNUR, existen 3,9 millones de personas apátridas; lo que significa que no tienen una nacionalidad y acceso a derechos básicos como educación, salud, empleo y libertad de movimiento. Y esto es un problema del que todavía no se ve una solución en el horizonte puesto que 37.000 personas se ven forzadas a huir de su país cada día.
Pero, a pesar del panorama desesperanzador, también es cierto que cada día más personas y organizaciones de todo tipo están dispuestas a tender una mano y apoyar iniciativas solidarias que integren a los refugiados e inmigrantes con su nueva comunidad.
https://twitter.com/ACNURspain/status/1206989989076230145
Deporte para la integración
ACNUR en colaboración con la Fundación Olímpica para los Refugiados y el Comité Olímpico Internacional junto a otras 70 entidades promueve una iniciativa solidaria mundial que ayude a la integración a través del deporte. El objetivo es apoyar la integración y el desarrollo de las personas refugiadas, garantizando su acceso a entidades deportivas.
Entendiendo que para los niños y jóvenes que han sufrido guerras o la persecución, el deporte es mucho más que una herramienta de ocio. Es “una oportunidad para ser incluido y protegido, así como “sanar, desarrollarse y crecer”. Estos organismos y entidades se comprometen a aportar un grano de arena en darles una perspectiva de un mundo mejor.
⚽ “Para los niñ@s desarraigados por la guerra o la persecución, el deporte es mucho más que una actividad de ocio”. Más de 70 organizaciones se unen a #ACNUR y a @iocmedia para ayudar a jóvenes refugiados a descubrir su potencial 🏒 Más 👉 https://t.co/0O07h1hLQC #ForoRefugiados pic.twitter.com/higrWDLBko
— ACNUR España (@ACNURspain) December 15, 2019
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, agradeció “sinceramente estos importantes compromisos. Demuestran claramente que el mundo del deporte apoya a las personas refugiadas”. Entre los firmantes se encuentran World Athletics, la Federación Internacional de Judo, Special Olympics y el Comité Paralímpico Internacional; las Asociaciones de Fútbol de Bangladesh, Inglaterra y la República de Irlanda, la Fundación AC Milan, el Consejo de Asociaciones de Fútbol de África del Sur y los Comités Olímpicos de 12 países.
Escuela para todos
Por otro lado, también existen esfuerzos por ayudar en la educación de los niños y jóvenes refugiados. En 2015, Irán aprobó una ley que permitía asistir a las escuelas públicas a todas las niñas y niños afganos, con independencia de su condición de refugiados, indocumentados o titulares de pasaportes.
Parisa, que es indocumentada, es una adolescente afgana de 16 años que se ha beneficiado de esta ley. Hoy estudia en la Escuela Primaria Vahdat. La joven cursa el sexto grado, donde comparte con niñas cuatro años menores que ella. Allí, gracias a la solidaridad del Gobierno y de ACNUR, tiene la oportunidad de terminar su educación, la cual se vio interrumpida cuando ella y su familia se vieron obligados a huir de su barrio en Herat. Ahí, los talibanes amenazaron con secuestrar a las niñas que fueran a la escuela.
La educación 🏦 para niños 👦🏻🧒🏼👦🏿 y niñas 👧🏼👧🏿👧🏽 refugiados en Irán🇮🇷 necesita más apoyo.
Más información 👉🏽 https://t.co/Uo8HtOhBNz pic.twitter.com/Sf0BU0GrRm
— ACNUR para el Sur de América Latina (@ACNURSuramerica) December 14, 2019
Debido a que el 80% de los refugiados buscan asilo en su país vecino, este tipo de iniciativas son clave. Cerca de 480.000 niñas y niños afganos se benefician en Irán de estas políticas educativas inclusivas, 130.000 de los cuales son afganos indocumentados.
Oportunidades de ayudar
A pesar de que iniciativas de gobiernos y organizaciones son importantes, en el día a día, a todo el mundo le sobran oportunidades de practicar la solidaridad. Seguir el ejemplo de personas que dedican tiempo a una causa, como puede ser apoyar a mujeres víctimas de violencia de género o a los refugiados, es una buena forma de empezar. Al final, se trata de empatía. Y de entender que todos, no importa quiénes seamos, merecemos lo mismo: una vida digna.
Leer también: Tres historias de luz y esperanza por los Derechos Humanos