Una ardua e intensiva investigación desveló que el programa de software israelí, denominado Pegasus y diseñado para perseguir a criminales y terroristas, fue usado para espiar a periodistas y activistas de derechos humanos en el mundo. Así como a jefes de Estado y de Gobierno, ministros y diplomáticos, directores de empresas.
Conforme van fluyendo datos de la investigación el repudio internacional crece. Organizaciones y líderes mundiales reprochan esa acción de intimidación y violación de derechos humanos.
La averiguación fue realizada por The Guardian, The Washington Post, Le Monde y otros 14 medios de comunicación importantes en el mundo y al menos 80 periodistas. En colaboración con Amnistía Internacional y la organización francesa sin fines de lucro Forbidden Stories.
El procedimiento incluyó “la recopilación de cientos de documentos. Y reunió la evidencia desgarradora de un aparato de vigilancia que se ha utilizado ferozmente contra grandes sectores de la sociedad civil. Fuera de todas las restricciones legales”, dijo la ONG con sede en París
Los resultados del estudio señalan que Pegasus infectaba dispositivos iPhone y Android. Esto le permitía a los operadores extraer mensajes, fotos y correos electrónicos. Grabar llamadas y activar micrófonos en secreto.
El programa en el centro de la polémica es un software del proyecto Pegasus. Creado por la firma tecnológica israelí NSO Group, que vende ese programa hasta a 60 agencias militares, de inteligencia o de seguridad en 40 países del mundo.
La filtración contiene una lista de más de 50.000 números de teléfono que, se cree, han sido identificados como de personas de interés por clientes de NSO desde 2016. Pegasus saltó a las portadas de los medios de comunicación por primera vez en ese año. Cuando el Citizen Lab de la Universidad de Toronto descubrió vulnerabilidades en el iOS, el sistema operativo móvil de Apple.
El software israelí Pegasus dejó rastros
En 2019, 1400 personas, entre ellas varios políticos catalanes, fueron víctimas del espionaje del sofware israelí Pegasus, que aprovechó una vulnerabilidad de WhatsApp para infiltrarse en los teléfonos.
Ahora, sin embargo, The Washington Post reveló la existencia de una lista de 50.000 números de teléfono pertenecientes a países famosos por espiar a sus ciudadanos o que son clientes de NSO Group.
De esos números, los autores de la investigación fueron capaces de identificar a 1.000 personas que viven en 50 países de todo el mundo. Entre ellos, varios miembros de familias reales árabes, al menos 65 altos cargos de empresas. 85 activistas de derechos humanos, 189 periodistas y más de 600 políticos y funcionarios gubernamentales. Incluidos jefes de Estado y de Gobierno, ministros y diplomáticos.
La investigación de los medios no ha podido averiguar cuál era exactamente el objetivo de la lista. Tampoco saben quién la creó y cuántos de los teléfonos fueron objeto de espionaje. Por el momento, han confirmado que 37 sí fueron infiltrados, aunque fuera solo unos segundos.
Los Gobiernos o agencias de seguridad que usaron Pegasus para infiltrar los teléfonos de periodistas, activistas y otros políticos habrían supuestamente violado la licencia de uso creada por NSO Group, que en teoría diseñó esos programas para vigilar a terroristas y criminales.
Voceros NSO Group rechazaron identificar a los Gobiernos a los que ha vendido el software espía. Sin embargo, el análisis de los medios concluye que, de la lista el mayor número, unos 15.000, estaban en México y pertenecían a políticos, periodistas y sindicalistas, entre otros.
Otro gran número de posibles víctimas han sido localizadas en Catar, Yemen, Emiratos Árabes Unidos y Baréin.
Infiltración y violación a la privacidad
La investigación revela que el software israelí Pegasus, intentó infiltrar el teléfono Android de Hanan Elatr, la que fuera una de las esposas de Khashoggi, justo seis meses antes de su muerte. No se sabe si esos intentos de espionaje tuvieron éxito.
Además, el teléfono de la que fue posteriormente su prometida, Hatice Cengiz, fue infiltrado por el software espía solo unos días después de que muriera, según la investigación.
Asimismo, los números de más de 180 periodistas figuran en los datos, incluidos reporteros, editores y ejecutivos de Financial Times, CNN, New York Times, France 24, The Economist, Associated Press y Reuters.
Mientras tanto, la lista de periodistas hackeados por Pegasus es larga: la galardonada periodista azerbaiyana Khadija Ismayilova. El reportero Szabolcs Panyi de Direkt36, un medio de investigación húngaro. El periodista independiente marroquí Hicham Mansouri. El director del sitio de investigación francés Mediapar,t Edwy Plenel. Y los fundadores del medio independiente indio The Wire, una de las pocas organizaciones de noticias del país que no depende del dinero de entidades comerciales privadas.
NSO Group insistió en defender que sus programas ayudan a salvar vidas y evitan ataques criminales. Además, consideró que la investigación hace acusaciones infundadas. Y calificó de “endeble” la investigación que implica a su software Pegasus en el espionaje de activistas, políticos y nombres destacados, incluidos el entorno cercano al periodista saudí Jamal Khashoggi.
La lista según The Guardian, también contiene el número de familiares cercanos del gobernante de un país. Lo que sugiere que el gobernante puede haber dado instrucciones a sus agencias de inteligencia para que exploren la posibilidad de monitorear a sus propios parientes.
Gobierno de Hungría y el eventual uso de esa tecnología
Después de las masivas revelaciones del software israelí Pegasus, el panorama se volvió aún más turbio. Hungría está en la mira de los gobiernos autoritarios por presuntamente haber empleado esa tecnología. También el reino de Marruecos y la India están bajo investigación. Ambos países afirman que toda la vigilancia se realiza de acuerdo con sus leyes.
Pero la situación podría conducir a otro enfrentamiento entre Hungría y Bruselas. Su aparente uso de métodos de vigilancia hace «una burla» de las amplias protecciones de privacidad digital que ha promulgado la Unión Europea, comentó el periodista Mike Francis en Daily Reuters.
Andras Szabo y Szabolcs Pantyi, destacados periodistas independientes de Hungría se encuentran entre los objetivos. Panyi, quien fue socio en la investigación y un periodista conocido por su valiente cobertura del gobierno de Orban, dijo que lo tratan como una amenaza. El software israelí Pegasus había infectado su teléfono varias veces, según la investigación.
El ministro de Relaciones Exteriores de Hungría negó el uso de esta tecnología para monitorear a civiles.
Entretanto, Judit Varga, ministra de Justicia de Hungría, fue algo más vaga. Dijo que Hungría es un estado gobernado bajo el imperio de la ley. «Hungría, como todos los estados decentes, tiene los recursos técnicos para cumplir con sus tareas de seguridad nacional en el siglo XXI. Sería un problema grave si estas herramientas no estuvieran disponibles, pero se utilizan legalmente», señaló.
Los opositores al parlamento de Orban han pedido una investigación sobre el escándalo del software espía. Es posible que no puedan forzar acciones internas debido a que sus aliados en el gobierno de Orban son superados en número.
Repudio de la comunidad internacional
Occidente también está viendo más pedidos de investigaciones respecto al uso del software israelí Pegasus. Guy Verhofstadt es un ex primer ministro belga y actualmente miembro del Parlamento Europeo. Pidió una investigación sobre el organismo continental. Tuiteó: «La UE tiene una dictadura creciendo dentro de ella».
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, declaró que las acusaciones de piratería serían «completamente inaceptables» si fueran ciertas. «Lo que hemos leído hasta ahora, que debemos verificar, es que si esto en realidad ocurrió, es absolutamente inaceptable. Y está en contradicción de cualquier regla de la UE», añadió.
Por su parte, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, calificó de «extremadamente alarmante» el espionaje a periodistas. Activistas y políticos mediante el software israelí Pegasus, y pidió un uso muy limitado de este tipo de tecnología de vigilancia.
Las denuncias sobre el extendido uso de este software «parecen confirmar los peores temores acerca del abuso de tecnologías de vigilancia para minar los derechos humanos de la gente de manera ilegal», subrayó Bachelet.
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